Por Jose Morente (Fotografías de Gonzalo Arjona para Aplausos)
Mecanizado en varas (Foto del Blog Cornadas para todos)
Un toro y un torero protagonistas.
El toro: “Mecanizado” de Victorino Martín. nº 73. Cárdeno bragado. Nacido en febrero de 2011, 544 Kgs. de peso. Bravo toro de alegre y, por momentos, fiera embestida al caballo. Un toro que, además, se abría siempre en los engaños desde su salida y que fue a más a lo largo de su lidia. Un gran toro de Victorino Martín.
El torero: Antonio Ferrera. Nacido en Ibiza en febrero de 1978. Tomó la alternativa en Olivenza el 2 de marzo de 1997 siendo padrino Enrique Ponce y la confirmó en Madrid, el 28 de marzo del 99, de manos de Miguel Rodríguez. Una actuación redonda de un gran torero y un gran maestro.
El encuentro del toro y el torero. El toreo
La lidia total. 3 pares de banderillas prendidos en el lomo del toro. Un par el de la foto muy espectacular aunque, personalmente, me quedo con el tercero, un para quiebro en tablas con el toro al paso y el torero al paso también.
Mando y humillación. El torero manda (y manda mucho) mientras el toro humilla (y humilla mucho) siguiendo los vuelos de la muleta. La bravura noble y enclasada como clave (condición necesaria) para hacer posible el mejor toreo posible.
Cargar la suerte no es adelantar la pierna de salida (eso sería desplazar la trayectoria del toro) sino conducir la embestida con el brazo mientras el peso del cuerpo se desplaza de una pierna a la otra y se acompaña y manda, con torería, en esa embestida. Eso es lo que hace Ferrera: cargar la suerte.
El moderno toreo de muleta se basa y diferencia sobre todo en conducir la embestida del toro con los vuelos de la muleta en un muletazo lo más largo que permita la embestida del toro y el mando del torero. Al natural, cuando el torero sabe torear y el toro sabe embestir, los vuelos “vuelan”
Un viejo aforismo: Al torero que se coloca de frente, el toro le pasa sólo por el costado, al torero que se coloca de costado (de perfil) el toro le pasa por todo el frente. De pierna a pierna, de femoral a femoral. Por si eso fuera poco, Ferrera torea aquí al natural con la máxima naturalidad.
Una ecuación: Gran toro más gran torero igual a gran toreo.
Triunfo del toro y del torero.
Pese a que se mostró como un gran maestro a lo largo de toda la lidia y a que estuvo cumbre en la faena de muleta, Ferrera fue sólo premiado con una justa vuelta al ruedo que supo a poco. Hoy el manejo de los aceros, si hay tardanza en la muerte del toro, se penaliza en demasía.
Mecanizado empujó con bravura y fiereza en el caballo (aunque se salió suelto en el segundo envite) y embistió sin desmayo con clase, nobleza, bravura y profundidad, sobre todo por el pitón derecho, a lo largo de toda la lidia. Por todo ello, y pese a que demostró una cierta y constante tendencia a toriles, se le premió, justo premio, con la vuelta al ruedo a paso lento de las mulillas mientras sonaba la música en su honor.
“Un rato después – como dijo, en su día, Maximiliano de México en sus Memorias- la corrida había acabado. El pueblo bajó a la arena y afluyó a las puertas de salida. Lleno de embriaguez y entusiasmo dejé estos lugares (…)
Ferrera me parece un gran lidiador, que luce más cuando hay que pensar al toro, cuando hay que buscarle la tecla. El jueves lo vio, pero creo que hubo pasajes de la faena en que no acabó de sacarle todo lo que tenía. Para mi empezó muy bien, tuvo una fase en la que se descentró y acabó a un nivel superior. Visto por la tele. Y es sólo una opinión.
ResponderEliminarEl toro, calidad superior. Por poner un pero, quizá con un puntito de mansedumbre al salir del segundo puyazo, y una querencia cada vez más marcada, que, quizá, la acentuó esa duda de Ferrera, pero al que la codicia y bravura al seguir los engaños acababa pudiendo al puntito de manso.
Lo dicho, es sólo mi opinión. Y lo importante, disfruté mucho. Igual que viendo hoy al segundo Cuvillo. Dos registros, misma afición.