domingo, 5 de julio de 2020

Paco Camino y el sobrero del Jaral

Por Jose Morente

Paco Camino remata una tanda ante el sobrero del Jaral de la Mira, en Madrid, la tarde histórica del 22 de mayo de 1975.
Abducido por la prensa de la época, descaradamente en contra de quien tuviera el caché de figura del toreo, mi verdadera devoción por Paco Camino nace demasiado tarde cuando ya retirado del toreo pude revisar unas cintas de vídeo de su época mexicana con varias faenas excepcionales comentadas por el simpar y excepcional Pepe Alameda. Aunque siempre había admirado y respetado al sabio de Camas, desde entonces soy "caminista" declarado, convicto y confeso, absolutamente convencido de la enjundia, profundidad, calidad e importancia histórica de su toreo. 

Hace unos años le dedicaba en este blog cuatro entradas a modo de reivindicación y homenaje:
Paco Camino (I) La inteligencia torera 
Paco Camino (II) De Madrid al cielo...mexicano 
Paco Camino (III) Casta de torero 
Paco Camino (y IV) la estocada
Hoy, me gustaría recordar algo más sencillo: una de sus grandes faenas, si no la más grande. La faena de Madrid al sobrero del Jaral de la Mira, en día de baile de corrales, algo que algunos piensan que solo pasa ahora.


Un extraordinario derechazo de Camino al sobrero del Jaral.

Un torero en las postrimerías de su carrera


Tras en la entrada en vigor del guarismo que certificaba la "verdadera" edad del toro, en 1972 se retiran Antonio Ordoñez, El Viti y el Cordobés. Camino se mantiene como maestro y referente de una nueva generación de jóvenes toreros: José María Manzanares, José Luis Galloso, Niño de la Capea, Antonio José Galán. Ruiz Miguel y los mexicanos Curro Rivera y Eloy Cavazos. La generación de los 70.

Fue una década, la del final del "régimen", confusa y convulsa, contestaria, rebelde y, sobre todo, muy protestona. Protestas que, lógicamente, alcanzaron al mundo del toreo. 

La andanada del 8. Ahí empezó la protesta. Con el tiempo se propagó al 7, donde hoy se asienta el núcleo duro de la afición.
En el 73, un toro de Atanasio Fernández, ganadería de las consideradas comerciales, mataría en la plaza de Barcelona al hermano de Paco, Joaquín, banderillero en su cuadrilla. Tras un parón de seis meses, Camino regresa a los ruedos en 1974. Para llegar a 1975, el año de su enfrentamiento televisivo con Palomo Linares y el año de su faena al sobrero del Jaral. Una faena sobre la que Carlos Abella opinaba:
"No sé si la mejor, pero sí en conjunto la que para la historia del toreo mejor resumió sus virtudes toreras, renovadas con el paso del tiempo y perfeccionadas gracias a su gran cabeza y maestría". 
Por si la valoración de Abella pudiera parecer exagerada y parcial, conviene recordar que también Alfonso Navalón, compartía el mismo criterio:

"El trasteo tuvo una primera parte técnica hasta someter la distracción del manso y luego una docena de muletazos bellísimos, ejecutados con una lentitud y un temple que jamás había logrado Camino en su larga carrera. Al pasar el tiempo nos asalta la duda de si la faena fue realmente templada o si fue la lenta embestida del toro la que obligó a Camino a torear despacio. Lo cierto es que esta fue la mejor faena de su vida, coronada además con una estocada muy limpia, aunque algo desprendida." 
Pero, lo que para Carlos Abella había sido una prueba de maestría, para Joaquín Vidal (que todavía no escribía en El País) había sido un raro acaso, un momento aislado dentro de una trayectoria discutible y criticable:
"Camino se presentó en Madrid con responsabilidad y con una entrega como jamás se le había visto en esa plaza". 
Y añadía:
"En su primer toro estuvo en los tonos de muletero rápido y de ventaja que le han caracterizado"
Creo que despachar la carrera de Paco Camino con el calificativo de "muletero rápido y de ventaja" es pasarse tres pueblos. A Camino se le pudo discutir su velocidad toreando, algo que quizás pudiera justificarse por su afición al toro de encaste santacoloma, un toro ágil y de gran picante y velocidad de embestida, pero lo de ventajista, clama al cielo, máxime en un diestro como el camero cosido a cornadas.

En cualquier caso, la predisposición negativa de Vidal hacia Camino pone en valor su valoración de la faena:
 "Fue el delirio... lo que hizo Camino esta tarde escapa a las posibilidades del relato: había que vivirlo. En los tendidos se produjo una enorme conmoción. Como si la plaza hubiese sido sacudida por una corriente eléctrica; la faena fue contemplada por el público en pie, vibrando, en un auténtico delirio. 
Cuando Camino remató su penúltima tanda de naturales, sensacional, con el pase de pecho ligado, tan mandón como suave, de una armonía inigualable, y se fue del toro pinturero, con la muleta hecha un cartucho y recogido bajo el brazo, aquello fue un manicomio. Ya entonces se pedía insistentemente la oreja. Mató despacio, recreándose, pero la estocada quedó baja"
Un faenón de ese calibre no está a la altura de cualquiera. Y Camino no era ni fue nunca un cualquiera. Camino era grandioso, no porque le sonara la flauta una tarde concreta o llegase a Madrid con más ganas que otras veces, sino porque su concepto del toreo era grandioso. Podía estar mejor o peor, que eso depende de múltiples imponderables como el estado de ánimo del torero o la calidad del toro, pero siempre dentro de un nivel medio altísimo... para quien sepa y quiera verlo, claro.

Y para verlo, lo primero es mirar al toro.

Natural de Camino al sobrero del Jaral
Un toro manso en varas que fue muy bueno en la muleta

Y si miramos al toro, nos encontramos con esa aparente paradoja del toro manso en varas y bravo en la muleta. He dicho bravo aunque muchos dirían que solo noble. En cualquier caso, bueno para el torero y malo para el ganadero, como se hubiera dicho en la década de los treinta con mosqueo y enfado de Corrochano

Pero así fue el sobrero del Jaral. Un toro manso en varas, pero nobilísimo en los engaños con una despaciosidad que Camino entendió a la perfección y le permitió la faena que hizo. Una faena que puso en cuestión el calificativo de torero "rápido" con que se le juzgó con injusta dureza tantas tardes.

Camino podía torear ligero, pero era capaz de torear tan despacio como el que más despacio hubiera toreado, lo demuestran la faena al sobrero del Jaral y otras muchas de sus grandes faenas, especialmente algunas de sus temporadas mexicanas.

Camino y el sobrero del Jaral. San Isidro de 1975. Un faenón de un gran torero. Lo vemos.


Aquí el enlace en facebook


Epílogo breve con dedicatoria
Tras el faenón de Camino, Ángel Teruel, que tuvo una gran tarde, le brindó la faena del sexto.

4 comentarios:

  1. José, según Youtube su video infringía los términos de algún criterio que pondrá posiblemente un tipo de California o de Vietnam. En fin la represión que sufrimos cuando más sencilla debería ser la libertad ...

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  2. Anónimo:

    En efecto, dicen que "infringe las normas de la comunidad", pero como es previsible en tribunales inquisitoriales no dicen cual norma concreta se infringe. Como usted indica ¡¡Viva la Libertad!!

    Un saludo

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  3. Anónimo:

    Arreglado. He subido el vídeo a facebook y he puesto el enlace en la entrada:

    https://www.facebook.com/jose.morente.7/posts/3065702063514394

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