Por Jose Morente
Talavante cantando en Mérida durante la faena al tercero de la tarde, el día 1 de septiembre, actuando en solitario y ante las cámaras de televisión española.
Decía Juan (Juan, en el toreo, sólo puede ser Juan Belmonte) que, cuestiones de técnica aparte, lo más importante en la lidia del toro es el acento personal que en ella pone el lidiador.
Y es que el toreo no está sólo ni únicamente, como algunos pretenden, en la nota heroica de un torero valiente ante un toro fiero. Eso está bien e, incluso, muy bien, pero el toreo, como proclamaba Belmonte, es algo más, mucho más, que todo eso.
El toro fiero y el toreo lucha. Estocada de Cecilio Punteret en México en 1912. En primer plano, un caballo muerto en el tercio de varas. Como dijo Rodolfo Gaona, un escenario poco adecuado para poder hacer el toreo de arte que empezaban a exigir los públicos (Fotografía publicada en Mundo Gráfico el 12 de abril de ese año).
Hoy, la fiesta anda algo diluida y apocada entre el clamor de los antitaurinos de fuera y el vocerío de los apocalípticos de dentro. Mucho ruido, demasiado, para poder escuchar y paladear con la atención y la pasión que se merece el cante grande como el cantiñeo o jaleo de Alejandro Talavante ante el tercer toro de la corrida del domingo en Mérida. Un cante que en el fondo es, nada más y nada menos, una simple y mera expresión de ese acento personal del que hablaba el gran torero trianero.
Lo más importante en la lidia del toro es el acento personal que en ella pone el lidiador(Juan Belmonte). Y un detalle, la forma (tan relajada) de sostener la ayuda en la mano derecha.
Expresión personal que se acentuaba entre muletazo y muletazo.
Que ese acento personal se exprese a través del cante es lógico pues, puestos a expresarse, flamenco y toreo han ido siempre de la mano.
Innumerables han sido los flamencos aficionados al toreo e innumerables los toreros que se han dedicado, profesionalmente o no, al flamenco. La historia del toreo está tejida de familias donde bullen cantaores, bailaoras, guitarristas, banderilleros, varilargueros y matadores. La dinastía de los Ortega de Cádiz fue, en eso, la más señera. Del Cuco a Joselito y de Enrique el Gordo a Manolo Caracol. El que no es torero, en esa familia, es flamenco y viceversa. Toreros y flamencos en estrecha convivencia.
Joselito el Gallo llegando a la plaza de Madrid, el día de los 7 toros de Martínez, seguido por su primo y banderillero, Enrique Ortega el Almendro, creador de un fandango que popularizó Manolo Caracol y que todavía hoy se canta: El fandango del Almendro (Detalle de un fotograma de la película de esa corrida)
Los que no entienden de esto, de toros y de flamenco, se entretienen ahora en criticar lo que pasó en Mérida pues criticar es más fácil que comprender. Y no tienen razón. Para empezar, habría que recordarles que, aunque inusual, el caso tiene precedentes. La anécdota es preciosa y, por ello, merece la pena contarla.
El día 4 de agosto de 1907, se encerró en Sevilla en solitario con seis novillos de Miura, el "Moreno de Alcalá". La corrida fue durísima y los tres primeros cogieron al diestro la friolera de dieciséis veces. Sin embargo, nada de esto arredró al torero que volvía a la cara de sus toros incansablemente. Cuando tocaron a matar al cuarto, el torero se dirigió al encuentro de la res más decidido que nunca. Un banderillero, con el que se cruzó en el ruedo, se acercó a la barrera y le dijo a un amigo del matador:
-¡Este tío, es el más valiente del mundo! ¿Quiere usted creer que va cantando una malagueña?
El 25 de abril del año siguiente, el Moreno de Alcalá volvía a ser cogido por un Miura (esta vez toro, y no novillo pues, entretanto, había tomado la alternativa). Alternaba ese día con la pareja mandona del momento, Bombita y Machaquito.
Lo de Talavante no es nuevo, aunque muchos indoctos así lo crean. El Moreno de Alcalá le cantaba malagueñas a los novillos de Miura como Alejandro le cantiñea por bulerías y a lo festero a los toros de Zalduendo.
Son otros tiempos y otras modas pero, en el fondo, siempre es lo mismo pues lo importante, lo decía Belmonte, es que el torero, en su faena, llegue a la barrera (como el Moreno de Alcalá en Sevilla o Alejandro Talavante en Mérida) roto por la emoción y se le salten las lágrimas o tenga esa sonrisa de beatitud plena que siente el hombre cuando, en el ejercicio de su arte, nota "el aletazo de la Divinidad".
