Por Paco Carmona
Castella frente a
Jabatillo (Foto Las Ventas)
Madrid. 27 de mayo de 2015
Muchas veces, se celebran faenas de
éxito a toros no menos importantes que acaban
con el corte de orejas y vueltas al ruedo.
Cuando se trata de Madrid esta circunstancia es más inusual, y rara vez se premia de manera tan evidente un hecho tan soberano e innegociable como el ocurrido el día 27 en Madrid. Madrid es Madrid, para bien y para mal y a veces, muchas, es como el famoso personaje del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Pese a la estocada caída, dos orejas
incontestables (Foto Las
Ventas)
Madrid es capaz de lo peor y lo
mejor. Capaz de ningunear a uno de los
mejores de la Historia, y capaz de echar por
tierra todo cuanto haga el torero más importante de la
actualidad. Dicho esto, tan escueto como se merece esa parte
radical de Madrid, me gustaría al menos poder
llegar a explicar el hecho tan maravilloso que sucedió ayer en
la "Plaza más importante del mundo".
Pese a posibles reparos, incontestable vuelta al ruedo a Jabatillo (Foto Javier Arroyo-Aplausos)
En primer lugar, no le encuentro disculpa
alguna al crimen cometido ayer por la Cátedra
con Jabatillo, no tanto por no perdonarle la vida a ese
grandioso toro que echó ayer Alcurrucén, sino por ni siquiera
atreverse a pedirlo de forma seria y evidente.
Tampoco quisiera pasar por alto al tercer
culpable de lo sucedido, que de forma anónima y
discreta ha conseguido juntar el hambre con las ganas de comer. Me
refiero a Don Pablo Lozano, un sabio
del toreo al que el taurinismo de pro sí que
le tiene en un pedestal y de forma más que merecida. Culpable
de criar un toro como Jabatillo y culpable de
hacer mucho más importante a un torero como Sebastián
Castella.
Aquí nada es casualidad, ni ver
embestir con tanta categoría es cuestión de suerte,
ni ver cuajar un toro a ese nivel depende de las
bolitas de las que hablaba "Rafaé".
Jabatillo, como ya todos lo conocen ha sido
inmenso de bueno, muy bravo, un
torrente, un manantial de bravura. Una bravura
ordenada, distinta, nada
salvaje, un caño abierto al que Sebastián le abría y
cerraba el grifo hasta que Jabatillo ya no pudo parar de
embestir. Y embistió entregado, por abajo,
empujando, humillando y a más.
Jabatillo embistiendo. ¿Qué podía hacer si
no? (Foto Javier Arroyo-Aplausos)
Y Castella lo toreó por momentos cumbre, ni un
pero, con un inicio de faena histórico, de
vértigo, de una intensidad, ligazón y ritmo no apto para
cardiacos. Y mucho toreo, mucho y muy buen toreo. Cuatro tandas
redondas limpias, profundas, de gran transmisión y
verdad.
El toreo límpio, profundo y relajado de
Castella a Jabatillo (Foto Javier
Arroyo-Aplausos)
Amenazó con bajar la intensidad hasta que el
torero, al que ayer le salía todo, sorprendió
a propios y extraños con algo tan del gusto de Madrid como es
el toreo genuflexo por bajo y por los dos pitones.
Explosión final (Foto
ABC)
Un gran final que no debió ocurrir
nunca como paso previo a montar la espada...
Una espada que cayó baja (me dio igual) con la suerte
bien hecha y tirándose a matar a un toro que no
mereció morir.
El resultado ya lo sabemos todos,
vuelta al ruedo a uno de los toros más bravos
y de hermosa embestida que he visto en mi vida, y dos
orejas de Madrid a un Castella
en vena que supo resolver con alta nota una
ecuación nada fácil como fue encontrarse en
Madrid con un toro para hacer
Historia.
Un encuentro feliz: Castella y Jabatillo
(Foto Mundotoro)
No me canso de recordar una y otra vez como ha
embestido ochenta veces por abajo empujándola
con una fe tremenda y bravo como para hacer media docena de
ganaderías.
