Por Jose Morente
Empuñadura damasquinada de un estoque utilizado por Frascuelo. |
Decía Pepe Alameda que era muy poco lo que sus contemporáneos nos habían explicado sobre el modo de torear de Salvador Sánchez Frascuelo.
El torero de Churriana de la Vega pasa por haber sido el más valiente de los valientes. Un rango muy meritorio pues en ese peculiar escalafón de los diestros más arrojados encontramos nombre del calado y la importancia de Diego Puerta o Maoliyo el Espartero.
Diego Puerta ha sido uno de los diestros más valientes de la historia del toreo. Por eso Luís Bollaín decía que le veía muchas veces "fantasías de aficionado" con la cara de Frascuelo. |
Sonada fue su competencia -larga y dura- con Lagartijo. Todo ello explica que Frascuelo haya pasado a la historia del toreo como uno de sus nombres más míticos.
Sin embargo, Frascuelo, gran estoqueador, no alcanzó las mismas cotas toreando y su aportación al toreo es, vista con la perspectiva que da el tiempo, bastante reducida. Como decía Pepe Alameda y recogíamos en la anterior entrada, hay diestros que, siendo importantes, no dejan huella histórica al margen de su fama y Frascuelo es posiblemente uno de ellos. Y si su nombre es recordado todavía hoy, quizás lo sea por su papel de contrapunto de Lagartijo quien si que marcó un nuevo rumbo en la fiesta. Con el diestro de Córdoba, la estética, la apostura y la elegancia empiezan a cobrar carta de naturaleza y se imponen como referentes frente a la mera valentía.
En cualquier caso, si no toreando, donde Frascuelo hizo punto y aparte fue en la estocada, la suerte que caracteriza a los toreros valientes. Hay que ser muy decidido para perder de vista los pitones del toro cuando estos cruzan por debajo del cuerpo del torero. Y en la estocada, en la suerte de matar, la memoria de Frascuelo sigue intacta y sus estocadas son todavía recordadas y glosadas, hasta el punto que seguimos llamando estocada frascuelina a aquellas en las que el torero se juega el todo por el todo entrando en corto y por derecho y hundiendo el estoque hasta la bola.
La definición de la estocada frascuelina según Peña y Goñi (Guerrita, 1894. Pág. 148) |
Como no hemos visto a Frascuelo no podemos saber como eran esas estocadas. Para intuirlas o soñarlas solo nos cabe leer a sus contemporáneos.
La estocada de Frascuelo según F. Bleu
F. Bleu seudónimo de Félix Borrell Vidal. Ejemplo de aficionado radical de finales del XIX. |
Como toro y torero arrancan a la vez, las estocadas del Negro Frascuelo entran en la categoría de estocadas "a un tiempo". Sus matices nos los describe con mucha precisión F. Bleu, el boticario de la Puerta del Sol, en su libro "Antes y después del Guerra" (Madrid, 1914, páginas 209-210):
"Como todos los buenos matadores que han existido, Frascuelo necesitaba de antemano tener el toro perfectamente igualado y pendiente de su muleta (...). Lo primero lo lograba quebrantando con pases de tremendo castigo en redondo y de pecho, y lo segundo colocándose a la distancia inverosímil de que ya se ha hecho mención, y de la cual, repito, no hay ejemplo en lo moderno, ni acaso en lo antiguo.
Situado a un metro de la cabeza, en el centro de la cuna, entre los dos ojos, acababa de fijar la vista del toro por medio de un movimiento ondulatorio de la muleta. Después de liar en el extremo del palo, armado con la mano derecha a la altura del nacimiento del pecho, sin perfilarse ni meter el hombro izquierdo, empinado sobre los dedos de los pies y estirado el cuerpo, apuntaba calmosamente con la espada y adelantaba las dos manos, bajando la izquierda.
A esta especie de desafío, el toro acudía, y simultáneamente avanzaba Salvador, o más bien, se dejaba caer despacio, llevando brazo y cuerpo en una masa detrás del estoque y emparejando con imponderable desprecio del peligro y con extraordinaria exactitud.
Como acogotaba a los toros con la izquierda, forzándolos a descubrirse, el estoque no entraba tendido. Como no hería de muñeca ni con la mano alta, no caía perpendicular. Como miraba al morrillo, no se apartaba de la recta y llegaba donde hay que llegar, se burlaba de las bajas, de las atravesadas y de las delanteras. Como hería con el cuerpo más que con el brazo, no había que temer que las estocadas se quedasen a la mitad (...)
Las estocadas altas, hondas y derechas de aquel legítimo fenómeno, avaloradas por unos preparativos y un estilo de entrar a matar que no pueden llamarse más que frascuelinos, se citarán siempre como lo más grandioso y sensacional de un espectáculo que, despojado de lo sensacional y lo grandioso, no tiene más remedio que quedar reducido a piruetas de music-hall"
Al margen de excesos partidistas, la estocada de Frascuelo, tal y como la describe Bleu tuvo que ser una estocada formidable y tremenda, un encontronazo brutal de toro y torero, eléctrico y emocionante, por lo que no me extraña que, en aquella época, arrancase el alarido de los tendidos y pusiera a los públicos en pie.
