Por Jose Morente
Este post se iba a publicar el día 14 de mayo, al cumplirse los 99 años justos de la lidia del novillo Palmero de Rincón en Sevilla. Sin embargo, la terrible cogida de Saúl Jiménez Fortes en las Ventas ese día nos obligó a demorar su publicación hasta hoy. Después de 99 años, esperar algunos días más, no parece relevante.
Este post está dedicado a André Viard a quien tanto tenemos que agradecer, por su trabajo, esmero y dedicación, todos aquellos a quienes nos entusiasma el toro en el campo. La mayor parte de la documentación manejadaestá extraída del Opus nº 19 de la colección “Tierras Taurinas” de André. Un numero imprescindible (como todos los restantes números de esa serie) para acercarnos al mundo del toro en el campo, de los ganaderos y de las ganaderías. Un mundo que, hasta la aparición de Tierras Taurinas, era en gran parte desconocido para la mayoría de los aficionados.
Palmero, novillo de Manuel Rincón, lidiado en Sevilla el 14 de mayo de 1916. Fue bravísimo y nobilísimo, provocando el entusiasmo de los espectadores de una corrida muy accidentada.(Fotografía de André Viard en Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Para el aficionado conspicuo, “palmero” es cualquier espectador que se atreva a aplaudir a alguna figura… aunque esta se merezca el aplauso.
Pero para los aficionados conocedores de encastes y ganaderías, o sea, para los lectores de Tierras Taurinas por ejemplo, Palmero es el nombre de un bravo novillo de Rincón al que le tocaron las palmas (y algo más que las palmas) el día que la ganadería debutaba en Sevilla. Era el 14 de mayo de 1916.
La ganadería de Rincón tiene su interés porque es una de las bases a partir de la que se formó la de Carlos Nuñez, origen de ese encaste que hoy comparten las ganaderías de esa familia, la de Manolo González, la de los Lozano, etc.
El pasado año 2014, el mítico hierro de Rincón volvía a Tarifa. En el primer herradero estuvieron presentes algunos toreros muy vinculados a esta ganadería como Manuel Benítez el Cordobés quien aparece sonriente en la imagen (Fotografía de Carlos Nuñez)
Hagamos historia. Hablemos de Rincón. Del ganadero Manuel Rincón.
Rincón. Un ganadero antiguo pero modernista
Manuel Rincón y Rincón, un ganadero que ha dejado su nombre para la posteridad (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Como hemos dicho el toro de Rincón es una de las bases del encaste Nuñez (Las otras son Villamarta y Pedrajas). Lo curioso es que, también la ganadería de Rincón, se había formado por amalgama de otras varias. Y es que, esto de la pureza de los encastes, resulta un verdadero cuento chino a poco que se indague.
Aunque al toro de Rincón siempre se le ha considerado como de procedencia Parladé, el tema debe matizarse pues, en realidad, su origen es la testamentaria de Manuel Valladares (o sea, encaste vazqueño). Más tarde, en 1907, echaron a las vacas un semental comprado a Juan Gonzalez Nandín (también de encaste vazqueño), Mirlito que, como ocurría entonces, acabó siendo lidiado en Aracena en 1915 ¡¡con catorce años y quince yerbas! saliendo extraordinario y noble y sin que se le notaran ni la edad ni los resabios propios del manoseo.
Mirlito, semental de Rincón, comprado a Nandín. Estuvo 7 años en las vacas. Luego se lidió en Aracena en 1915. Salió “superiorísimo” sin acusar resabios (Fotografía de André Viard en Tierrras Taurinas. Opus nº 19)
Mas tarde, empezaron a llegar a Los Lozanos, reses procedentes de Vistahermosa. Así en 1911, se añade una punta de reses de José Carvajal (mezcla de Ibarra con reses vazqueñas) y siete vacas de Villalón (procedentes de Adalid o sea, puro encaste Vistahermosa vía Arias de Saavedra).
Por fin, en 1912 y 1913, llegan dos lotes más numerosos y un semental, León, de Fernando Parladé que junto a otro, de nombre Farruco que se sacó de las vacas de Parladé que habían llegado preñadas, acabarían de definir, con el tiempo, la ganadería.
Pero en 1915 cuando el ganadero Manuel Rincón se presenta en Sevilla con una novillada que tuvo su historia, todavía la ganadería era una mescolanza de encastes predominando la sangre vazqueña.
Una novillada accidentada
Cartel de la novillada en la que hizo su presentación en Sevilla la ganadería de Manuel Rincón. Era el 14 de mayo de 1916 (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 9)
La novillada de presentación de Manuel Rincón en Sevilla, fue muy accidentada. Lo cuenta Onarres en Sol y Sombra.
La reseña completa de la novillada en Sol y Sombra (Archivo del autor)
El sexto novillo achuchó varías veces al diestro Manuel de los Ríos, hijo de un general del ejercito, y acabó cogiéndole por lo que ingresó en la enfermería donde le atendieron de la aparatosa herida en la cabeza que reseña Onarres y, también, de otra herida contusa en el muslo derecho. Se le traslado en automóvil a su domicilio.
Manuel de los Ríos en el tercer novillo. Según Onarres le toreó “movido y demostrando haber toreado poco”, lo que corrobora la fotografía. Valiente pero con poca pericia y oficio la cogida era inevitable (Fotografía publicada en Toros y Toreros)
Lo peor ocurrió, sin embargo, en el segundo toro. Al ir Hipólito a descabellar después de varias estocadas, el estoque saltó al tendido hiriendo de gravedad al espectador Juan José López Jimenez, hijo de un personaje muy conocido en Sevilla, según decía la prensa.
