domingo, 12 de julio de 2020

El tremendo testamento de dos genios: Caracol y Mairena

Por Jose Morente

Un encuentro tan deseado como imposible que solo fue posible en el mundo virtual (Portada de LP de 1977 editado por la casa RCA)
Dos grandes que nunca acabaron por entenderse y que tampoco hicieron nada por encontrarse.

Manolo Caracol y Antonio Mairena vivieron en dos mundos diferentes. El sevillano y el de los Alcores estaban en las antípodas por vivencias e ideologías. Del rajo y duende gitano de uno a la perfección académica y escolástica (también gitana) del otro. Noche y día. Alpha y Alep, Caracol y Mairena, Mairena y Caracol, sonaban distinto y provocaban emociones muy diferentes en quienes tuvieron la enorme ventura de oírlos.

Muy diferentes en todo, menos en una cosa, en su grandeza. Pocos como ellos ha habido en toda la historia del flamenco, pues estamos hablando de dos de los más grandes. Gran parte de la historia de este arte se condensa en esas dos gargantas privilegiadas.

Ellos no llegaron a juntarse, aunque Caracol llegó a insinuar lo interesante que hubiera sido ese encuentro que nunca llegó.

Decía Caracol en el programa Rito y Geografía del Cante:
"...pero me hubiera gustado más que ese cantaor, por ejemplo, hubiera sido Mairena, hubiera sido yo... Y entre Mairena y yo hubiéramos buscado la juerga...Nos hubiéramos metido en casa de los gitanos y cantar. Cantar el y yo..."

Ellos, por desgracia, no llegaron a juntarse, pero nosotros en este blog si que podemos y queremos hacerlo. Nos avala nuestro mairenismo confeso y nuestra devoción también declarada y conocida por la casa de los Ortega, la casa de Joselito.

Y vamos a juntarlos en algo que, siendo tan diferentes, tuvieron en común: su último cante. Y es que Mairena y Caracol, Caracol y Mairena se despidieron del flamenco grabando dos cantes que son dos joyas. Un a modo de testamento flamenco con el que cerraron sus impresionantes e imprescindibles discografías.

Gitanitos de la Cava (Fandangos)

Caracol murió el 24 de febrero de 1973, en accidente de tráfico en Madrid, cuando se desplazaba a Los Canasteros. Muy poco antes había grabado un disco de larga duración que terminaba con un espeluznante y premonitorio fandango: "Me voy a morir" le decía en ese cante a sus gitanos de la Cava, a los gitanos de Triana.

(Voz) Y gracias al público de España y del todo el mundo. Voy a grabar mi último fandango, mejor dicho mi penúltimo fandango en grabación, y le doy a la afición de España y del mundo entero y que todos los niños de vuestras casas tengan en la mente el disco de Caracol en su cincuenta años de sus Bodas de Oro.
Me voy a morir
Gitanitos de la Cava
Me voy a morir
Venid gitanos, gitanas
Quiero usted le lloréis por mí
Mis gitanos, mis gitanitos de la Cava


La madrugá (Tonás)

Diez años después, el 5 de septiembre de 1983, fallecía en Sevilla Antonio Mairena, con el corazón roto. Poco antes había grabado, en un último esfuerzo, una tremenda serie de tonás que remató de forma sobrecogedora cantando a la libertad (Soler&Soler dixit).

Cuando corren los cerrojos
y veo el alba del nuevo día
a uno le daba martirio doble
y a otro le estaban quitando la vía

Y aquél que se va
va diciendo en el silencio
que grande es la libertad

Dos grandes

Caracol y Mairena, Mairena y Caracol, los dos más grandes, nos dejaron un impresionante testamento discográfico, resumen de su inmenso legado.

Lo dicho, ¡Gitanitos de la cava, me voy a morir, pero que grande, que grande es la libertad!



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