Por fin le hemos puesto cara a ese toro de
Nuñez del que tanto se habla. Un toro con una
expresión y una cara buenísima, que se
comportó desordenado al principio y terminó pidiendo
poetas.
Muy emocionante ver embestir a un toro así al
que anteriormente, Morante le pega dos lances y una larga
marca de la casa y Castella lo paró de salida
perfecto (no es fácil) para afuera con él,
reunido y acompañando muy bien. Los grandes
toreros torean para la Historia, y Castella a mi forma
de entender estuvo a un gran nivel toda la tarde.
Se buscan poetas que sepan cantar el toreo (Foto Las Ventas)
Lo del sexto no fue ninguna
tontería, pero volviendo a Jabatillo,
Sebastian lo toreó muy suelto de brazos,
firme de plantas y rápido de coco. A veces lo
toreó y otras acompañó tanta bravura con
distinción, reunido, a compás, natural, galán incluso y
muy seguido. Ritmado en el toreo fundamental y
de matrícula de honor en los remates, cambio de mano,
trincherillas y pases de pecho.
El toreo (Foto Las
Ventas)
El toro fue tan profundo, tan
seguido, tan bravo que se ha tenido que
acelerar por momentos el torero, o mejor dicho,
mecanizar algo para no dormirse y estar
siempre con la escopeta cargada al igual que el toro estaba con
el disparo metido.
Para mí, lo más importante del torero era como
recogía, toreaba y soltaba
cada embestida, sin buscar otra cosa que no fuera torear.
Emocionante a más no poder ver un toro
embestir así. Por ejemplo, se la subía al final en
algunos muletazos desesperantes de emoción porque por abajo el toro era
aún más seguido y más bravo y al irse el torero detrás con el
pecho y la cintura le perdía un tiempo para girar y
quedarse colocado a tiempo.
Una maravilla la verdad... Una razón de peso
para creer en el milagro del toreo, y lo que para mí es aún más
difícil, el milagro de la bravura. Es mucho más difícil
y complicado ver embestir bien que ver torear bien.
Jabatillo salta al ruedo de las Ventas. Se inicia la historia que hizo Historia (Foto Javier Arroyo-Aplausos)
Siempre digo que no creo en una pureza
escrita, en una verdad absoluta, que mi única bandera
a la que seguir y en la que creer es la entrega. La
voluntad del hombre que se entrega a sus sueños y a partir de ahora un poco más,
al sueño de un hombre que transformó la bravura sin
orden en un espectáculo para la Historia, me refiero
de nuevo a Don Pablo Lozano, que por algo le llamaron la
Muleta de Castilla y ahora le dicen sabio.
El sabio (Fotografía de La Tribuna
de Albacete)
Qué maravilla ver embestir un toro así....y aún he leido por ahí que solo fué un mansito que se dejo pegar cuarenta mil muletazos...de verdad que lo de algunos es de juzgado de guardia
ResponderEliminarComo el autor de esta lectura recalca que lo vivido en Madrid en esa corrida es “incontestable”, pues no me queda más remedio que limitarme en mis opiniones.
ResponderEliminarSolo quería preguntarte: ¿Qué te parece el toro “Cubano” de Valdellán en Vic-Fezensac?
http://www.feria.tv/video-3167_vic--cubano-de-valdellan.html
Comparándolos, encuentro una diferencia abismal entre uno y otro, siendo uno de ellos paradigma de un verdadero toro bravo.
Saludos, José
Gustavo
Me parece que efectivamente, la diferencia es abismal. Un abismo tan difícil de comparar que no encuentro ninguna similitud entre en comportamiento y la lidia de Jabatillo y Cubano.
ResponderEliminarLo de Cubano es otra "fiesta", tan viva, tan real, tan necesaria e incontestable como la de Jabatillo.
Vic es un plaza fundamental, no para Francia sino para la Tauromaquia en general, con una afición fantástica y muy generosa con todos aquellos toreros (matadores y cuadrillas) que se entregan a ella.
