Manolete, sonriente, saluda al público en Linares |
Las causas de la muerte de Manolete
Sobre las causas de la muerte de Manolete se ha dicho y escrito mucho. Quizás, demasiado.
¿Un amor fou? ¿Una especie de hastío vital, de agotamiento mental, de cansancio físico? ¿La espiral en la que se había metido el propio torero acostumbrando a los públicos a esperar de él lo máximo tarde tras tarde? ¿La inquina de los públicos y, en particular, la de los anti-manoletistas? ¿Un error de su apoderado llevándole -sin necesidad- a torear miuras a final de temporada en una plaza como la de Linares? ¿O el error de su médico de cabecera al ordenar una transfusión de un plasma noruego en deficiente estado y que ya se había cobrado bastantes víctimas en Cádiz cuando la explosión de los astilleros?
Todo esas causas se han barajado y todas ellas pudieron influir, es evidente, en la muerte del "monstruo". Cierto es y mucho lo que se ha dicho y escrito sobre las mismas pero poco, muy poco, sobre las razones técnicas o propiamente taurinas de la cogida que le causó la muerte. Causas taurinas que podemos resumir en sólo dos: Su forma de ejecutar la suerte suprema y las condiciones con las Islero llegó a ese momento de la estocada.
La forma de estoquear de Manolete
Sobre la forma de estoquear de Manolete ya comentamos algo en su día en este blog: Recapitulamos.
Fuentes Bejarano, gran estoqueador madrileño decía:
"Manolete se perfilaba muy en corto y al pitón contrario. Arrancaba lento y con serena consciencia de que el toro humillaría porque con la muleta le había bajado mucho la mano. Lo que le admiraba en sus estocadas era como se doblaba en el pitón. Lo hacía con una verdad insuperable".
Aunque Fuentes Bejarano destacaba lo de humillar el toro y bajar la mano y aunque es posible que ocurriera así en bastantes ocasiones, lo cierto es que Pepe Alameda a la vista de sus propios recuerdos y de las fotografías disponibles, señalaba lo contrario y decía que Manolete a la hora de la estocada, a veces, no bajaba la mano sino que la encogía, lo que generaba una situación de peligro. Alameda añadía que eso daba mucha emoción a sus estocadas.
"Hacía la suerte suprema con tanta lentitud, que a mí me parecía que la hacía a velocidad de dos kilómetros por hora" (Pepe Luís Vázquez).
Las condiciones con las que llegó Islero al último tercio
Por lo que respecta a las condiciones con las que Islero llegó al momento de la estocada, son también dos circunstancias las que podemos destacar. Una, la querencia que demostró ese toro de Miura durante la faena de muleta. Algo que ya se ha comentado en varios libros y en algunos artículos. La otra, de la que no se ha hablado casi nada, es el hecho de haberse partido el palo en un puyazo, quedándose el casquillo de la puya dentro del cuerpo del toro
La importancia de las querencias
En una entrada reciente, Jack Coursier explicaba como en la lidia moderna (desde Manolete acá) las querencias tienen menos relevancia. No es que no importen pues siguen siendo importantes pero el toreo de hoy no se subordina como ocurría en el toreo de antes, a las querencias que puedan presentar las reses. Hoy día (desde Manolete acá) se torea en redondo o sea, mediante tandas de muletazos sobre el mismo pitón, por lo que a un muletazo a favor de querencia sigue necesariamente otro contra la misma.
Es lo que parece que ocurrió en Linares con el 5º toro, Islero. El toro acusó cierta querencia a empujar hacia las afueras pero Manolete, como era en él habitual, lo toreó en redondo. Con los muletazos que el toro tomaba por fuera (a favor de querencia) no había problemas pero, en los que tomaba por dentro, el toro empujaba hacia las afueras poniendo en apuros al torero cordobés.
Un opinión muy particular
Cagancho de Linares, que fue picador reserva esa tarde, comentaba años después a Filiberto Mira como fue la suerte de varas del quinto de la tarde, de Islero.
Decía ese picador que "Remache", en el primer puyazo, le había cogido los blandos y que el toro se había ido suelto a la puerta de arrastre donde Ramón Atienza le pegó otro puyazo en el mismo boquete del anterior. Atienza le hizo la carioca (no en balde era su "inventor") y le metió al toro el casquillo y tres cuartos de palo. Este se rompió, quedando el casquillo dentro.