Y no lo digo yo, sino que eso lo dijo Juan Belmonte... que de esto (de toros y de flamenco) pienso que algo entendería. ¿O no?
Juan Belmonte en Lima, toreando...algo que sabía hacer muy bien,
Juan también entendía de cante… y sabía escuchar. Como hace en esta juerga con don Antonio Chacón al cante y Javier Molina a la guitarra. Les acompaña Ricardo Torres Bombita. Juan no solo sabía escuchar pues es fama que entonaba “bien colocada” una vieja soleá trianera. Aquella que dice:
A mí me gusta esta serrana
porque la encuentro a mí apaño
siempre me han gustao a mí
remiendos del mismo paño
Nota:
Esta entrada se publicó inicialmente en Burladero.com el pasado martes 3 de septiembre
Totalmente de acuerdo con usted.
ResponderEliminarUn cordial saludo
José Antonio G. Villarrubia
ResponderEliminarUn cordial saludo y gracias por leernos.
Llama usted toros a la sonrojante borregada q mandó el que se iba(que ya parece que no)Si ese señor pone a padrear un toro con medio puyazo,pues así tiene la ganadería.DE OVINOS QUE NO BOVINOS DE LIDIA.
ResponderEliminarAnónimo 2
ResponderEliminarEfectivamente, le llamo toros pues toros son. Cuestión distinta es su comportamiento. Más o menos bravos, más o menos fieros, más o menos nobles. Tema este sobre el que no nos hemos pronunciado pues no es el objeto de esta entrada.
En cualquier caso, me gustaría precisar que, por lo que respecta al castigo recibido (media vara según usted) es cuestión que mide el mayor o menor poder del toro pero no su mayor o menor bravura o casta.
Saludos.
Hola José.
ResponderEliminarEn mi opinión el objeto de la entrada también debería considerar al oponente, ante el cual Talavante ejecuta el gran cante.
Si verdaderamente es un revulsivo del ARTE del TOREO, la oportunidad para demostrar ello fue este año en Madrid, ante esos Victorinos escogidos, a los que hubiera cantado también seguramente canciones escogidas.
En mi concepto este señor, está degenerando lo poco serio que aún le queda a la fiesta del Toreo.
Con aprecio
POCHO
José efectivamente, me va a costar trabajo hacerte entrar por el ojo de la aguja (entró el camello) aunque no por ello voy a renunciar. Tienes que reordenarte interiormente:
ResponderEliminarNo se puede confundir crítica con censura; lo primero para aceptarlo seriamente, debe ser objetivo; y la censura, también puede ser constructiva, pese a que haya quién intencionadamente la practica con intención de desviar o confundir.
Tampoco la confusión de pesimismo con apocalíptico, lo que te sucede en exceso en tu ánimo de establecer clasificaciones, es acertada.
Entiendo, no me tengas enjaulado entre los apocalípticos. Pesimista, bien sé que no me consideras, pues la fe en incorporarte a mi causa la mantengo; demasiado optimismo dirás...
La variedad de criterios es enriquecedora, por lo que debes de aceptar ciertas aportaciones que se te hacen desde LRI. Acepta que no llevas razón en tanto en cuenta has emitido un juicio (asertórico) en el que aseguras que la Suerte de Varas solo sirve para medir el poder del Toro y a la siguiente oración, confundes bravura con casta, cuando son conceptos diferentes, normalmente unidos si se cría bravo y, distanciadísimos en el toro de hoy aunque se dé la circunstancia de que un manso nos salga encastadíllo.
Saludos de Gil de O.
No veo muy apropiado el gesto de Talavante la citada tarde.Supongo que sera cuestion de gustos y que sin duda alguna fue algo espontaneo y que le salio de lo mas profundo de su ser pero personalmente creo que se le pierde el respeto al toro...no me imagino a Joselito cantando la tarde de los siete toros de Martinez ni a Belmonte en sus grandes tardes canturreandole a sus oponentes.Humildemente creo que cada cosa tiene su sitio.Sin mas,un cordial saludo de Domi.
ResponderEliminarPocho:
ResponderEliminarNo creo que el gesto de Talavante se pueda considerar revulsivo del toreo, ni una nueva opción a considerar sino que queda más bien en el reino de las anécdotas, como la malagueña del Moreno de Alcalá, el día de los miuras de Sevilla.
UN detalle que tiene cierta importancia pero ninguna más y que se hizo ante toros normales. Tan normales como los que salen todas las tardes por esas plazas de España y del mundo.
