Iván Fandiño fue cogido el sábado en Madrid por el quinto toro de la tarde al que recetó una sensacional estocada igual que al primero. ¡Ha resucitado Mazzantini!
La foto –magnífica- es de Juan Pelegrín (Blog -de fotos- de Manón)
El debate del futuro de la fiesta. De Sevilla a Barcelona.
Si hay algo que nadie podrá negar es que el año que finaliza ha sido, probablemente y por muchos motivos, una de los temporadas claves de la Historia del Toreo. Y no lo digo sólo por los acontecimientos de orden estrictamente taurino acaecidos este año, sino porque -en mi opinión- ahora es cuando se está empezando a dilucidar el futuro de la Fiesta.
A porta gayola recibió David Mora a su primer toro. Su toreo de capa tiene enjundia. La larga cambiada es de libro, A la verónica, Mora mece muy bien el capote.
La buena noticia fue la reaparición a finales de julio del diestro José Tomás. Pocos toreros en la historia se han recuperado después de una cornada del calibre de la sufrida por el diestro de Galapagar (tremendamente castigado por los toros) y desde luego muy pocos lo han hecho con la solvencia y contundencia con la que ha vuelto el torero de Galapagar quien ha estado por encima -muy por encima- de todos sus toros.
Más complejo se presenta el tema del porvenir de nuestra fiesta. No por falta de toreros. Al contrario, vamos sobrados de buenos y excelentes, sino porque en España y en algún país sudamericano se han empezado ya a cuestionar la ética de las corridas de toros. Y cuidado que el debate de fondo no ha hecho más que empezar pues las prohibiciones actuales han tenido, en realidad, más trasfondo político que taurino.
Pero debajo de esas posiciones partidistas subyace un problema y una cuestión de mayor calado que es la licitud ética del trato que se da al toro en la plaza. Cuestión esta que aleja de la fiesta a muchos jóvenes.
Fandiño en el sobrero de Lozano Hermanos, ganando el pitón contrario muy enfrontilado con el toro.
Barcelona prohíbe la fiesta
Intereses partidistas fueron, sin embargo, la causa del acontecimiento del año. Algo que muy pocos creían probable: La prohibición de la fiesta de toros en la Comunidad Autónoma Catalana.
La respuesta a la prohibición fue contundente y el fin de semana de las fiestas de la Merced se congregó en Barcelona una selecta y nutrida representación de la gran familia del toreo que reivindicó a voz en grito el derecho a la Libertad, negado por una deleznable, miope e interesada clase política catalana.
Pero si Barcelona ha abierto el debate del futuro de la fiesta y lo ha puesto sobre la mesa, lo importante son las respuestas que a esta complicada situación puedan presentar profesionales y aficionados. Urge plantear alternativas viables.
El toro va con la cara muy alta (no humillaba). El torero (David Mora) le presenta la muleta a media altura y carga el peso del cuerpo en la pierna de salida que –correctamente- no avanza, sino que profundiza e intenta alargar el pase.
Sevilla se apunta a la estética
Y en ese sentido, la primera respuesta válida, la dio Sevilla por su feria de abril, indultando un nobilísimo toro de Núñez del Cuvillo al que hizo un sensacional trasteo José María Manzanares.
Sevilla apostaba, por tanto, por la evolución de la fiesta en la línea del toreo artístico que abriera hace ya casi un siglo Juan Belmonte.
El toro que preconizaba Juan Pedro Domecq y el toreo como expresión de un sentimiento estético son las apuestas de futuro que hizo la afición sevillana
El toro humilla y el torero (Fandiño) lleva la muleta por abajo. La cabeza del toro está pasando la altura del cuerpo del torero. A partir de ese momento el brazo irá hacia atrás para rematar el pase hacia dentro.
Madrid apuesta por la épica
Y en ese debate, entre la negación del presente (que representa Barcelona) y la propuesta de futuro (que significa Sevilla), teníamos mucho interés en saber lo que proponía Madrid. Cual era la propuesta de esa afición. Tema capital por la importancia de la plaza y por la repercusión que los criterios de sus aficionados y periodistas tienen en el resto de España.