Según la peculiar y particular versión de este picador que, en tiempos había sido vaquero en lo de Celso Pellón, los toros extrañan mucho las "picás" ya sea de los alambres de las cercas o de las garrochas que se utilizan en las plazas. Por eso, según él, el toro se encogió al sentir la estocada. La prueba es que también se había frenado al sentir el primer par de banderillas. Ese toro de Miura -decía- no se había olvidado en el último tercio de la "piquiña" que estaba sufriendo desde el primero por el casquillo de la puya dentro de su cuerpo.
Sea o no cierto, lo que es indudable es que lo que se hace en el primer tercio influye sobremanera en el comportamiento del toro a lo largo de toda su lidia.
La estocada mortal
Sea como fuere y, al margen de lo anterior, lo que ocurrió, en el ruedo, fue lo siguiente que copiamos de K-Hito:
"(...) Entonces vino lo sorprendente. Manolete se perfiló a poca distancia del miura. Lió la muleta, arrastró el pie izquierdo y centímetro por centímetros fue clavando el acero en el morrillo del toro.
Duró aquello demasiado: Se le vieron marcar todos los tiempos de la suerte suprema. Ni entró a matar con el morlaco pegado a toriles, ni la res se le vino encima de modo que él no pudiera evitarlo. Nada de eso. Nada de eso. El toro tuvo tiempo de prenderlo por el muslo derecho. Lo elevó un polmo del suelo y Manolete, girando sobre el pitón cayó de cabeza. Cogida sin aparato. Quedó el espada entre las patas delanteras del miura, que optó por seguir un capote.
Manolete, aún en el suelo, se llevó la mano a la herida. Toreros y asistencias acudieron con toda rapidez y lo tomaron en brazos. Equivocaron el camino de la enfermería y tuvieron que rectificar. Manolete iba pálido, intensamente pálido:
En la arena habían quedado dos regueros de sangre."
Lo demás es ya es historia y leyenda.
El drama se va a consumar. Manolete, en brazos de toreros y asistencias (protagonistas directos), camino de la enfermería. Camino de su trágico fin. En la arena habían quedado dos regueros de sangre. |
El sino de Manolete
Para un andaluz, herencia árabe obliga, el destino -el sino- está ya escrito de antemano.
Manolete era hijo de torero, sobrino de toreros y nieto de toreros. A su tío-abuelo Pepete, lo mató un Miura en Madrid de una cornada certera en el corazón.
Por eso, es su última entrevista -premonitoria- el Caballero Audaz le preguntaba por su opinión sobre los toros de Miura. La contestación del torero, que no tiene desperdicio, la transcribo:
"¡A mí me da lo mismo torear un miura que torear ganado de Salamanca!, ¿sabes? La cuestión es que el toro sea bravo, y si no es bravo, hago lo que puedo, sin pensar jamás en huir el bulto. Está por la primera vez que yo haya hecho el ademán feo de demostrarle al público que un toro me da gindama y que desisto de dominarlo, acudiendo a ratimagos cuando llega la hora de matar. Por muy malo que sea un bicho, yo trato de sacar partido de él, y jamás pienso que pueda cogerme. Si la muerte me llega, nunca me cogerá en ese momento feo de la cobardía. sino con el gesto rabioso del luchador. Tú has escrito y yo lo he leído hace poco, que Sánchez Mejías había dicho: "El ideal de un torero es morir de una cornada en el corazón, instantáneamente, cuando está toreando a gusto". Bueno, pues yo también siento esa aspiración; si ha de venir la Muerte, que sea en una tarde de éxito."
Proféticas palabras pues, efectivamente, la muerte le llegó después de una estocada dada "con el gesto rabioso del luchador" y "en una tarde de éxito". Como él quería. |
Las fotos corroboran que se equivocó claramente al matarlo en suerte contraria, pero como ya lo dijo Navalón, aqui ni se menciona.
ResponderEliminarUna mala tarde la tiene qualquiera.
