Por Paco Carmona y Jose Morente
Morón de la Frontera. Septiembre del 15. Una cogida de Juan Belmonte
El caso de Juan Belmonte
Contaba Gregorio Corrochano, que, la llegada de Belmonte al toreo fue causa de tal confusión y desconcierto que de él se llegó a decir que “así no se podía torear”.
La cuestión es que los aficionados se encontraron ante un torero al que cogían mucho los toros y recordaban el caso de Maoliyo el Espartero y su dramático fin y pensaban que, con Juan Belmonte, se iba a repetir la tragedia.
Belmonte rodó mucho por los morrillos de unos toros que, por suerte para él, pocas veces le calaron. Al cabo de un cierto tiempo, los toros empezaron a respetar su toreo y él a respetar a los toros. Y lo que había sido revolución y heterodoxia, acabó convertido en norma y canon.
Belmonte se retiró cuando quiso y como quiso. Y, además, rico. Al final de su vida (Belmonte en Capua), nada había ya que recordara al torerillo anarquista que empezó toreando por las noches en los cercados de Tablada a la luz de un farol de carburo.
Belmonte en Tablada por Andrés Martínez de León.
Saúl Jiménez Fortes
Cien años después de la aventura belmontista, un torero –Saúl Jiménez Fortes- provoca, entre los aficionados y los críticos sensaciones tan fuertes y encontradas como las que, en su día, provocó Belmonte. Y es que a Saúl, como a Belmonte, le cogen mucho los toros.
Cogida de Saúl Jiménez Fortes
Sin embargo, ya desde que Saúl fuera alumno de la Escuela Taurina de Málaga y como ocurre con todos aquellos chavales que tienen unas cualidades naturales para el toreo, no era difícil vaticinar (no hay que ser adivino) que sería alguien importante en esto del Toro.
De padre y madre toreros y acompañado, casi siempre por su hermana Verónica, una gran aficionada y su más fiel admiradora, la capacidad torera de Saúl era patente desde sus inicios como novillero sin caballos.
Creemos que, desde esa época, Saúl tenía ya muy claro ese ideal que, a día de hoy, tanto le está costando: “Es un peaje demasiado alto”, le escuchamos decir –sobrecogidos- a su madre hace poco tiempo, en la puerta de una de esas enfermerías que tan bien conoce este torero.
Saúl en el hospital acompañado de su madre, la torero Mari Fortes, toda una señora con una humanidad y una clase exquisitas.
Lo peor de todo es que, esa primera inercia del aficionado, esa sugestión que envuelve la opinión que tenemos de los toreros cuando son novedad, se desvanece poco a poco, como la sangre que un día tras otro derrama el malagueño.
Algunos le ponen en duda y ya se le empieza a cuestionar pues los toros le cogen demasiadas veces –dicen-. Se le tilda de torpón, de brutote, de atropellar la razón, de que así no son las cosas, así no puede ser. En resumen, ese sempiterno y recurrente “así no se puede torear”.
Esa eterna cantinela (la que antes oyeron Frascuelo, El Espartero, Belmonte, Diego Puerta o Ignacio Sánchez Mejías) le toca escucharla a Saúl día a día.
Los ilustres predecesores
Bien se ve que quienes le critican no conocen la historia del toreo (La Historia del Toreo con mayúsculas), la historia de Juan Belmonte, de quien decían lo mismo que dicen de Saúl, o la historia de Frascuelo quien, en cada estocada, perdía los agremanes de la manga de la chaquetilla o la más reciente historia de Diego Puerta quien, hasta en los Festivales ya retirado, salía toreando de rodillas con la muleta o la historia de Ignacio Sánchez Mejías… ¡Ignacio!
Y es que la historia del toreo (La Historia del Toreo con mayúsculas) está jalonada por los lances y avatares, heroicos a veces y dramáticos otras, de esos diestros valientes que van poniendo el necesario contrapunto a las tardes de sueño y gloria de los artistas o a los alardes de conocimiento del que hacen gala aquellos diestros que se ajustan la montera con páginas de las más viejas tauromaquias.
Son, sin embrago, los toreros de la cuerda de Saúl, los del valor seco y la verdad desnuda, los que nos ponen el nudo en la garganta y justifican, por su mera existencia, hasta la propia existencia de esta Fiesta secular.
Saúl se desplanta ante un toro de Bilbao en agosto de 2012
El futuro de Saúl
Suponemos que serán nuestras ganas o nuestro deseo de que, alguien que ha entendido la profesión desde sus inicios de esa exigente manera, se vea recompensado de alguna forma, las que determinan nuestra opinión sobre este torero.