Ha habido que esperar a la Feria de Otoño (San Isidro y el Aniversario carecieron de fuste) pero la respuesta de Madrid al debate planteado no ha podido ser más clara ni más contundente.
Los toreros apretaron mucho en quites. Tanto, que Mora fue cogido en ese tercio por el sobrero de Lozano Hermanos.
Fue en la corrida del sábado pasado cuando se dieron los parámetros de lo que quiere y gusta en esta plaza: Toreros emergentes y con mucho valor enfrentados a toros difíciles y fieros que alzaprimen el mérito del triunfo.
La actuación de Iván Fandiño y David Mora ante los muy complicados toros de Gavira fue una de esas tardes que nunca podremos olvidar. La tremenda decisión, la enorme raza y el infinito arrojo que mostraron estos dos grandísimos toreros fueron las bazas usadas para presentar credenciales, pegar un tremendo aldabonazo en la puerta e intentar abrirse hueco en la ya muy copada primera fila del toreo actual.
Tremendas manoletinas de Fandiño al quinto
Actuación heroica y tarde épica la de estos dos diestros, Iván Fandiño y David Mora, que además nos permitió ver (¡Gracias, toreros!) lo que ya no se suele ver en la fiesta de hoy: la importancia de un tercio de quites, la emoción de la suerte de matar, el valor en estado químicamente puro…
Faltó el tercio de varas, pero ya he dicho que los toros no acompañaron pues mansearon y se limitaron a presentar complicaciones y hacer muy difícil estar en la plaza. Pero, en resumen, en Madrid el sábado se vivió la emoción de la fiesta en estado puro. En su faceta épica llevada al límite.
El muy emotivo momento de la estocada al quinto de la tarde. Mazzantini (Perdón, Fandiño) embrocado en el momento de clavar el estoque. El toro le levantó por los aires y murió cuando el torero se levantaba auxiliado por los peones.
Conclusiones
Veo difícil (muy difícil) exportar y generalizar la propuesta madrileña al resto del orbe taurino. Al día a día de la fiesta. Tanta intensidad creo que ni la aguantarían los toreros ni la soportarían todos los días los públicos de hoy.
Tampoco creo que ahí esté la solución de los males actuales del toreo, pues este camina inexorablemente por otros derroteros más acordes con la sensibilidad de los públicos actuales. Bien está y así son las cosas.
Sin embargo, creo que no debemos echar en saco roto la propuesta madrileña. En la emoción del toro fiero y el toreo lucha está el origen de este espectáculo que nos apasiona, algo que nunca deberíamos olvidar y que debemos, por todos los medios y de algún modo, preservar.
El último (un marrajo) se cebó con David Mora y le levantó los pies del suelo varias veces. El torero ni se inmutó. Lo mató de un estoconazo como se ve en la foto.
La propuesta madrileña no parece viable generalizarla por cuanto supone la vuelta a un pasado imposible y quizás mitificado pero cualquier opción de reforma del toreo que se plantee (del tipo que sea) tiene que mantener su dosis de épica tan necesaria en este rito. Ahí está el ejemplo de José Tomás y el interés de los públicos y aficionados por las propuestas heroicas de este torero.
Bienvenido sea el futuro, aunque nos traiga un toreo y una fiesta de toros muy distinta a la que conocimos y conocemos. Pero deseemos (y procuremos) que venga adobada con su dosis imprescindible de emoción. De aquella emoción que nace del valor desmedido del torero que va más allá de la lógica y la razón.
Creo que está en nuestras manos conseguirlo.
¡La épica del toreo!
Fotos: Juan Pelegrín (Las Ventas), Burladero.com y Aplausos
Jose:
ResponderEliminarAunque la fiesta tenga que cambiar lo importante es luchar por su futuro.
Tenemos lo principal: unos toreros valientes ,con arte y pundonor. Y sobre todo multitud de aficionados(en los que me incluyo) DESEANDO SACAR ESTA FIESTA ADELANTE,(pese a quien le pese).