Los toros cogen cuando las suertes se hacen con verdad como las hacia Manolete, todo lo que explican se refiere a la cogida. Pero quien realmente mato a Manolete no fue Islero, el toro lo cogio y los listos que trajeron y aconsejaron inyectar el plasma incluidos el Dr Guinea,D. Alvaro Domecq y Camara lo mataron.Esa fue la cruda realidad.
ResponderEliminarPor cierto el medico de la Plaza que lo opero, no queria que le inyectaran el plasma, Manolete ya habia salido de la operacion y estaba fumandose un cigarro.
Anónimo 1:
ResponderEliminarCierto es. Manolete, aparentemente, entró a matar con los terrenos cambiados, aunque no es fácil poder afirmarlo con absoluta certeza simplemente a partir de fotografías.
No obstante, creo conveniente matizar, la idea de este post era redactar un texto que diera información suficiente para que cada cual saque sus propias conclusiones sobre los aspectos más técnicos de la cogida de Manolete. Sobre la estocada en la suerte contraria y, por tanto, en apariencia con los terrenos cambiados para la querencia del toro, un error de edición ha suprimido parte del comentario que acompañaba a la foto de la estocada. Lo subsanamos.
En general, creo que el toreo es demasiado complicado por lo que generalmente las afirmaciones más categóricas suelen ser las más alejadas de la realidad. En la muerte de Manolete concurren numerosas causas externas e internas que llevan a esa tragedia y que pueden explicar lo inexplicable. Querer reducirlo todo a un error del torero, me parece una simplificación excesiva y, quizás, poco acertada.
Salvo, claro está, que consideremos un error del torero la actitud de un diestro que se entregaba todas las tardes, en todos los toros y en todas las plazas.
Gracias por su comentario.
Anónimo 2:
ResponderEliminarLas razones de las cogidas de los toros son complejas y no siempre fáciles de dilucidar.
Por lo que respecta a atribuir al plasma noruego la causa directo de la muerte del diestro es la hipótesis que ha empezado a circular con más fuerza en los últimos tiempos.
Gracias por su comentario
Todo lo que se dice aquí merece un respeto impresionante. Como lo merece el recuerdo de Manuel Rodríguez, cuya huella permanece indeleble en el toreo. No voy a entrar en si se equivocó o no. Ahí están los testimonios y las fotos y resulta evidente que el toro tenía querencia para las afueras.
ResponderEliminarPero ¿cuántas tardes vemos a los toreros perfilarse para entrar a matar en la suerte menos apropiada por la sencilla razón de que ellos "ven" ahí la muerte? ¿Cuántas...?
Manolete fue de los toreros con más verdad que ha parido la Fiesta de los toros. Como sentenció "Clarito", el toreo están tan lleno de Manolete como el cielo y la tierra de la voluntad de Dios.
Juncal:
ResponderEliminarAmén
Un cordial saludo
Interesantísimo artículo,lo del brazo izquierdo encogido, si lo han explicado grandes estoqueadores,Rafael ortega, Jaime Ostos, que la mano izquierda , es la que mata, y esta tiene que estar extendida, dando salida a la res,ahora bien, cuando se hace con tanta lentitud, el riesgo de cogida es mucho mayor, como en el toreo,lo de la puya lo desconocía, eso lógicamente influye, los terrenos,como muestra las fotos también, la intervención del doctor Garrido,muy buena, el plasma, según expertos en la materia, el causante del fallecimiento, ahora lanzo una pregunta ¿ hay más gloria para Manolete, que morir en Linares? como dijo Belmonte, José me gano la partida en Talavera, un abrazo,Manuel Vázquez
ResponderEliminarManuel Vázquez:
ResponderEliminarMuchas gracias.
En efecto, lo de extender el brazo izquierdo lo han dicho afamados estoqueadores de diversas maneras (¡Dásela que la muerda! ¡El pincho al hocico! Etc.) Creo que el primero que hizo notar ese detalle del brazo encogido en Manolete fue Pepe Alameda.
Muchas veces la emoción llega del mayor riesgo asumido consciente o inconscientemente por los lidiadores. Lo que, en mi opinión, no debe llevarnos a rechazar al torero seguro y eficaz que todo lo hace conforme a las reglas. Y, por tanto, aparentemente (recalco lo de aparentemente) sin peligro.