Una de las estocadas de Hipólito al segundo. Luego al descabellar, el estoque saltó al tendido, hiriendo gravemente a un espectador (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
El momento fue dramático pues el estoque le había atravesado el pecho, saliendo por la espalda y dejando al descubierto el paquete vascular.
El infortunado joven, que sangraba abundantemente, se arrancó con sus propias manos el estoque gritando: “¡Me ha matado” ¡Me ha matado” Saltó al callejón y allí de desplomó. Trasladado a la enfermería, los periódicos que daban la noticia temían un funesto desenlace.
Poco tiempo después se implantaría la cruceta, para evitar este tipo de desgracias. Nacía así el estoque de descabellar diferenciado del de matar. Antes se utilizaba el mismo para ambos cometidos.
Un novillo bravísimo
Después del drama, cambió la decoración cuando salió al ruedo el cuarto novillo de la tarde, Palmero, número 7, “ojo de perdiz y de buenas herramientas”. Novillo que le correspondió a Tello.
Palmero en el ruedo de la Maestranza (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus 19)
El toro salió bravísimo por lo que quizás le vino un poco largo a Tello quien, sin embargo, había estado valentísimo en su primero.
Tello, había estado muy valiente en el primero, otro novillo también bravísimo. Le había puesto un colosal par de las cortas y luego le toreó cerca destacando este muletazo de rodillas (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Palmero salió derrotando y rompiendo los tableros por dos veces. Luego tomó, en el mismo tercio, ocho varas por seis caídas y dos caballos muertos.
Los picadores se retiraron por error pero tuvieron que regresar ante el clamor popular. El toro que mientras tanto se había estado lamiendo la sangre de la cara, tomó tres nuevas varas con el mismo ímpetu, dio otra caída y mató otro caballo.
Ahí se produjo el delirio. Hasta el Presidente (un buen aficionado) se levantó para aplaudir al ganadero.
Palmero en pleno tercio de varas. 4 caballos yacen en el ruedo mientras el toro aguarda desafiante la llegada de otro picador (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Para hacernos idea de la emoción que se vivió en la plaza, lo mejor es leer la descripción que hizo el propio ganadero y que transcribe André Viard en Tierras Taurinas:
“En mi vida he tenido más emoción; ya no sabía ante las manifestaciones del público que hacer: unos lloraban, otros reían, por dos veces me cogieron para sacarme en hombros, tirantes, lentes y chaleco me rompieron, el público de pie y yo no podía corresponder a estas atenciones por la emoción que tenía, el Conocedor lo hicieron salir cuando mi Palmero, el animalito, mi toro, estaba tendido en el medio de la plaza y las mulas le dieron por aclamación del público dos vueltas de honor y en el medio lo dejaron unos minutos parar; ha sido el primero que en la suerte de varas ha tocado la música”
El mayoral de Rincón en los medios aclamado por el público de la Maestranza. Era la primera vez que, en esta plaza, sonaba la música en el tercio de varas. Un momento histórico (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Por lo que respecta al origen de Palmero y sus hermanos estas son las notas de Manuel Rincón:
“Candilejo había nacido de una madre Villalón y de un toro de Nandín (Mirlito). Pelaíto era un puro Parladé. Nevaíto de Valladares/Nandín. Palmero de Valladares/Nandín. Chamorro de Carvajal/Nandín y Almirante un puro Carvajal”
O sea, que salvo el segundo (el del estoque que saltó al tendido) que era ·puro Parladé”, los demás tenían sangre vazqueña más o menos pura.
Palmero en el campo junto a sus hermanos de camada. De ahí salió la novillada de Sevilla. Palmero es el que está más a la izquierda de la imagen (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 19)
Hubo muchas discusiones entre aficionados sobre cual toro había sido mejor. Si el primero, el quinto o el cuarto. El caso es que este último, Palmero, fue el que provocó el entusiasmo de los espectadores quienes llegaron a pedir su indulto.
Una petición a la que no se sumó el propio ganadero quizás porque, como explicaba José María Granado Rincón, uno de sus nietos: “Mi abuelo no quería que indultasen a Palmero porque venia de otro encaste que no era Parladé”.
Los tiempos estaban cambiando y, ya en plena Edad de Oro, los toros de encaste Vazqueño iban perdiendo terreno frente a los de Vistahermosa en el criterio de ganaderos y toreros. Pero esa es otra historia.
Lo cierto es que Palmero de Manuel Rincón, hijo de Mirlito de Nandín y de una vaca de Valladares (vazqueño por los cuatro costados), fue el primer toro al que tocaron la música, en la Maestranza de Sevilla, durante el tercio de varas.
Al que tocaron la música por su bravura y nobleza.
La casa de Manuel M. Fernández de Jerez de la Frontera dedicó el oloroso y fino “Palmero” al bravísimo toro de Manuel Rincón.
¿Pedrajas es una de las bases de Núñez?
ResponderEliminarR.A.:
ResponderEliminarSi.
Parladé vendió a Fco. Correas un lote de vacas y un semental. Ese hato pasa a Félix Moreno quien lo vende a García Pedrajas el cual le incorpora un semental de Tamarón.
A la muerte de Antonio García Pedrajas la ganadería se divide en dos. La parte de su hija Magdalena García Natera es la rama más pura (Guardiola y los Tulios). La de su hijo Antonio, pasa a Ramón Mora Figueroa que incorpora sementales del Conde de la Corte. De ahí se nutren Juan Pedro, Carlos Núñez y derivados.
UN cordial saludo
Gracias una vez más José Morente, por este y cada uno de los trabajos y estudios sobre tauromaquia (y flamenco) que nos presentas pero sobre todo, que nos regalas. Un abrazo
ResponderEliminarPaco Carmona:
ResponderEliminarGracias Paco aunque la verdad es que al flamenco lo tenemos un poquito abandonado, al menos en el blog.
Un abrazo