En la Edad de Plata del toreo y tras la revolución gallista, empieza a salir a las plazas un toro más y mejor seleccionado para el toreo. La herencia de Lagartijo encuentra por fin el campo abonado y el ejemplo, bien qué irregular y esporádico, de un torero como Rafael el Gallo comienza a dar sus frutos. La estética, el toreo entendido como arte, tendrá ya un sitio importante en las plazas. Un sitio en el que la aportación de Chicuelo, un gran torero irregular pero muy hondo, será clave.
Con Chicuelo se inicia la conocida como escuela sevillana cuya influencia en los demás toreros de su ciudad será tremenda. Empero, su aportación no se agota ni mucho menos en el adorno y la pinturería y, aunque tiempo habrá de hablar de su legado, adelantemos que, como ha ocurrido tantas veces, Chicuelo tendrá más caché entre los toreros y los aficionados de élite que entre los críticos y los historiadores, confundidos y perdidos estos últimos en lo aparente de su toreo, en sus formas y en sus gestos, en sus desplantes y en su garbo, en su estilismo preciosista en suma. Chicuelo es eso pero también es más, mucho más, que todo eso.
El tradicional pase de costadillo.
Su nieto Manolo, que es quien me ha puesto sobre la pista de este muletazo, me comentaba hace unos días que, uno de los pases de adorno que aportó Chicuelo a la Tauromaquia, además de la sempiterna chicuelina, fue "su" pase de costadillo que es el que aparece en la fotografía que encabeza esta entrada del blog: un pase con los pies juntos y cite de costado y con la muleta a media altura. Subrayemos lo de "su" pase pues Chicuelo le dio un sello propio -como me explicaba Manolo- y porque además conviene evitar confusiones que quizás convendría intentar aclarar.
Y es que, tradicionalmente, se ha venido llamando pase de costadillo a otro pase diferente ejecutado también con los pies juntos y citando de costado pero con remate por alto.
En el imprescindible libro de José Luis Ramón, "Todas las suertes por sus maestros", es Mario Carrión, otro torero sevillano quien habla del tradicional pase de costadillo. Insertamos a continuación la foto de ese pase que se inserta en ese libro.
En el imprescindible libro de José Luis Ramón, "Todas las suertes por sus maestros", es Mario Carrión, otro torero sevillano quien habla del tradicional pase de costadillo. Insertamos a continuación la foto de ese pase que se inserta en ese libro.
El pase de costadillo en la airosa versión de Mario Carrión (Fotografía del libro de José Luís Ramón). Un muletazo muy diferente al de Chicuelo. |
Mario nos comentaba que aprendió ese pase por ósmosis toreando de salón con su primo Pepín, pero que este nunca mencionó el nombre de esa suerte. Según Mario, Pepín ejecutaba ese pase "no en series, como por ejemplo las manoletinas o los estatuarios, sino uno a uno, como complemento para cerrar una faena, junto a otros inspirados pases de adornos como molinetes o recortes".
Es ese un pase que hemos localizado en las crónicas y las revistas de las Hemerotecas de mediados de los años veinte del siglo pasado.
Es ese un pase que hemos localizado en las crónicas y las revistas de las Hemerotecas de mediados de los años veinte del siglo pasado.
El tradicional pase de costadillo (Fotografía publicada en la Revista El Clarín en 1929) |
Lo que es evidente es que ambos muletazos son diferentes pues, aunque en ambos se cita de costado y con los pies juntos, en el pase de costadillo de Chicuelo la muleta se lleva a media altura. Valga de ejemplo, además de la fotografía que encabeza el post, esta otra que insertamos a continuación y que corresponde a un muletazo dado en Madrid de 1934.
Pase de costadillo de Chicuelo (Fotografía publicada en Mundo Gráfico el 16 de mayo de 1934) |
Chicuelo también ejecutaba el otro pase de costadillo, el tradicional, el que se da por alto como vemos también en esta otra foto de su histórica faena al toro Corchaíto de Graciliano Pérez Tabernero en Madrid, el 24 de mayo de 1928.
