Por Jose Morente
Alucinante faenón de
Miguel Ángel Perera a un toro sumamente exigente, Morisqueto de Daniel Ruiz (Fotografía Diario Sur)
Morisqueto
Escribo esta entrada “shocado” todavía por el tremendo faenón que hizo ayer en la Malagueta, Miguel Ángel Perera, a uno de los toros más exigentes que he visto en una plaza de toros, Morisqueto de Daniel Ruiz.
Morisqueto un toro serio y con trapío pero sobre todo con un comportamiento fiero e indómito (Fotografía Diario Sur)
Un toro con fondo pero un toro que siempre vendía muy caras todas y cada una de sus embestidas, poniendo muy alto el precio en cada arrancada. Un toro con mucho peligro (que, por suerte, lo transmitía al tendido) y que no permitía el más mínimo error o duda del torero.
Con esos toros los errores se pagan demasiado caro. También se pagan demasiado caras las ganas de ponerse de verdad “en el sitio”. Perera fue cogido dos veces (una voltereta tremenda en los inicios de faena y otra vez al final) pero no por errores suyos o por torpeza sino por exponer de verdad.
Perera se la jugó de verdad (Fotografía Diario Sur)
Para el que no estuvo en la plaza, le aconsejaría que repasase el vídeo y que mirase atentamente la forma de embestir del astado, su transmisión y, sobre todo, ese instinto de coger, constante a lo largo de toda la faena. El toro llevaba el peligro en los pitones y en su mirada.
Pero hay algo aún más importante en el comportamiento de Morisqueto. Algo que es menos habitual y que alzaprima el mérito de lo que hizo Perera. Su resistencia a dejarse dominar. Y es que Morisqueto fue un toro indomable que no se entregó en ningún momento de la faena. Me explico.
Todas y cada una de las embestidas de Morisqueto tuvieron enjundia y fueron muy problemáticas. Todas sin excepción. Morisqueto una veces se frenaba con las manos por delante, otras llevaba la cara alta, otras punteaba el trapo, otras reponía. Siempre poniendo a prueba al torero. Siempre. Un regalito como se suele decir (Fotografía Diario Sur)
Hay toros que, por muy correosos, duros o difíciles que sean, pueden llegar a dominarse si el torero es capaz de hacerles muy bien las cosas. Un ejemplo, el toro de Cuvillo al que desorejó Morante en Bilbao hace unos años. El de la Puebla se dobló con él, consiguió meterlo en la muleta y a partir de ese momento, pudo relajarse y disfrutar toreando.
Pero hay otros toros que, por muy bien que se les toree, no se acaban de entregar nunca. Pueden pasar una y otra vez, embarcados en la muleta porque el torero les obliga a ello, pero conservan a lo largo de la faena, esa rebeldía, ese sentido, esa fiereza que tanta importancia le da a lo que se hace con ellos. A esa casta de toros indomables es a la que pertenecía Marisqueto.
Morisqueto no regaló ni una sola embestida. Sin embargo, Perera fue capaz de torearlo con la perfección que se observa en este muletazo. Perfecto es poco (Fotografía Diario Sur)
Perera
Con ese tipo de toro, lo que haga el torero tiene un mérito añadido. Adquiere otra dimensión.
Y otra dimensión es la que adquirió ayer la faena de Perera. Una faena construida a base de muletazos larguísimos, perfectos, donde parecía que el torero enganchaba o cosía el toro a la muleta y tiraba de él de forma milimétrica y majestuoso pero donde, al mismo tiempo, parecía que el toro iba queriendo empujar a la muleta (“comerse” la muleta) de forma vertiginosa y eléctrica. Tremendo contraste.
Si el toreo es “parar, templar y mandar”, Perera dio una lección de lo que es el toreo. Si el toreo es “soltar y recoger”, Perea sentó cátedra. Si el toreo es exponer las femorales más allá de cualquier planteamiento razonable, eso es lo que hizo Perera.
Torear (Fotografía Diario Sur)
En resumen, que Perera toreó de lujo a Morisqueto y le pudo. Pero, y ahí el mérito de la faena, le tuvo que poder de principio a final. En todos y cada uno de los muletazos. En todos, sin excepciones, pues el toro no se le entregó ni siquiera al final. Un detalle. Apuntillado ya Morisqueto, moribundo, todavía fue capaz de levantarse como una flecha y pegar un tremendo y último arreón.
La faena había tenido, además, final de infarto con el torero fuera de sí, más allá de toda lógica, de todo límite. Tanto se entregó Perera y tanto peligro tenía lo que estaba haciendo que el público pedía que aquello no se la jugara. Muchos espectadores de hoy no están hechos para emociones fuertes. Fiero toro y muy bravo torero. Faena de las que no se olvidan.
Olé Perera. Esta es la fiesta de siempre. La de los toreros valientes y los toros fieros.
Ese es el tipo de toro que no deja indiferente a nadie y que pone a los espectadores al límite de sus emociones. Un toro fiero, de fiereza indómita al que creo que muy pocos toreros del escalafón hubieron sido capaces de exponer como expuso Perera y muchos menos, dominar y torear como le dominó y toreo Perera.
¡Olé Morisqueto y su fiereza! ¡Olé Perera y sus redaños!
Perera frente a Morisqueto. Málaga. 4 de abril de 2015. Una fecha (Fotografía Diario Sur)
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Bonus track. La faena (FERIA tv)
Despues de ver repetidas veces el video de la excelente faena, sigo creyendo que la cogida que vemos ha sido error del matador. El toro volvio mas corto que en otras embestidas y Perera no abrio la distancia y el toro lo atropello. La calidad del toro es enorme. Tiene una pausa despues de cada muletazo y espera el toque para arrancar. Esta es, en mi concepto del toreo, lo que permite que torero ligue pases con mucho arte.
ResponderEliminarJim Verner
JIm Verner
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo. Vi la corrida en la plaza y la sensación de peligro que transmitía el toro (antes ya de la cogida) fue tremenda. No voy a entrar en detalles pero el toro avisó al torero varias veces antes de cogerle la primera vez y, sin embargo, Perera volvió a la carga con muchos redaños y firmeza.
El torero es siempre un héroe pues ponerse delante de un toro tiene mucho de heroico pero, como ocurrió el Sábado en Málaga, hay veces que ese heroísmo resulta mucho más evidente. Así fue para el público que estaba en la plaza y para la prensa especializada.
Un abrazo
Un abrazo
¡Vaya usted a paseo! Valiente basura el Perera y los demás... y sin toros.
ResponderEliminarCSP.
CSP
ResponderEliminarEs evidente que el insulto y la carencia de argumentos suelen ir de la mano, como ocurre en su caso.
Por lo que respecta a irme de paseo... ni lo sueñe. No me voy de paseo.
¿O también piensa enviar de paseo al resto de los asistentes? ¿De paseo a los 12.000 entusiasmados espectadores? ¿De paseo a todos los profesionales que estaban allí asombrados con lo que vieron? ¿De paseo la totalidad de los críticos especializado que contaron lo que vieron? Lo digo porque todos ellos salieron entusiasmados (que no de paseo) con las Faenas del extremeño.
Fiero toro y bravo torero. Gran faena para el recuerdo de los buenos aficionados al toreo.