viernes, 1 de abril de 2016

La pureza vertical de Alejandro Talavante

por Jose Morente


Frente al toreo encajado del Talavante de hace unos años, sorprende la verticalidad de esta excepcional  trincherilla del torero el pasado Domingo de Resurrección en Sevilla ,(Fotografía, de Arjona para Aplausos)

Si hay un torero con capacidad para asimilar el toreo de los demás toreros, con capacidad para hacer propuestas novedosas y propias y, sobre todo, con capacidad para "reinventarse" continuamente, ese es Alejandro Talavante.

El pasado Domingo de Resurrección, en Sevilla, nos sorprendió con dos sorprendentes faenas a sendos toros de Domingo Hernández y es que torear "así" a toros que no son pastueños, no es nada fácil.

Al contrario, su toreo vertical, su apuesta por torear desde arriba y con los vuelos a los toros, tiene un enorme mérito y dificultad. Una dificultad acrecentada por el rizo de querer imponer ese modo de torear a todos los toros, incluso a toros a contraestilo, como ese bronco y listo, además de mirón, sexto de la tarde.

Ese cambio de estilo, esas nuevas formas toreras del extremeño fueron anunciadas por el propio torero hace dos años, justo antes de comenzar la temporada 2014, al diario El Mundo, en las que Talavante señalaba que estaba ya "cansado de torear retorcido".


Talavante: "Hasto ya de estar harto..."

Como el toreo es, entre otras cosas, expresión corporal, o sea arte, no tiene nada de extraño que el torero, o sea el artista, reflexione e indague sobre sus formas de expresarse, sobre su arte. Tampoco sorprende que modifique métodos, técnicas, formas y conceptos pues el arte es evolución. Ni siquiera que manifieste en público sus cambios de pensamiento, gusto u opinión.

En cualquier caso y según Talavante se trataría de buscar un toreo de mayor pureza pues, para él, el buen toreo, es:
"sensibilidad, naturalidad y entrega sincera. El abuso de la técnica y de los recursos fáciles te aleja de la pureza y de tus propias raíces. Y me he dado cuenta de que puedo transmitir más a la gente haciendo lo mismo, pero colocándome más derecho, más de frente y más cruzado con los toros".
La propuesta de Talavante fue muy celebrada por los aficionados, no sólo por coincidir con un concepto de ortodoxia muy generalizado (vinculado a la idea de pureza) sino, también y sobre todo, porque, en sus palabras, subyace una implícita crítica al toreo actual, un toreo que no es nada vertical y donde la técnica se sublima.

No voy a entrar en ese viejo debate entre las diferentes formas de torear que existe desde que el toreo es toreo. Me interesa más anotar la evolución del propio torero y, sobre todo, la evolución (si es que se está produciendo) del toreo de nuestra época. Ese paso del toreo encajado (que Talavante llama ahora retorcido) a ese otro toreo de figura más vertical que no se si anuncia o precede a un cambio en los gustos de los espectadores

Alejandro Talavante en Sevilla en 2011, torea encajado, muy encajado, quizás demasiado encajado... para algunos (Fotografía de Arjona)
Y es que, por lo que respecta a las formas, las modas influyen más de lo que creemos. Tendemos a pensar que en el toreo siempre lo puro, lo clásico y lo ortodoxo han ido de la mano de determinadas y concretas formas de expresión corporal y no hay nada más lejos de la realidad.


La enseñanza de la historia

Hoy, podemos pensar (y así parece pensarlo Talavante) que es más puro el toreo vertical o de líneas rectas y menos, el toreo encajado o de líneas curvas pero repasando la historia del toreo, sorprende descubrir que las cosas no siempre han sido así.

En los tiempos más primitivos, la verticalidad podía ser sinónimo de clasicismo pero, con el cambio de siglo (la época del Bomba y Machaco), los gustos cambiaron y en época de Belmonte se admitía y primaba un modo de torear más encorvado. Con Manolete, volvimos a lo vertical y en los sesenta (El Cordobés, Camino) se volvió a invertir la tortilla.

Podía traer muchos ejemplos de lo que digo pero, como de muestra vale un botón, traemos este.

Se trata de dos fotografías que aparecen en la página 266 del libro "El toreo" de Luís Bollaín, uno de los aficionados más ortodoxos de su tiempo, y donde se contrapone y compara el toreo de figura vertical de Manolete con el toreo encajado de Domingo Ortega.

Para Ortega, encajado y encorvado, son todos los elogios, mientras que para Manolete, vertical y erguido, todos los reproches. 

Unos reproches motivados, sobre todo, por... ¡la verticalidad de su toreo!.

Luís Bollaín en su libro "El toreo" (página 266) contrapone el toreo vertical de Manolete (al que acusa de tieso, rígido y acartonado) frente al toreo curvilíneo de Domingo Ortega (que ensalza por sinuoso, flexible, natural y armónico)
Resulta pues que, donde buenos aficionados (de hoy) ven (en la verticalidad) "pureza, ortodoxia, clasicismo y entrega", otros buenos aficionados (de la época de Manolete) veían "tiesura, sequedad, rigidez y encorsetamiento".

Queda claro que los gustos son relativos y cambian con el tiempo


¿Donde está la pureza?

Y esto nos lleva a plantearnos donde puede estar la pureza. En mi opinión, torear con más o menos verticalidad no tiene nada que ver, a priori, con torear mejor o peor, ni con torear con mayor o menor pureza. Talavante, por ejemplo, es puro toreando vertical y toreando encajado.

La pureza existe y se encuentra en ciertas actitudes, apuestas, riesgos o empeños que son capaces de asumir algunos toreros (Alejandro Talavante, por supuesto destacado entre ellos). Se trata de una actitud interior o íntima que puede adoptar o expresarse a través de muy diferentes formas.

Y es que a los artistas, a los creadores, a los genios no se les puede encerrar en moldes, ni siquiera en sus propios moldes.

La pureza existe pero tiene más que ver con ciertas actitudes, apuestas, disposición o entrega del torero que con las formas en que este expresa su toreo (En la foto, cite de Saúl Jimenez Fortes)
Identificar pureza (que es una actitud interior) con la mayor o menor verticalidad (que es una cuestión meramente formal) no parece, a la vista de la enseñanza de la historia, lo más acertado.

El toreo de Talavante es excepcional, puro y entregado pero no por lo que dice o pueda decir fuera de las plazas sino, y eso es lo más importante, por su innegable capacidad torera, por su constante búsqueda de nuevos caminos y por torear dando todas las ventajas a los toros.

En resumen, por lo que ha hecho y está haciendo dentro de ellas.

Para comprobar que Talavante está toreando en las últimas temporadas de un modo inusitado y excepcional, en todos los sentidos, solo hay que mirar con detenimiento esta fotografía de un  natural de rodillas. Un toreo muy puro y de mucha entrega pese a las sorprendentes y nada ortodoxas formas empleadas.
La pureza de Talavante es hoy por hoy vertical pero nadie sabe como lo será mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario