El Julio en Bilbao este año con un toro de Núñez del Cuvillo.
La cara del Juli, en este pase, transmite decisión y concentración. El cuerpo totalmente volcado hacia el toro, voluntad de mando. Voluntad de mando que refuerzan los brazos (los dos) del torero dirigiendo la embestida del toro por donde el hombre quiere que vaya.
Esta fotografía es el mejor ejemplo de lo que significa torear en función de las condiciones del toro (pendiente del toro y de todos los matices de su embestida) y también es el mejor ejemplo de lo que significa la decisión de un torero de imponer su voluntad (férrea) al toro.
Toreo al desnudo (exento de cualquier tentación formalista o estética). Toreo puro, al fin y al cabo. Eso, para mí, es torear.
Nota de LRI: El texto que viene a continuación sobre el toreo del Juli, fue publicado por primera vez en el Diario Sur de Málaga el 16 de agosto de este año, dentro de la serie “Mi torero”, habiendo sido posteriormente traducido y publicado en lengua inglesa.
Si bien, en principio no teníamos previsión ni pretensión alguna de publicarlo en este blog, el conflicto surgido el domingo por la noche entre el torero madrileño visiblemente enfadado en twitter contra los periodistas franceses y, especialmente, contra André Viard, a cuyas propuestas sobre la suerte de varas acabamos de dedicar nosotros, el mismo día del rifirrafe (casualidades de la vida), la última entrada del blog, nos aconsejan reproducir aquí esta breve semblanza.
Y es que, al igual que, al recoger las tesis de Viard, nos parecía oportuno resumir sólo aquellas de sus propuestas más operativas y positivas cara al futuro obviando sus polémicas opiniones negadoras del toreo actual y posiblemente creadoras de un estado de opinión un tanto artificial, parece pertinente, en ejercicio de equidistancia, hablar del toreo del Juli atendiendo exclusivamente a sus innegables capacidades toreras, que tantos aficionados (no los públicos) están empeñados en negar.
No se hacía, ni se hará aquí, referencia alguna ni a la visión que sobra la fiesta pueda tener este torero, ni tampoco a su recientemente asumido papel reivindicativo frente a las empresas taurinas. Tampoco se hablará de su estrategia profesional en cuanto a selección de compañeros y ganaderías, cuestiones que habrá que abordar en su momento pues son claves –sin embargo- para terminar de perfilar su retrato y para explicar parte de la inquina que el torero provoca (a veces con razón pero la mayor parte de las veces sin ella y, sobre todo, de modo excesivo y extemporáneo) en algunos aficionados.
Nos limitábamos, por tanto, sólo a esbozar “a grosso modo” su perfil como torero. Y como torero creo que sus aptitudes son tan incuestionables (por mucho que algunos las cuestionen) que Juli es, sin lugar a dudas, “el torero más capaz de esta época”.
Y no lo digo yo, sino que lo dice precisamente André Viard, nada sospechoso de partidismo hacia el madrileño.
El Juli. Artículo publicado en el Diario Sur de Málaga, el 16 de agosto de este año.
El Juli (Texto del artículo publicado en el Diario Sur)
Los aficionados, y el público en general, nos entusiasmamos (y es lógico) con los alardes de valor de los toreros valientes y con las exquisiteces y pellizcos de los toreros de arte pero difícilmente lo hacemos con las demostraciones de sabiduría, intuición y conocimiento de los toreros denominados técnicos.
Sin embargo, son estos diestros los que constituyen la línea medular del toreo, los que dan sentido a una época, la base de la que se nutre la fiesta y sin cuya presencia el toreo derivaría hacia una épica carente de sentido o un hacia un esteticismo sin sustancia alguna.
Sus nombres -míticos para los aficionados- son harto conocidos por todos. Paquiro, Guerrita y Joselito el Gallo serían los ejemplos históricos más señeros. Siendo los toreros de esta cuerda aquellos en los que siempre han reconocido los aficionados a los verdaderos, más grandes y únicos maestros.
