Desplante de Rafael el Gallo |
La foto que encabeza este post no sólo es magnífica sino que también resulta representativa de algo que es muy habitual en el toreo: el alarde de valor y dominio que supone, estando en la cara del toro, desentenderse del astado y dedicarse a arreglar la muleta (como hace aquí el ínclito Rafael) o a saludar al público (como hizo Joselito en Lima).
Joselito en Lima. Desplante |
Más mérito tiene mientras más cerca se encuentra el torero del toro como es el caso de este adorno de Joselito cogiendo el pitón de un torazo de Miura en Zaragoza en octubre de 1913, mientras sonríe al público.
Joselito en Zaragoza un año en 1913 desmintiendo leyendas falsas |
Y más mérito aún, al menos para los espectadores, si estos desplantes o alardes se hacen de rodillas . Secándose el sudor con un pañuelo como hizo Gallito en Valencia en tarde que actuaba en solitario o sencillamente de espaldas al toro, como hizo Juan Belmonte en México. O, apurando, sentando en el albero, como ese cite surrealista de Victoriano de la Sera
Desde luego, eso de mirar al tendido estando en la cara del burel, ya sea de frente o de espaldas, en pie o de rodillas, se ha considerado siempre una muestra sobrada de valor y dominio. Un alarde que entusiasmaba a los públicos de antes y creo que también a los de ahora, aunque con estos últimos, nunca se sabe.
Pero el colmo, el verdadero colmo, en cuanto supone demostración de absoluto dominio sobre el astado, es hacerlo, no con el toro parado y entregado, sino con el toro en movimiento, en plena faena, en medio del muletazo. Que es lo que hacía ese verdadero monstruo del toreo que se llamó Manuel Laureano Rodríguez Sánchez. Más conocido taurinamente como Manolete.
Manolete en un sensacional natural mirando al tendido en 1940 (Foto de ABC publicada en el blog Val de Braus) |
Addenda cinematográfica:
Mi amigo Antonio Luís Aguilera me comenta que hablando un día con Ángel Luis Bienvenida en Córdoba, le dijo que, para meterse con Manolete, a él lo alababan algunos diciendo que había sido el primero que toreó mirando al tendido. Con la honrada sencillez y gallardía que atesoraba contestaba: "Sí, yo fui el primero, pero lo hice pocas veces, mientras que Manolete era capaz de hacerlo todas las tardes".
Eso explica el entusiasmo del público ante esa apuesta. Por ejemplo, el del público mexicano la tarde de los toros de Coaxamalucan. No pierdan de vista a ese empleado de la plaza que, entre barreras, se alboroza hasta el paroxismo con el toreo de muleta mirando al tendido del torero de Córdoba.
Y tiene lógica, si emocionaba la actitud del torero que tranquilamente, se ponía a arreglar la muleta indiferente ante la cara del toro, mucho más tenía que emocionar este alarde de valor y dominio verdaderos.
Probablemente uno de los blogs más interesantes que existen en la actualidad, y no solo de toros, sino a nivel general. Se dan aportes técnicos, curiosidades históricas, relación con otras artes.
ResponderEliminarYo soy relativamente joven. El primer torero que recuerdo bien es a Cepeda por una cornada que sufrió en Córdoba y que vi en primera persona con unos 6 años (cuando la rivalidad entre Finito y Chiquilín) y en la tele mis recuerdos empiezan con Ponce, pero me crié con los vídeos de Toreros para la historia que mi abuelo había dejado en casa mi abuelo. Especialmente me llamaba la atención los de Joselito y Manolete, quizás por aquello de la mitificación.
Mis felicitaciones.
Mata Cochinos:
ResponderEliminarMuchas gracias por valoración de este blog de un apersona como usted que relativamente joven, como dice, ha visto ya a unos cuando toreros.
Respecto a su interés por Joselito y Manolete yo no le llamaría mitificación sino intuición.
Un cordial saludo.