Felicidades por el Blog y........a la lucha.
Ésta maravillosa Fiesta del TOREO lo merece
"- Pos ¿no la has de cambiá? -afirmó el maestro-. Y mir moneas, porque, en eso de los riñones y el arte, eres tú Rochil. Y no lo digo porque seas mi hijo y me siegue la pasión; que, antes que yo, lo ha dicho Sebiya, y Sebiya, en estas cuestiones, es el ama. Conque no te preocupes de Madrí, que consagrao estás por quien da las consagrasiones.
ResponderEliminar-No, cuñao -reclamo Trini-. Eso, no. No es por ahí. Sin quitarle a Sebiya esa corona que tiene, que no hay quien se la quite, hablando de Madrí, hay que descubrirse con solenidá. Madrí chanela más de toros; Madrí, manda; Madrí, impone a los toreros, Madrí, es el artá mayó pa los mataores, Madrí, es la mina, y er sielo, y er tribuná, y la jorca tamién... Por eso en Madrí hay que poné toa la carne en el asaor, y echá el resto, y salí de la plasa en hombros o tendío en una camiya."
"Las Águilas" (novela de la vida del torero) J. López Pinillos "Parmeno" 1911
Madrid, ahora y siempre. La fiesta es intensa, no un baile regional andaluz (vaya ruina)
Sol y moscas:
ResponderEliminarMagnífico texto el de novela de Pinillos sobre la importancia que históricamente ha tenido la plaza de Madrid.
En consecuencia: ¡Viva Madrid!. Por supuesto.
Sin embargo y dicho esto, no quita para que -localismos aparte- no reconozcamos que la fiesta de los toros es mucho más amplia y muy hermosa en todas sus facetas y, desde luego, no se acaba en Madrid.
Cuestión distinta es el tipo de fiesta que a cada uno le guste (la fiesta del valor, la del arte, la de la técnica...). Está muy bien y cada uno podrá y deberá ensalzar lo que más le plazca.
Pero ¿porqué el elogio legítimo a un tipo de fiesta debe ir acompañado siempre de la crítica o rechazo a lo que no personalmente no nos interesa?
Un abrazo
¡Hola Jose!
ResponderEliminarMe pregunto cuántas corridas más de ese tipo aguantarán los malos aficionados/cronistas sin empezar a decir que Fandiño y Mora son unos suicidas, émulos de JT, y que para ellos la Fiesta no es ir a sufrir a la plaza, etc.
También me pregunto si el público de Madrí hubiera celebrado igual unas faenas únicamente de aliño a la antigüita, macheteando al toro por bajo, con muletazos de pitón a pitón, toreándolo por la cara.
¿Hubieran entendido a un Morante que no quisiera hacer faenas modernas, es decir, que cortara por lo sano en vez intentar torear en redondo a esos bichos tan poco idóneos para lucirse, en tandas de cinco o más pases?
¿Quiere el gran público ver luchas a cañonazos (como denominó Antonio Caballero al duelo entre Bastonito y el maestro Rincón), o cursis ballets almibarados ante un toro moribundo y bobo como los que protagoniza el Ponce de los últimos años? That is the question!!
Un abrazo.
Gastón:
ResponderEliminarVoy a dar mi opinión sobre sus comentarios:
Primero. La crítica a Fandiño y Mora llegará el día que (esperemos sea pronto) lleguen a figuras. En ese momento se les acabará el crédito. Aí ha sido siempre con todos los toreros (Guerrita, Joselito, Manolete, etc...). Es muy significativo el último párrafo de la crónica de la corrida del sábado que hizo Antonio Lorca en el Pais. Merece la pena leerlo (prejuicio se llama esa figura).
Segundo. Toreo de aliño. No sé que diría el público de Madrid. Si estoy seguro de la reacción del aficionado madrileño. Estoy convencido que sería entusiasta a más no poder.