En cualquier caso, lo que no es discutible es la categoría que como matador tuvo Manolete, ni su entrega hasta el punto de alcanzar, como usted muy bien dice, la gloria en Linares y ante un toro de Miura.
Descanse en paz el genial torero.
UN abrazo fuerte.
Muchas gracias querido José por esta maravillosa entrada que no solo aporta nuevos datos (almenos para mi) sobre aquella tragedia, sino que nos vuelve a recordar la grandeza de Manolete.
ResponderEliminarSeria interesante profundizar sobre el porque en aquellos tiempos habian tantos anti-manoletistas. Y porque también hoy algunos siguen negando la importancia de Manolete, miembro glorioso de la "Trinidad Torera" (junto a Joselito y Belmonte).
Saludos,
Paolo
Paolo:
ResponderEliminarMuchas gracias a usted por seguirnos.
Efectivamente, el objeto de este post era el de recordar la grandeza de este torero al que algunos aficionados, por supuesto sin fundamento real, han criticado con tanta saña e inquina como empeño.
Aunque todavía algunos siguen en esa execrable tarea, por fortuna, cada vez son menos los que se niegan a reconocer los méritos estrictamente taurinos de este torero ejemplar.
Un cordial saludo.
Hola, soy Ignasi Cuenca David. Alfredo David era el primo hermano de mi abuelo materno. Me gusta leer cosas sobre mí antepasado. Saludos desde valencia.
ResponderEliminarIgnasi:
ResponderEliminarLo primero, felices fiestas y lo segundo encantado de saludar a un familiar de ese gran torero que fue Alfredo David.
Un abrazo.
MANOLETE
ResponderEliminar“Por siempre será el más diestro, inmortal, el gran Maestro.”
Que felices esos tiempos,
centuria mil novecientos,
diecisiete fue buen año,
nació Don Manuel Laureano.
Córdoba, España, su cuna,
preludio de la fortuna,
sangre torera en las venas,
presagio de sus faenas.
Llamáronle Manolete,
mis versos sean ramillete,
pa´l ícono de la lidia,
fiesta brava, sin insidia.
Matador de vocación,
fue cuarta generación
de “Califas” del toreo,
campo bravo, su recreo.
En la finca “Lobatón”,
con ansias de corazón,
los primeros muletazos,
tendiendo al toro sus lazos
Espigado, ágil esteta,
aunque flaco, gran atleta,
fue sembrando su semilla,
alternativa en Sevilla.
Después de todas sus tientas,
confirmación en Las Ventas,
muy taurina evolución,
su estilo, revolución.
Por influjo de su mente,
el toreaba muy de frente,
citando bien de perfil,
quijotesco cual alfil.
Con poder de la muleta,
con tener la tela quieta,
fue labrando, fiel, el arte,
lo que, hoy, se llama torearte.
El que suma nunca resta,
fue el más mandón de la fiesta,
nos brindó su calidad,
su clase y temeridad.
Diestro, vertical, formal,
elegante, fantasmal,
en la plaza de Linares,
llanto, tristeza, pesares.
Año del cuarenta y siete,
queda su vida al garete,
aquel veintiocho de agosto,
el Maestro paga el costo.
Las “angustias” de su madre,
entrando a matar, al cuadre,
un toro miura, temible,
lo prende fuerte, terrible.
“Islero” mortal cornada,
capote, mortaja, . . . nada,
día siguiente, sin su magia,
huérfana la tauromaquia.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 29 de agosto del 2017
Dedicado a Don Francisco Tavira Coba, erudito y gran promotor del arte del toreo . . .
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
NO lo mató el toro si no una transfusión de sangre contaminada por haber sido utilizada ya,lo mató el Hospital, nadie habláis de ello y es IMPORTANTE decirlo y recordar la importancia de la SANIDAD.
ResponderEliminar¿Como es posible que haya tantas contradicciones entre los que fueron testigos de la muerte de Manolete? Fueron muchas horas las que aguantó hasta morir. El doctor Tamames declaró muchos años después a la prensa, que fue un fallo de los médicos.
ResponderEliminarUnknown:
ResponderEliminarEs la tesis más creíble, pero ¿un fallo de los médicos que le atendieron en primera instancia y que parece que habían conseguido recuperarlo o un fallo de Jiménez Guinea que trajo el suero fatídico?