Es cierto que se relaja a veces y que, a veces, no hay estructura en sus faenas. Es cierto que, en ocasiones, se embarulla, que idealiza el toreo y que, al final, se pierde en la búsqueda de la faena soñada, de un toreo imposible, de un muletazo perfecto... y eso ¿es malo? nos preguntamos.
La búsqueda del muletazo perfecto
Todo lo contrario. Que un chaval con veintipocos años le haga al toro aquello que sueña, sin una traición, sin optar por otros caminos más sencillos, sin apoyarse en unos recursos técnicos (nada fáciles tampoco, no nos engañemos) que estamos seguro que conoce y que, por voluntad propia, no pone en práctica, nos resulta sorprendente y gratificante.
Su toreo se hace a base de grandiosos muletazos en series incompletas, soberbios lances en quites atropellados, circulares imposibles ligados a una voltereta tras otra..
En nuestra opinión, el sueño de un chaval que debió beberse y mucho a José Tomás, debería tener premio como recompensa no solo a él sino a una manera auténtica de entender el toreo y la vida.
Una manera auténtica de entender el toreo y la vida
Tiempo al tiempo.
Nuestra apuesta está clara: Saúl Jiménez Fortes tiene que llegar a ser figura del toreo, sí o sí. No tenemos ninguna duda.
Tarde o temprano, Fortes pondrá en orden todo aquello tan extraordinario que posee. Esa verdad desnuda, esa manera de entender el toreo, esa pureza, la entrega, su verdad, su gran clase sin mentiras ni tapujos, sin un mal gesto sin concederse la mínima ventaja (pues todas, todas se las da a los toros).
“Así no se puede torear” le dijeron a Belmonte. Y al final, todos los toreros, todos, tuvieron que torear así. Así como toreaba Belmonte.
“Así no se puede torear” dicen unos y otros de Saúl y, sin embargo, nosotros deseamos, de todo corazón, que su apuesta torera cuaje y triunfe porque esa fidelidad a una personalidad propia, tiene que tener recompensa. Y la va a tener.
De eso, estamos seguros. Queremos estarlo.
Tiempo al tiempo, Saúl triunfará… Estamos seguros
Sin poder dejar de tener reservas sobre el futuro de Jiménez Fortes, hay algo que me hace dudar de esas reservas y es la inexistencia de un mal gesto. Creo que es la expresión verdadera y cabal de lo que debe ser un torero y que no siempre se ve en el ruedo.Sólo recalcar esto que tan acertádamente señalan.
ResponderEliminarSaludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFelicidades por este articulo tan sincero, desinteresado e independiente como el desnudo toreo de Saul.
ResponderEliminarEl tiempo tiene la virtud de poner todo en su sitio, solo los que se saben medrosos y banales buscan el atajo y la prisa, y tienen miedo que se desvanezca su maquillaje.
La verdad desnuda a quien no puede seguirla le atraganta, le incomoda, por ello, todos los que la han practicado han sido incómodos para el sistema. Y se les ataca, consientes de nuestra debilidad en unos casos y en otros incapaces de comprender esa grandeza en los demás.
Saul es El Esperado, llegará.
francisco butler:
ResponderEliminarUna apuesta tan fuerte no puede dejar de provocar dudas en el aficionado bienintencionado.
Pero como usted dice, su propia coherencia personal es lo que nos permite albergar todas las esperanzas que hemos puesto en este gran torero.
Un cordial saludo.
Nunca he visto un torero tan torpe como este Fortes. Respeto mucho su valor y sus ganas, pero torear es otra cosa. Tiene capacidad para ser otro torero (como le vimos en Valencia lasultimas Fallas) Pero sigue por un camino muy equivocado y estos comentario le perjudican mucho porque de sguir así se va a bajar del tren muy pronto.
ResponderEliminarY compararlo con Belmonte es ridiculo porque si es verdad que el trianero estaba bastante a la mercé de los toros, cuando toreaba era un Dios (sin olvidar sus aportaciones revolucionarias en el toreo).
Pedro Morales
Ojalá triunfe, y le sirvan los percances sufridos,pero modestamente creo, que Saul ,lo que no ha definido, es precisamnete su personalidad como torero, esto es, su tauromaquia, como si la definieron, todos los ejemplos mencionados,de toreros anteriores, abrazo, Manuel Vázquez
ResponderEliminar"El que quiera verlo, que aligere...", sentenció Guerrita sobre los comienzos de Belmonte.
ResponderEliminarQué razón lleva el maestro de maestros de la literatura taurina Pepe Alameda cuando sentencia: "No se equivocó El Guerra, el que empezó equivocado fue Belmonte".
Francisco Gallardo:
ResponderEliminarEn efecto, Saúl tiene que llegar a la meta que se ha propuesto.