Chicuelo. Pase de costado al toro Corchaíto (Fotografía publicada en la revista Nuevo Mundo el 1 de junio de 1928) |
Robert Ryan para distinguirlos reserva el nombre de pase de costadillo al que daba Chicuelo a media altura y llama pase de costado por alto al otro. Entendemos que se puede mantener la nomenclatura tradicional llamando pase de costadillo a ambos muletazos pero adjetivando o identificando (como pase de costadillo de Chicuelo o pase sevillano) al que era exclusivo del torero de la Alameda.
Un pase con gracia que no le hacía gracia a los críticos
Chicuelo que toreaba -y muy bien- con el compás abierto, gustaba de juntar los pies en algunos adornos, como en esos pases de costadillo que acabamos de ver.
Lo cierto es que esos adornos (por alto o a media altura), entusiasmaban a los públicos de la época, pero -por lo leído- no les hacían ninguna gracia a alguno de los adustos críticos de la época (puntualicemos que a otros, sí). Eso de citar con los pies juntos y, sobre todo, eso de citar de costado, era demasiado rompedor para los tópicos que ya entonces empezaban a imponerse.
Una reacción desproporcionada y absurda pues estamos hablando de dos lances menores. Sin embargo, los calificativos utilizados por algunos revisteros rayan en el insulto.
La crítica al chicuelista pase de costadillo tiene uno de sus principales valedores en César Jalón Clarito (Articulo publicado en KChT, el 26 de abril de 1925) |
Estos prejuicios, influirían también en José María de Cossío quien, en Los Toros, define el costadillo como "manera viciosa de torear sin dar frente al toro y preparado el diestro a la huida". Para esa tendenciosa definición, Cossío se apoya en un viejo texto de la Lidia de 1895 ("Torea de muleta de costadillo y engendrando la huída y mata al azar y volviendo la cara").
Como bien explica Raúl Galindo en su libro "El toreo, en teoría", ese reproche injusto al cite de costado proviene de la época en que el mero hecho de citar de frente se consideraba una osadía y (como recoge Cossío) una aparente renuncia del torero a rectificar o huir. Hoy, aunque algunos siguen pensando lo mismo, sabemos que no es así.
El caso es que, mientras en la verónica, la colocación de costado en el cite, había sido ya admitida y aceptada por todo el mundo, por el contrario, en la muleta, el cite de costado o de perfil, aún no se aceptaba y todavía sigue sin aceptarse por los aficionados más arcaizantes.
Origen de un muletazo
Con independencia de lo anterior, una cuestión que no está clara es el origen de ese pase de costadillo a media altura que daba Chicuelo (pues el que se hace por alto parece una clara variante del pase de pecho). El proverbial tradicionalismo de la crítica taurina más atenta a denunciar desviaciones de la norma que a testificar sobre la lógica evolución del toreo, nos ha hurtado la información de primera mano que sería necesaria para conocer cuando y como se inician este y otros lances.
A la vista de la imagen, resulta evidente que ambos pases (el pase de costadillo de Chicuelo y el cambiado por la espalda de Granero) son muy similares. Al menos, en su remate. En todo caso, Ryan le da la primacía en la autoría del pase a Granero pero yo no lo tengo tan claro. Ambos toreros fueron muy amigos y de becerristas andaron mucho tiempo juntos por los campos salmantinos. Es posible que allí fuera donde se cociera este singular y sencillo muletazo, salido probablemente del caletre de uno de ellos, del de Granero o del de Chicuelo. Difícil saber hoy día de quien. Tampoco creo que importe demasiado. En cualquier caso, cada uno de ellos lo interpretó con su estilo y personalidad propias.
El pase de costadillo de Chicuelo
Al contrario que el pase de costadillo por alto que se utiliza como adorno en los remates de faena, Chicuelo utilizaba el pase de costadillo, en los inicios de faena y como pase de tanteo. Un pase de tanteo para preparar el pase natural.
Hay pases -como el natural o el pase de pecho- que tienen importancia y enjundia por sí mismos. Otros pases son más sencillos y elementales y su importancia radica sólo en la capacidad torera de quien los ejecuta.