Por ello, pese a sus posibles y puntuales defectos («Nadie es perfecto», que diría Billy Wilder) son, sin dudarlo, lo mejores toreros pues aúnan -todos ellos- un intuitivo y precoz conocimiento de las reses y un depurado y amplío conocimiento de las suertes. Son estos diestros, en resumen, los que mejor conocen y entienden a los toros y, al mismo tiempo, los que dominan un repertorio más amplio y variado de lances y pases. Por ello, los denominamos y conocemos como 'toreros largos'.
Hoy día, tenemos la suerte de contar con un excepcional ejemplo de este tipo de torero. De torero largo. Se llama (no podía ser otro) Julián López 'El Juli', quien siempre magnífico en su toreo, explotó en madurez y maestría un lluvioso día abrileño en la Feria sevillana del año 2010.
Posee además el Juli (como Paquiro, como Guerrita, como Joselito el Gallo) la ambición y casta infinitas que distinguen y diferencian a las verdaderas figuras del toreo de las impostadas.
También atesora el Juli (como Paquiro, como Guerrita, como Joselito el Gallo) valor verdadero. Aquel del que casi nunca se hace alarde pero que permite afrontar el toreo con pasmosa tranquilidad y frialdad y estar en la cara del toro con la misma serena actitud que se tendría toreando a una maceta.
Por si todo eso fuera poco, su toreo este año, enrabietado y reivindicativo por su torticera exclusión de algunas de las grandes ferias (no ha estado en Madrid ni en Sevilla), es de las cosas que realmente merecen la pena ver pues consigue sorprender, admirar y asombrar al aficionado más exigente y avezado.
El Juli esta temporada torea -está toreando- con la categoría de un maestro pero también con la rabia y el empuje de un novillero en agraz. Explosiva y rara combinación que no suele ser habitual.
¿Hay quien de más?
Lo normal es que los toros cojan –por inexpertos- a los novilleros pero la realidad es que los toros cogen a todos los que se ponen delante de ellos. Cogida del Juli en Pamplona con cornada en el escroto (2010)
2011. Cogida del Juli en Bayona.
2012. Voltereta tremenda de Juli en Aranjuez
2012. Cogida en Granada
ResponderEliminar¿Hay quién dé más? Pregunta usted.-
Sí, el propio Julian López "El Juli", echándose la Fiesta a la espalda, y reconociendo que la Bravura del Toro se está reconduciendo por unos cauces que lo llevan -aunque también cojan- a un tipo de toro sin emoción, al que con perderle unos pasitos ya lo tiene embistiendo en huída hacia adelante, con colocarte al hilo del pitón ya lo tiene fuera de suerte para practicarle un toreo longilineo, que puede ser periférico -no en redondo- con esconder la patita ahí detrás.
Quisiera captar al Juli y a Morente del Monte para mi causa, el Segundo Circuito.
Criando Toro Bravo y Fiero, todos los Cánones sin obviar ninguno serán necesarios, reconozco que cargar es una ventaja del matador tanto como cruzarse, pero totalmente necesarios para poderle al Toro Bravo, al Toro que exije, y sobre todo cuando trata de medirte. El problema no es el toreo Moderno en sí; el problema es que se cría un torito adaptado a "eso" (despectivo). Saldrían, no obstante también, este tipo de toros con bajísimo porcentaje de bravura, al no estar ésta fijada genéticamente; y esos elementos del modernismo como son la muleta atrasadita, pérdida de pasos, no cargar la suerte -si la cargas, te cargas a "eso"- piernecita escondida, toques, pulseos, etc, tendrían su razón de ser por lo que habría que echar mano de ellos. Hay que criar TORO por principio; cierto que también pero menos, saldrían mansitos de “ir y venir” adaptados a Ponce, al Juli y a sus lacayos de cartel. A Tomás como va de cosechero, lo dejamos a un lado.
Las dos rayas ¡fuera! Un caballo en el centro del ruedo, si el Toro lo deja llegar. Lo de la Suerte de Varas, deberemos continuarlo, no vaya a creer Viard que tiene la piedra filosofal en la mano.