Muchos defectos podemos señalar en la afición de la capital de España, pero creo que en ningún caso el no ser sensible al toreo por abajo, doblandose, con un toro fiero. En eso, tendríamos que aprender mucho los aficionados de otras latitudes (empezando por los andaluces) que cuando vemos un toro complicado pedimos al torero que se alivie y lo mate. En Madrid, con una faena de poder a poder, creo que se puede triunfar de verdad.
Otra cosa es que los toreros estén convencidos de ello (que no lo están) y lo intenten (que no lo intentan).
Por supuesto, lo anterior, es sólo una opinión como otra cualquiera.
Un fuerte abrazo
Buenas!
ResponderEliminarEn efecto, la emoción vino del valor verdadero que demostraron los toreros, e incluso, en el caso de Mora, yo diría que hasta temerario.
Nos fuimos de la plaza con la sensación que con unos toros más codiciosos, aparte de las muchas facultades y detalles extraordinarios que se vieron, podríamos haber visto torear realmente bien.
En Madrid se puede triunfar con cualquier toro fuerte, con ese punto de fiereza que transmita peligrosidad. A nada que el espada domine con torería y finiquite de forma acertada, la plaza lo suele ver, lo valora y lo premia.
Además, en el coso capitalino también se puede triunfar con faenas artísticas a toros bonancibles, en esos casos, se exige enjundia exquisita y otros "factores externos" para que Madrid entre en la faena. Con el "viento a favor" se roza la locura colectiva.
En el caso que las opiniones expuestas sean acertadas, tengo que decir, sin ánimo de parecer excesivamente presuntuoso, que en Madrid lo tenemos todo.
Espero que Madrid se siga manteniendo en esta tónica, me parece un buen camino. Caben muchas formas de torear y muchos tipos de toros, con unos requisitos fundamentales que se consideran básicos.
Para mí el problema está en esas otras plazas que usted menciona. La cuestión requiere un análisis profundo y una discusión extensa. Desgraciadamente ya me he dilatado demasiado y no dispongo de ese tiempo... seguiré atento a sus reflexiones...
Un abrazo.
Cuando leo crónicas taurinas antiguas, anteriores al 36, los sucesos que más fuerza tienen, para mí al menos, son los que transmiten con claridad la vertiente épica del toreo. Una reivindicación moral de la tauromaquia tendrá que partir de lo épico más que desde lo estético, sin despreciar, naturalmente, esto último.
ResponderEliminarReciba mis saludos.
Vazqueño:
ResponderEliminarMe gustaría señalar un párrafo de su comentario que me parece merece destacarse:
"Caben muchas formas de torear y muchos tipos de toros, con unos requisitos fundamentales que se consideran básicos"
Efectivamente, y coincido con usted (Otro día discutiremos sobre cuales son esos "requisitos básicos"), lo grande de la fiesta está en la variedad de toros y encastes y en la variedad de propuestas de los toreros. En unos diestros prima el valor, en otros la técnica y en otros el arte, lo que evita la monotonía.
También coincido en la capacidad de la plaza de Madrid para entusiasmarse con las faenas artísticas (lo hemos visto muchas veces: Curro Romero, Rafael de Paula y Morante de la Puebla pueden atestiguarlo) siquiera en ese caso la exigencia previa se extreme, como usted -acertadamente en mi parecer-señala.
Si destacaba la épica en la entrada del blog es porque creo que esa faceta es la que mejor define la idiosincrasia de esta Plaza, no porque piensa que esa sea la única que interese aquí.
Por tanto, maticemos y completemos lo dicho en la entrada del blog añadiendo las precisiones que usted efectúa sobre la aceptación de las faenas de arte en la plaza de Madrid.
Un fuerte abrazo.
Retablo:
ResponderEliminarEfectivamente, parece que -con los lógicos matices- existe un cierto consenso entre los aficionados en la necesidad de mantener un cierto equilibrio entre la épica y la estética el toreo. Y ello, sin perjuicio de las lógicas preferencias de cada uno por cual de estos aspectos creamos que deba primar.
Un abrazo.