Que se cante una malagueña cuando se va a matar un miura (o un victorino, por ejemplo) es un detalle de valor (cuando tantos tienen la boca seca). Que se le cante por bulerías a un noble toro de Zalduendo es un detalle de arte y sentimiento. Nada más.
Conviene que no nos confundamos ni saquemos las cosas de quicio...Ni en un sentido; ni en el otro.
Un cordial y muy afectuoso saludo.
Gil de O.:
ResponderEliminarEfectivamente, querido amigo, le tengo por optimista irredento pero no por pretender convertirme pues no no es nada difícil convencerme con argumentos sino por su renovada ilusión por el toreo,
Igualmente, me parece acertado matizar las diferencias entre la crítica y la censura. Y entre el pesimista y el apocalíptico. Es esta discusión que se producía en otros foros.
No me parece mal la crítica cuando supone enseñanza pero cuando se limita a señalar supuestos errores, la verdad es que me revienta un poco.
Si criticar es analizar, discernir y enseñar a ver los matices que existen en cualquier obra (el toreo por ejemplo), entonces perfecto.
Pero si criticar es decir que algo no vale porque no se ajusta a mi preconcebido y discutible criterio personal(Que es el planteamiento de la crítica taurina al uso, desde Sánchez de Neira a Joaquín Vidal) entonces ni me aporta nada nuevo ni me interesa.
Lo de la suerte de varas, la bravura y la casta no lo localizo en esta entrada.
Estoy dispuesto, por supuesto (como ya he hecho otras veces) a aceptar cualquier argumento mínimamente convincente pero también me gustaría que alguien más (no sólo yo) en este país empezara a reconsiderar sus opiniones alguna vez ante argumentos de más o menos peso. Lo cierto, es que todavía estoy esperando que eso ocurra.
Un fuerte abrazo
Buenos dias.
ResponderEliminarReferente a lo apocado y diluido de la fiesta, no entiendo muy bien si usted lo enmarca en lo que podrian ser dos extremos, unos que quieren prohibirla y otros que la defienden a ultranza? O identifica a estos como el problema?
Un cordial saludo.
domi:
ResponderEliminarComo ya he dicho lo de Talavante no pasa de ser sino una anecdota interesante pero a la que no hay que darle más importancia de la que tiene y que gustará a unos y no gustará a otros, como debe ser.
Por cierto yo a JOselito no me imagino cantándole a ningún toro pero a Belmonte (figuraciones mías, por supuesto) no sé porqué pero si que me lo imagino canturreando en el campo e incluso en la plaza.
Un cordial saludo.
Sebastián:
ResponderEliminarHay amores que matan...
Por supuesto no me refiero a los defensores de la fiesta sino a los supuestos defensores radicales y "apocalípticos" que, con su crítica excesiva y desenfocada (todo lo actual esta mal, dicen), desorientan y confunden dentro y fuera...
Estos, para mí, no son el problema pero también forman parte del problema, evidentemente.
Tanto como los "integrados" en el sistema, para los que todo está perfecto y que no son capaces de percibir que la fiesta esta necesitada (como todo en esta vida) de ajustes y reformas. Y que, siempre, es susceptible de mejorar.
Evidentemente, estoy hablando de dos extremos que no se dan en la realidad en estado puro pero a unos les diría que menos bocinazos y, a los otros, que menos aplausos.
Y, a ambos, que menos discursos y más propuestas concretas...
Atentamente
Muchas gracias por la aclaracion.
ResponderEliminarEsperemos que las propuestas lleguen y cuajen, todo lo que sea para equilibrar la fiesta bienvenido sea.
Un saludo
Sebastian:
ResponderEliminarEso es lo deseable, que las propuestas lleguen y cuajen...
Sin ánimo de establecer comparaciones, a favor o en contra, el ejemplo francés con aficionados organizados y proponiendo cosas concretas quizás no habría que echarlo en saco roto.
Un cordial saludo.
domi:
ResponderEliminarYo tampoco me imagino a Joselito cantando ante un toro pero no sé porqué a Juan Belmonte si que no cuesta trabajo imaginármelo canturreando por lo bajinis ante un burel.
Un cordial saludo
Don José Morente, pero si José le hablaba a los Toros, y se jaleaba pasándolos...!!!
ResponderEliminarJuan pasaba unos tragos qué, para él se quedarían; si no dígame...
Esa letra "soleás trianeras" que Juan Belmonte tarareaba o mejor, decía, ya se las había escuchado yo a Pepe Cepero, pero por "bulerías recias" ( no de "jaleo").
Insisto en el asunto de la falta de métrica en las carceleras de Caracol sobre Manolete. Pero cómo no me dices nada...Pues que no aprendo.