Saludos de Gil de O.
Gil de O:
ResponderEliminarParece que coincidimos (unos y otros) en que sería deseable que Juli se echara la fiesta a la espalda (abriendo encastes y carteles) pues tiene sobrada y probada capacidad para hacerlo. Sobre el modo de hacerlo tengo mi propia opinión y ahí sí que difiero de lo que se está diciendo y proponiendo. La propuesta de Viard creo que tiene trampa. Es tema, como ya dije hace poco tiempo, a tratar con más tranquilidad.
Sobre este tema (el tipo de toro que debe salir a la plaza), personalmente mi ideal es el toro bravo con razonable poder (para soportar una lidia completa), con la fiereza suficiente (para que transmita) pero sobre todo con la nobleza necesaria para que el torero pueda (una vez resueltos los problemas que plantee) expresar adecuadamente bien su valor, bien su técnica o bien su arte.
No me gusta el toro demasiado "dócil" (no llamaría nunca bobo a un toro) y tampoco me gusta aquel tan complicado que resulte "incorregible" y, por tanto, imposible de torear (no llamaría ilidable nunca a ningún toro).
Según algunos aficionados hoy predomina un toro “demasiado fácil” y proponen ir al otro extremo de la balanza con un toro fiero y duro, complicado y exigente.
Tanto uno como otro (el dócil y el complicado) no pueden ni deben –en mi opinión marcar el tono medio, como no lo han marcado en ningún momento de la historia. Lo razonable es que la media la marque un toro de tipo medio. Basta remitirse al ejemplo de la Edad de Oro del toreo, la de José y Juan. La clave está en el porcentaje que, de cada tipo, salga a la plaza.
Las figuras se encuentran y torean toros exigentes pues los hay en todas las ganaderías (decía un crítico -no recuerdo cual- hace pocos días, que el toro de Núñez del Cuvillo cuando sale malo es el más complicado de todos). Lo que no se suele reconocer pues, como ya decía el Papa Negro, el público (y el aficionado también y a las pruebas me remito) suele desconocer e ignorar las cambiantes condiciones de los toros. Y es que tendemos (de forma estereotipada) a fijarnos más en el hierro y el nombre de la ganadería que en su comportamiento real.
Saludos
PD: Sobre mi opinión personal respecto a la suerte da varas, hablaremos al final de la serie del ojo de la cerradura, si es que llegamos al final de la misma y no nos perdemos en el camino.
Bien, de acuerdo, gran artículo y gran torero Julián que podrá gustar más o menos a los aficionados. Pero, a riesgo de caer en un manido discurso, hay que pedir una vez más que esa ambición se vea reflejada en plazas de nivel haciendo un esfuerzo extra que se presupone que solventaría con brillantez y no terminamos de ver en la realidad, siquiera de lustro en lustro.
ResponderEliminarUn abrazo
Vazqueño:
ResponderEliminarNada de manido. Para mí que gusto de su toreo y su casta como torero, quizás es el único pero que le pondría.
Le veo tan sobrado (en Nimes por ejemplo) que creo que le beneficiaría enormemente si subiera el listón del toro que torea.
Un abrazo
De acuerdo con la valoración del Juli como torero. Pero no de acuerdo en el motivo de exclusión del Juli este año de las ferias: Juli no estuvo en Sevilla por orgullo, en Madrid por dinero y en Valencia ( en la feria de julio) por rencor.
ResponderEliminarQue se dedique a torear , que lo hace muy bien, y que nos deje a los aficionados disfrutar de los toros en la plaza y por televisión.
Anónimo
ResponderEliminarNo sé si orgullo, dinero o rencor son las causas de la exclusión del torero de las ferias citadas pero como usted dice y sean cuales sean esas causas, lo importante es la valoración que nos merezca como torero.
Lo de los despachos es otra historia de la que reconozco carecer de datos suficientes para poder opinar con más profundidad.
Gracias por su comentario.
Saludos