La chicuelina sin ir más lejos puede ser un capotazo monótono y repetitivo pero ejecutado por un Chicuelo, por un Paco Camino o por un Jose Mari Manzanares padre, resulta un lance de una belleza deslumbrante y honda. Pasa igual con el pase de costadillo. Según Mario Carrión, en opinión que compartimos:
Con independencia de lo anterior, una cuestión que no está clara es el origen de ese pase de costadillo a media altura que daba Chicuelo (pues el que se hace por alto parece una clara variante del pase de pecho). El proverbial tradicionalismo de la crítica taurina más atenta a denunciar desviaciones de la norma que a testificar sobre la lógica evolución del toreo, nos ha hurtado la información de primera mano que sería necesaria para conocer cuando y como se inician este y otros lances.
26 de julio de 1921. Manuel Granero en un pase cambiado por la espalda que, según Robert Ryan, es el antecedente directo del pase de costadillo de su tocayo Chicuelo. |
Manuel Chicuelo, Manuel Granero y Juan Luis de la Rosa en su época de novilleros en Salamanca |
Al contrario que el pase de costadillo por alto que se utiliza como adorno en los remates de faena, Chicuelo utilizaba el pase de costadillo, en los inicios de faena y como pase de tanteo. Un pase de tanteo para preparar el pase natural.
Hay pases -como el natural o el pase de pecho- que tienen importancia y enjundia por sí mismos. Otros pases son más sencillos y elementales y su importancia radica sólo en la capacidad torera de quien los ejecuta.
La chicuelina sin ir más lejos puede ser un capotazo monótono y repetitivo pero ejecutado por un Chicuelo, por un Paco Camino o por un Jose Mari Manzanares padre, resulta un lance de una belleza deslumbrante y honda. Pasa igual con el pase de costadillo. Según Mario Carrión, en opinión que compartimos:
"El pase de costadillo sin un toque de chispa no es gran cosa, tal vez por eso los toreros sevillanos como Chicuelo o Pepín, que le dan esa chispa, hayan tenido la tendencia a hacerlo parte de sus repertorios".Y, en efecto, cuando Chicuelo daba ese pase de costadillo, aportaba, con un mínimo gesto. un chispazo de luz ("la primavera florida de los pases de espalda, cuando estos eran primor" dice poéticamente Ryan) a la densidad tremenda de la faena de muleta por naturales que era también marca de la casa. De la casa de los Chicuelos.
El pase de costadillo de Chicuelo podrá ser y lo es un pase de tanteo pero un pase de tanteo de un torero (atención al dato) que, cuando el toro era bueno,... ¡tanteaba por naturales!
Nota de LRI: No puedo terminar sin hacer mención de la información y colaboración prestadas por mis amigos Manolo Chicuelo (nieto del genial torero de la Alameda) y Mario Carrión (torero de buen estilo y primo de Pepín) para la elaboración de esta entrada. A ellos mi agradecimiento infinito.
Magnífica entrada, José.
ResponderEliminarLos críticos organizando el toreo desde el tendido...
Precisamente uno de los que reproduces sus ofensas le pidió a Manolete 150.000 pesetas por hacerle la temporada, como he descubierto en el buen libro editado este año "Manolete. Yo me mando" de José Lara.
Como escribió el maestro de la crítica Pepe Alameda refiriéndose alas críticas al toreo de Manolete, al espada que cita de perfil el toro le pasa por el frente, y al que cita de frente el toro le pasa por el costado.
Extraordinaria lección de toreo en esta entrada explicando el pase de costadillo del grandioso Manuel Jiménez "Chicuelo", uno de los grandes entre los más grandes del toreo.
Antonio L. Aguilera:
ResponderEliminarMuchas gracias.
En efecto, esa postura de algunos intentando protagonizar y orientar el toreo desde el tendido o desde la prensa y pontificando sobre lo que es y lo que no es el toreo, no tiene nada que ver con esa otra actitud tan diferente de aficionados y periodistas del estilo -sensato y ecuánime estilo- de Pepe Alameda.
Por eso (por esos prejuicios, tópicos y dogmas) muchos de esos "sabios" no fueron capaces de ver en Chicuelo lo que sí vio nuestro admirado Manolete.
Un fuerte abrazo.