Una pena que el toro se haya orientado en el ultimo tercio y se haya orientado y aburrido tan pronto de embestir bien. Aunque para ser justos, el toreo de muleta tenía más de pelea que de entendimiento. Pena de accidente en el último instante.
Esa es mi opinión José Gustavo.
Un saludo
Sr. Carmona,
ResponderEliminarSi convenimos que existen dos fiestas, lo normal será que unos se decanten por un tipo y otros por el otro, y algunos por los dos. Es decir, los aficionados estaremos divididos por dos bandos, ¿no es peligroso pensar eso?
Yo llevo solo cinco años de aficionado y es la fiesta con la que me he encontrado. La Fiesta dividida me refiero. Y en estos últimos años me he identificado más con la fiesta en la que se le da importancia al Toro y a la lidia completa. Si consideramos a Jabatillo como bravo, ¿no estamos cayendo en la negligencia de no darle importancia a la suerte de varas?
Quizá sea solo mi percepción, de pronto me equivoco, pero me resulta evidente que es un TORO DISMINUIDO el que sale al ruedo en tarde de figuras. Que no luchan en el caballo y que se entregan fácilmente a la muleta del torero. Que así como entregan 90 “embestidas” creo que tranquilamente podrían ser 200 o 300, tal como alguna vez lo demostró Enrique Ponce toreando una vaca por 42minutos. Y ese toro pasará y pasará por la muleta del torero y quizá jamás se dé cuente lo que le están haciendo. ¿El toro bravo no debería ser también “inteligente” para darse cuenta en un determinado momento que lo están engañando, (si acaso “bravura” es considerado como un conjunto de virtudes positivas en pro de la emoción)?
Pero volviendo a lo del primer párrafo, que es lo que más me inquieta, si convenimos que existen dos fiestas, la división será inevitable. Y no me refiero a la eterna diferencia del toreo de estilos artísticos y poderosos, sino a uno mayor, más peligroso.
A mí, como aficionado, no me quedará otra cosa que respetar el gusto de aquel aficionado a la otra fiesta, y siempre podremos discurrir (que no discutir) sobre lo que no nos parece, pero entre esas dos tauromaquias(fiestas) que usted distingue yo me decanto por uno solo, el de los valores de toda la vida, discúlpeme.
Saludos,
Gustavo Ortiz.
Yo no pienso eso Gustavo, lo pensáis aquellos que sí queréis dividir esas dos aficiones. Pesar y medir las palabras de uno cuando en realidad el texto que suscribo lo único que busca es la exaltación de la bravura y rendir homenaje a un toro para mí, tan bravo y encastado como Jabatillo, no le encuentro mucho sentido. Veo que lo tiene tan claro que sabe que el toro en cuestión estaba disminuido y que además no tenía ningún peligro, por lo tanto es poco más lo que puedo contestar.
ResponderEliminarY sí, sí hay dos fiestas y tres y cuatro porque a lo que usted se refiere de forma partidista como "el toro", yo ese toro siempre o casi siempre le veo y le distingo. Mi distinción es por la fiesta de Vic, por la fiesta de darle casi todo el protagonismo al toro y de esos toreros tan honrados, valientes y generosos que con ese público da gusto y merece la pena los esfuerzos. En cambio yo, no veo trampa ni cartón en la Fiesta que todos los que nos apasionados con la bravura, reconocimos con Jabatillo.
Me alegro que tan pronto lo tenga tan claro y se decante por "los valores de toda la vida", a mí todavía nadie me ha explicado esos valores de toda la vida y tampoco llego aclararme del todo.
Un saludo
Paco
Domi:
ResponderEliminarUna maravilla total. En efecto
Un abrazo
Gustavo Ortiz/Paco Carmona:
ResponderEliminarCualquier debate que parte de la consideración de que el toro de las figuras es un toro disminuido es un debate estéril.
No creo que haya dos fiestas pero si creo que hay dos tipos de aficionados.
Primer tipo. Los aficionados que miran al ruedo. Ven unos toros y luego otros; ven unos toreros y luego otros. Comparan, piensan y sacan conclusiones de LO QUE VEN.