Saludos de Gil de O.
Gil de O.:
ResponderEliminarQue Joselito le hablaba a los toros no me queda duda... y de que se jaleaba toreando tampoco después de leer la entrevista que le hizo Parmeno.
Que cantase no lo tengo tan claro. En todo caso, lo veo tan concentrado y absorto en lo que hace cuando está en la cara del toro que no creo se le ocurriese cantar. Pero esto no pasan de ser hipótesis o elucubraciones mías, imposibles de comprobar por supuesto.
Por lo que respecta al cante de Juan, no he localizado la grabación de Cepero que me indica (la buscaré) pero si que le había oído la letra a Juan Romero Pantoja por bulerías por soleá; a Manuel Agujeta por Tangos y a Pansequito del Puerto por rumbas. Y finalmente, por soleares a Diego Agujetas.
Por cierto que esta última grabación, la he vuelto a ver (es de un programa de televisión, Puro y Jondo) que merece la pena...
Sobre el cante de Caracol a Manolete. En efecto, Caracol utiliza un cante anterior (la zambra Carcelero, carcelero) para homenajear a Manolete sólo que cambiando la letra. Algo que se la ha reprochado por diferentes autores. Que no hiciera un cante ex-novo. Por lo que respecta a la métrica creo que no es tan grave el tema pues el cantaor, al cantar, ajusta la letra al compás del cante introduciendo las alteraciones que sean necesarias en aquella.
Un fuerte abrazo
José es que las pones botando y a uno le cuesta resistirse.
ResponderEliminarYa conoces mi opinión sobre algunos aspectos referidos al espectáculo de Mérida por lo que no voy a insistir en ellos.
Sí me gustaría apoyar tu tesis contandoos algunas cosas sobre cantar y hablar a los toros.
Tengo la suerte de conocer al maestro Andrés Vázquez y siempre que he compartido con él me ha insistido en 2 cosas:
- Primera cosa: Su sencilla y rotunda definición de que es torear: Torear es sentirse y saber lo que hay que hacer.
Y entiendo yo que no puede ir lo uno sin lo otro. Han de ir juntos para que lo que pasa allí podamos considerarlo verdaderamente torear.Y el orden en el que el maestro los coloca no es conmutativo ni casual. No hay toreo grande sin la emoción del torero, no hay toreo grande sin la perfección técnica.
- Segunda cosa: A los toros hay que hablarles: Háblales a los toros con cariño, con dulzura, se suavizan, y responden entregándose. Es así como te ayudan y puedes expresarte y torear mejor.
Esto lo he podido comprobar. Cuando he sido capaz de hablarles a los animales he visto como cambian y se tranquilizan a la vez que tú te relajas. Sólo así he sido capaz - rara vez - de dejarme ir detrás de un muletazo.
Hablar o cantar delante de los toros sólo lo puede hacer un torero cuando está totalmente tranquilo y se siente dominador de la situación. ¿Acaso no es eso el fundamento del bien torear?
Por eso no me habrás visto, ni me verás a mí criticar a Talavante por cantar.
Otra cosa es si cantó bien, mal o medio mal. No tengo criterio para esa valoración en este caso. Tampoco creo que importe gran cosa.
Finalmente un secretillo: Una tarde en un tentadero, bajo una lluvía fina oí a un torero cantar flamenco mientras toreaba una becerra y yo, en la tapia, me emocioné. Es un recuerdo que me acompaña cada vez que ando por el campo en tarde de lluvia.
F. Romero.
ResponderEliminarMe ha encantado el comentario. Como ya he dicho repetidas veces, lo de Talavante es una anécdota, magnífica quizás pero que no atañe al fondo del asunto que es torear con o sin sentimiento.
El hecho de que hubiera cámaras de televisión puede hacer pensar que no fuese algo improvisado (como el cante en el tentadero al que usted alude). No importa. El torero estaba a gusto y eso es lo importante pues aunque algunos piensen que un torero no debe estar a gusto en la cara del toro, todo el que se ha puesto delante sabe que el principal objetivo es sentirse y disfrutar el momento ya sea acompañando una franca y noble embestida ya sea doblándose y pudiéndole a una res complicada.
Un amigo mío, también buen aficionado, dice que Talavante tenía que haber cantado entre tanda y tanda pero no entre pase y pase. Me parece una apreciación interesante sobre la que reflexionar.
Un cordial saludo.
PD: Andrés Vázquez canta flamenco de forma superior, tanto que durante un tiempo se especuló con la posibilidad que se dedicara profesionalmente al cante.