Por Jose Morente
Un detalle de un fotograma de una película que circula por Internet y que lleva la fecha de 1929.
Una fecha errónea
Revisando películas taurinas antiguas (una de mis pasiones) me encuentro un vídeo, en youtube, no sé si de propaganda anti-taurina, titulado “Cuando los caballos no llevaban peto”.
http://www.youtube.com/watch?v=ZCTrLWncSjs
Se trata de una serie de secuencias de distintas corridas de toros con grabaciones de la época anterior a la implantación del peto en los caballos. Son escenas muy duras en las que se refleja toda la crudeza de la suerte de varas antes del peto.
Una de esas secuencias me ha llamado poderosamente la atención, no sólo por su duración sino, también y sobre todo, porque lleva como “etiqueta” una fecha llamativa y errónea: La de 1929.
Y digo llamativa y errónea porque el rótulo es de buen tamaño y porque en ese año ya se picaba con peto (rudimentario pero peto al fin) mientras que el caballo que se ve en las imágenes no lo lleva.
Un caballo sin peto, algo que no era ya posible en 1929, el año de la etiqueta del vídeo. La fecha, que aparece sobreimpresionada, es errónea.
Un tercio de varas a la antigua
Errores de fecha aparte, merece la pena ver esa secuencia pues refleja muy bien como eran el tercio de varas y los quites en tiempos pretéritos.
He aquí la secuencia filmada que ha llegado a nosotros.
Aconsejo revisar las imágenes detenidamente (varias veces si es necesario) ya que podemos ver lo siguiente:
Primero. La plaza de toros se puede identificar claramente (la barrera es inconfundible) como la plaza de toros de Sevilla. Definido el lugar pasemos a describir la acción y los protagonistas.
La barrera inconfundible de la plaza de toros de Sevilla
Segundo. Lo primero que vemos es a un torero (le llamaremos torero nº 1) rematando un quite. Sabemos que realiza un quite pues, aunque no vemos ningún picador, lo delata la colocación del pelotón de toreros y el caballo muerto al fondo (señal de que el toro ha sido ya picado una vez al menos)
El quite (lo que vemos de él) es magnífico. Una media verónica y, después, ganando el pitón contrario, un recorte al molinillo para colocar al toro ante el caballo. Aunque el torero lancea algo encorvado, el remate es sublime, estirándose sobre las puntas de los pies. Transmite mucha pasión y sentimiento.
El quite del torero nº 2. Con el fondo de un caballo muerto vemos una media y un recorte con mucha exposición (ganando el pitón contrario) y con mucha emoción. Se intuye la ovación del público.
Tercero. El toro es algo tardo y el picador tiene que adelantarle mucho el caballo (casi encima) para que se arranque. Pero cuando lo hace, el toro grande y con poder, derriba con estrépito. Luego recarga sobre el caballo caído en el suelo.
El cite del picador. Un cite desde muy cerca, a menos de un cuerpo de distancia (cite que hoy no se toleraría), pero adecuado pues esa es la distancia que pide el toro.
Secuencia del puyazo (algo trasero). El toro (que parece cárdeno) se defiende con la cara alta pero (grande y de poder) derriba y recarga.
Cuarto. El siguiente torero (le llamaremos torero nº 2), muy atento, saca al toro del caballo –pues es su turno- bregando a dos manos.
Después del segundo capotazo se interrumpe la película bruscamente. ¡Una verdadera lástima!
El quite del torero nº 2. De poder a poder, a dos manos con el capote por delante. Bregando, pero con mucho estilo.
Quinto. Aunque del tercer diestro (el que lleva traje bordado con hilo negro y al que llamaremos torero nº 3) no está filmado su intervención en los quites de este toro, su actitud durante toda la secuencia es magistral y resulta de máximo interés para saber como se comportaba un buen lidiador en el tercio de varas.
Este diestro está muy atento al caballo y a los demás toreros, en todo momento, pero sin entorpecer ni intervenir porque no es su turno.
Tiene mucho interés fijarse en lo que hace el torero nº 3 (Vestido con traje de hilo negro). Paradójicamente, el único al que no vemos torear.
Resulta muy llamativo lo pendiente que está, este diestro, del quite del torero nº 1 (hasta el punto de pegar una ligera carrerita cuando este remate su quite, por si hay que cortar al toro). Pero cuando ve que el toro no hace por su compañero, se relaja y retira. Luego cuando entra el picador de tanda, se mantiene muy atento y se coloca a la altura de la cabeza del caballo, aunque no le corresponde a él ese quite. Cuando el toro derriba y luego recarga, se acerca llamando su atención y fijándolo pero sin citarlo. Sólo se endereza y relaja otra vez cuando el toro toma y sigue el capote del otro diestro.
¿Quienes y cuando?
Aunque la película nos llega sin información sobre quienes son o pueden ser los toreros que aparecen, creo que, aunque no sea fácil, podemos deducir sus nombres a la vista de estas (borrosas) imágenes. Se admiten hipótesis.
La solución (si la hubiera) en la próxima entrega.
(Continuará)
NOTA: Los miembros del grupo de facebook “Reunión Gallito” deben abstenerse pues ya conocen las posibles respuestas.
Nada que decir sobre los comentarios vertidos en youtube por sensibles animalistas, seguramente comedores de carne, convencidos sin duda de que en aquellos tiempos los alimentos de origen animal eran obtenidos por métodos incruentos. Algo así como aquello del “susto o muerte”. En fin, que es lo que tiene ser naturalista de maceta y mascota…
ResponderEliminarEn cuanto al vídeo, interesantisimo por su antigüedad (siempre hay algo sorprendente en estas imágenes añejas) es difícil distinguir a los protagonistas, pero por decir algo ya que nadie se anima, diría que el más grande, Marcial Lalanda, asiduo de la Maestranza en aquellos años, anda por el albero. Otro podía ser “El Algabeño”, también frecuentemente en los carteles por aquellos años(alguno antes del 29, desde luego).
Y no me atrevo a apostar por el tercero.
Desde "Cardenos y Jaboneros", últimamente un tanto parados, Saludos…
Juselín:
ResponderEliminarSi el vídeo está probablemente colgado en youtube con intención de denunciar la dureza de la fiesta de aquellas épocas, algo que, a la vista de las imágenes, no podemos dejar de reconocer. Sin embargo, obvian los innegables valores éticos y morales que tiene la tauromaquia tal y como está planteada hoy día y sobre lo que habría mucho que hablar y mucho que discutir, especialmente la hipocresía que algunos demuestran en estas cuestiones.
Sobre los toreros es difícil pronunciarse, yo por cuestiones de estilo y forma de comportarse en la plaza creo que son los que decimos en la nueva entrada que insertamos ayer noche.
Un cordial saludo a "Cárdenos y jaboneros" (que no decaiga)