Y segundo tipo, los aficionados que leen u oyen a otros aficionados, críticos y escritores, que a partir de ahí forman sus convicciones y que luego, pero solo LUEGO, miran al ruedo para comprobar si lo que ven en el ruedo se ajusta o no a lo que tienen en la cabeza.
El aficionado del primer tipo (aristotélico) es más pragmático y realista. Suele ser más moderado aunque, a veces, demasiado complaciente. Acepta las cosas como son y, sobre todo, acepta que evolucionen al ritmo de los tiempos. Tiende a idealizar el presente y a despreciar o renunciar al pasado.
El del segundo tipo (platónico) es utópico e idealista. Suele ser más radical e intransigente. Reniega del presente y quiere recuperar una fiesta pasada que nunca existió (salvo en su propia imaginación). Idealiza el pasado y caricaturiza el presente.
No hay dos fiestas sino dos formas diferentes de ver la "misma" fiesta.
Creo que el ideal sería un aficionado que mezclara ambas visiones al mismo tiempo. Pero si tenemos que elegir, personalmente prefiero vivir en mi época antes que de unos recuerdos que nunca fueron míos.
Un cordial saludo a ambos-
Paco / Jose
ResponderEliminarYo no he dicho que usted piense eso (lo de la división de aficiones), yo preguntaba. Y yo tampoco estoy de acuerdo que los aficionados estemos divididos, por eso puse que eso era peligroso.
Sobre lo del toro disminuido, eso lo tengo alguito claro. Basta ver ese comportamiento generalizado en los toros a la hora de luchar en el caballo (salvo contadas excepciones). Y también lo tuve claro por tardes en mi plaza (Acho) donde las figuras estoqueaban animales sin presencia sin ninguna vergüenza (años 2011 y 2012). Eso fue algo decepcionante.
Sobre los valores, ya lo dijo alguna vez Victorino Martín hijo, que el toro bravo es ejemplo de virtudes o valores que tranquilamente podemos extrapolar a la vida diaria para ser mejores personas. A eso me refería, y el toreo tiene ciertos valores que van por ese rumbo también.
Y no es que lo tenga tan claro como ud, cree. A veces también dudo de lo que pienso, imagínese.
Jose, ¿tan pocas clases de aficionados existen? Yo creo que no encajo en ninguna de ellas, en ese sentido, puede que ni exista como aficionado. Pero hablando sobre el 2do tipo, no creo que la fiesta que este desea exista solo en su imaginación, bien sabemos que en algunas ciudades francesas se da ese espectáculo que tanto reclamamos, existe y no es utópico. De hecho, en una de ellas apareció “Cubano”, el toro por el cual empezó este debate.
Saludos cordiales,
Gustavo.
Gustavo Ortiz:
ResponderEliminarLas simplificaciones son malas en todos los sentidos y la que yo he hecho, necesariamente también lo es pero creo más gráfica y real es que existen dos grandes grupos de aficionados que pensar que existen o tienen que existir dos fiestas distintas como esos dos grupos (no excluyo a nadie pretenden).
Que defienda usted al segundo grupo y no al primero de mi critica es sintomático de que tendemos a encuadrarnos en uno de ellos.
No es malo que haya distintas visiones. No es malo defender lo que nos gusta pero es malísimo atacar otras opciones. Primar la crítica a lo que NO nos gusta sobre la defensa de lo que nos gusta es lo que no comparto
Un cordial saludo
Gustavo Ortiz:
ResponderEliminarLas simplificaciones son malas en todos los sentidos y la que yo he hecho, necesariamente también lo es pero creo que es más real pensar que existen dos grandes grupos de aficionados que pensar que existen o tienen que existir dos fiestas distintas.
Que defienda usted al segundo grupo y no al primero es sintomático de que todos tendemos a encuadrarnos en uno de ellos y da la razón a mi esquema.
Pero, no es malo que haya distintas visiones. No es malo defender lo que nos gusta. Lo que en mi opinión no es bueno sino malo o malísimo es primar la crítica sistemática e injustificada a lo que NO nos gusta antes que defender y publicitar lo que nos gusta.
Eso es lo que no comparto.
Un cordial saludo