Tremendismo en la ejecución aparte, su cite (tal como lo describe Bleu) resulta singular y diferente. Anotemos las siguientes características diferenciales:
1º. Frascuelo no se perfilaba, como han hecho hoy y siempre siempre casi todos los toreros, sino que se mantenía de frente al toro y así arrancaba.
Antonio Fuentes "perfilándose" para matar. El título lo dice todo. La colocación de perfil es la habitual en el cite de la estocada. |
También de perfil para citar se colocan Emilio Bomba y el Algabeño. |
2º. Frascuelo se colocaba en corto y por derecho o, como dice Bleu, a un metro de los pitones y en el centro de la cuna. Hoy y siempre, aunque hay excepciones se suele citar desde más lejos y el torero se coloca en la pala del pitón derecho.
Dos excepciones de categoría: Machaquito y Pastor. El recuerdo de Frascuelo - y aún más, el de Mazzantini- citando entre los pitones estaba todavía muy cercano. |
Pero lo habitual es colocarse algo más lejos y en la pala del pitón derecho. |
3º. Frascuelo citaba al toro echando por delante ambas manos y dejándose caer al mismo tiempo. Así es como mataba Mazzantini. Sin embargo, hoy y siempre casi todos los toreros arrancan antes de que el toro se de por aludido.
Una duda razonable
Sin embargo, me entra la duda de si esa descripción es o no fidedigna. No tengo claro si lo que Bleu relata responde a la realidad o está idealizado por el recuerdo. No me refiero a la emoción que provocaban las estocadas de Frascuelo sobre lo que no dudo, sino a la forma de ejecutarla. Es la misma duda que le entró a Joselito el Gallo al que sus amigos le contraponían continuamente el ejemplo de Frascuelo.
Es también la misma duda que tenía Pepe Alameda y que transcribíamos en la entrada anterior de este blog:
"Sólo hay ciertos análisis de su estocada. Pero son contradictorios, no sólo ellos entre sí, sino con la realidad que reflejan las pocas fotografías de la época, donde Frascuelo está colocado al revés (o casi) de lo que cuentan sus devotos".
Veamos esas pocas fotografías que nos han llegado. He encontrado solo estas dos.
La primera, muy poco conocida, es este cite en la Maestranza de Sevilla:
La segunda, mucho más vista, corresponde a una estocada en la plaza de Madrid el día de la corrida del Gran Pensamiento. |
Gracias para este articulo interesantissimo!
ResponderEliminarInteresante artículo que me sugiere algún comentario. Sería interesante conocer la "eficacia" de la estocada en función de dicha colocación si es que realmente afecta a la misma. Si efectivamente esa "estocada frascuelina" fuera la más rapidamente mortifera, seguro que los grandes maestros la habrían incorporado a su personal tauromaquia...ha sido así?
ResponderEliminarHoy día la forma de ejecutar la suerte está muy desvirtuada y sin embargo la eficacia es tremenda (Juli...).
Cual es la ortodoxia?
Desde luego personalmente me quedo con la ejecución de Manolete, Rafael Ortega, Camino, Uceda...
Después de la atenta lectura quiero hacer un comentario.En los distintos textos existentes sobre como ejecutar las distintas suertes del toreo,tal como el que se incluye en el artículo,no se hace mención a "la eficacia" de dicha ejecución, que debería ser la razón última de tal norma.
ResponderEliminarEl toreo moderno desde Manolete hasta la actualidad no ha aportado "norma escrita" sobre dicha suerte, si bien los grandes estoqueadores como el citado, como Rafael Ortega, Camino,Uceda, Urdiales...ejecutan la suerte con "ortodoxia", y sin embargo otros como Juli, que hace la suerte completamente "heterodoxa", consiguen una eficacia importante.
Creo que los amantes de "lo correcto", preferimos sin duda la estocada que se ajusta más a la descrita en el magnifico artículo de D. José Morente.
Interesantísimos análisis.
ResponderEliminarCurioso, como siempre las pruebas visuales contradicen a las escritas.
Un saludo.
Bruno:
ResponderEliminarGracias a usted por leernos.
Un saludo
Antonio López Almenar:
ResponderEliminarCoincido con usted. Para mí, la ejecución tiene más importancia que la eficacia, aunque tenemos que reconocer que la estocada de rápido efecto aunque no sea ortodoxa (Lagartijo, Guerrita, Joselito el Gallo y, hoy día, el Juli, al que cita) tiene más réditos que la otra.
Hasta los Presidentes (y he hablado con algunos) le dan más importancia a la colocación del estoque que al modo de ejecutar la suerte (ya sea con máxima pureza o asumiendo el máximo riesgo).
En cualquier caso, lo que si pienso es que la estocada es una suerte hoy por hoy fosilizada, que no evoluciona desde hace un montón de años, al contrario que la faena de muleta, en continua renovación.
Un cordial saludo.
Anónimo:
ResponderEliminarComo usted dice las pruebas visuales contradicen en numerosas ocasiones a lo que se dice o escribe.
Creo, por ello, que si nos dedicásemos a mirar lo que ocurre en los ruedos, si mirásemos más y escucháramos menos, todos ganaríamos.
Pero seguimos dándole más importancia a lo que se dice que a lo que se hace.
Y así nos va.
Un cordial saludo