Pedro Morales:
ResponderEliminarEn mi opinión, creo que los comentarios malévolos o las etiquetas irónicas ("El rincón de Ordoñez" "Para, gorrión" "La mandanga de Fulano" etc) son los que realmente hacen daño a los toreros.
Es verdad que muchos aficionados piensan, por el contrario, que es preferible la exigencia rigorista al elogio desmedido.
Es posible pero, sin embargo, creo que los toreros son quienes mejor saben cuales son sus virtudes y sus carencias.
Saúl es, como su toreo, una persona de una pieza, nada mentiroso. Ni pretende engañarnos ni pretende engañarse. De eso, estoy seguro.
Por lo que respecta a la comparación con Belmonte, hay que tomarla como lo que es: Un mero apunte de la cuerda o línea torera en la que se encuentra este diestro. Es lo mismo que cuando comparo a Juli con Gallito o a José Tomás con Manolete.
Se trata más de buscar similitudes de planteamientos, actitudes y conceptos comunes que de "comparar" cualidades como toreros. Son comparaciones "sanas" que no pretenden encumbrar a nadie (sino destacar matices que se repiten de un torero a otro a lo largo de la historia). Y es que algunos diestros son incomparables.
Saúl coincide con Belmonte en su apuesta por el riesgo o, mejor dicho, en su insobornable actitud en la cara del toro; en su pretensión de imponer su forma de torear a los toros (y no de adaptar esas formas a las condiciones de cada toro). Cierta torpeza lo asemeja aún más al Pasmo de Triana. Pero lo dicho, Belmonte es Belmonte. O sea, un mito. Y Saúl es un proyecto de buen torero con una apuesta que, a mí como aficionado, me encandila y emociona. Sólo eso. O nada más que eso pero me gustaría, de verdad, que esa apuesta saliera adelante.
Saludos
Manuel Vazquez:
ResponderEliminarEs posible aunque para mí lo que si tiene definido (si no su toreo) es su concepto del toreo, muy claro y muy puro.
Otra cosa es que logre (en ello está y lo tiene que conseguir) cuajarlo en las plazas.
Un cordial saludo
Juncal:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
Cuando sentenciamos, antes de tiempo, lo que va a ocurrir con un torero, lo normal es que acabemos equivocado pues si hay algo complicado de predecir es el futuro de ningún diestro.
Saludos
Creo que hacer comparaciones, de torero como fue Belmonte Joselito, o incluso toreros de los años 50, no son muy validas, partiendo de la base que en esa época no había, ni fútbol, ni tenis, ni un sinfín de entretenimiento, como lo hay hoy en día, lo mas seguro que muchas las figuras de aquel tiempo, no hubieran sido tan figuras, hoy la competencia es brutal.
ResponderEliminarJiménez Forte tiene las cualidades que debe tener un torero para llegar ha ser figura, no matador de toros que ya lo es, Jiménez Forte es este torero que estamos esperando, pero para llegar hay que tener claro que no es necesario pesar mucho por la enfermería, los terrenos del toro no se pueden pisar, pisarlo significa cogida, y cogida significa que nos priva de verlo varias tardes, y las cornadas duelen mucho, es hay cuando se le pierde el sitio al toro, mas tarde o mas temprano, las cornadas pasan facturas.
Creo que este tipo de toreos tiene que estar en manos de profesionales, que lo cuiden y mucho, este torero que ha hecho temblar a muchos compañeros de cartel, al que han visto como un huracán de valor, temple, y saber estar delante de los toros, hoy creo que no esta donde debería, los triunfos de Jiménez Forte están pasando de largo porque no hay gente buena ha su alrededor, este torero ha pasado el umbral de los comentarios del
buen sabor taurino, pero no nos equivoquemos aquí no esta todo echo.
Jiménez Forte nos hace levantarnos del asiento, porque tiene pellizco, un toreo del que gusta al neófito en el mundo del toreo, y esto dice mucho de el.
“ Jiménez Forte torero “
José Luis:
ResponderEliminarYa he explicado en mi anterior comentario el sentido y alcance (limitado) que tienen estas comparaciones que no pretenden tampoco resaltar la repercusión que el torero pudiera tener en la sociedad de su época (algo que ha variado enormemente) sino su impacto en los aficionados.
Nos emocionamos recordando nombres de toreros pasados mientras ignoramos algunos que están a nuestro lado y que, probablemente, impactaran en la memoria de los aficionados de las generaciones futuras. ¡Así de desorientados somos los aficionados modernos!
Por lo que respecta a Saúl sin entrar en el análisis de las causas de su situación actual, creo que la solución está en su propia mano. Estoy seguro que este diestro va a poner pronto orden en su toreo.
Un saludo