viernes, 14 de octubre de 2011

Cante flamenco taurino (XI) Dolores de Córdoba canta a Manolete


Manolete A hombros calle cordoba
Manolete a hombros por las calles de Córdoba
Manolete
Pocas cosas nos quedan ya que añadir en este blog a lo dicho sobre Manolete. Sólo que su muerte en la plaza demuestra que ningún torero está exento de riesgo. En ningún caso. Ni el más diestro, ni el de más relumbrón, ni el figurón del toreo.
Cúchares le decía a su hija, casada con el Tato, que se desengañara que ningún torero era como su padre (o sea, él) que decía cuando iba a torear que volvería a cenar … y volvía.
Curiosa “boutade” y, en su caso, casi verdadera. Pero no es generalizable, ya que ni siquiera Cúchares estaba exento de algún percance. Desde luego no lo estuvo su yerno, el Tato, a quien el toro Peregrino de Vicente Martínez le dio una cornada que al infectarse hizo necesaria la amputación de la pierna (“La pierna del Tato”, de la que tanto se ha escrito).
El Tato
El Tato, con enorme apostura, antes de la cornada que causó la amputación de su pierna, cuando era un torero en pleno triunfo.
Lo de Manolete resulta más dramático porque la desgracia alcanza  -en su caso- a un torero mítico ya y a punto de retirarse. Cuando lo había conseguido todo, o casi todo, en el toreo. Algo muy parecido a los que un cuarto de siglo antes le había sucedido a Joselito el Gallo.
Manolete Foto estudio
Manolete, el empaque de los grandes
Y es que da igual que el torero sea un veterano en retirada (Aparicio, Paquirri), un diestro batallador  y pundonoroso (Curro Guillén, Manuel Domínguez, Pepe Luís Vargas, Padilla) o un joven valor emergente (Granero, Lucío Sandín, Pauloba, Yiyo). Y eso sin nombrar a los banderilleros y picadores.
Sólo por azar, el torero sortea y libra la cogida. Que se lo digan, si no, a los triunfadores de la Feria de Otoño madrileña: Iván Fandiño y David Mora.
Milagro fue que salieran ilesos.
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A pesar de todo, y por suerte, no llegó la cornada en la corrida del mano a mano.

El cante de Dolores de Córdoba
Dolores de Cordoba
El verdadero nombre de esta cantaora gitana, Dolores de Córdoba quien curiosamente no es cordobesa sino de Alicante, es el de Ana Salazar Hernández. 
Dolores nació en 1932 e inició su carrera artística en Barcelona. En esa Barcelona donde el flamenco (Borrull, Poveda) y los toros (Manolete, Chamaco, Tomás) siempre han tenido un gran predicamento.
En Madrid, actuó en los tablaos más importantes recalando, finalmente, en el prestigioso Zambra tan emblemático.
Su voz es muy potente y destacable, sobre todo en fandangos y bulerías. Por este último y omnívoro palo destacan, con un compás muy especial, muy suyo (“buen y disciplinado ritmo” dice Augusto Butler), sus interpretaciones de las rancheras mexicanas que Dolores mete por bulerías. 
Según Juan de la Plata, “cruje los huesos” cantando por fandangos. Quien añade que su cante “araña, duele, pellizca…”. A mí personalmente, me gustan mucho los remates con los que acaba sus cantes, que me parecen muy personales.
La última referencia de esta cantaora me la da Luís Soler quien me comenta que no sabe nada de ella desde 1999. Parece que en esa época –según Chaquetón- ya no se encontraba bien.
Audiciones

 

Córdoba dormía-Bulerías (EP 1967)

Dolores de Córdoba-Guitarra:Félix de Utrera-Paco de Antequera

 

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Dolores hace aquí una recreación de la copla que, con letra de Rafael de León y música del maestro Quiroga, interpretaba Concha Piquer.

 Dolores adapta y modifica la letra de las dos primeras estrofas para hacer referencia al gran torero de Córdoba Manuel Rodríguez “Manolete”.

Ay, Manolete del alma

donde te has ido

yo sé que no estás muerto

que estás dormido

 

No te dispiertes

que un torito cobarde

te dará la muerte

 

Y cuando de noche

Córdoba dormía

era como un llanto

la fuente del Potro

 

El pintor decía:

Ay, mi niña Piconera

mi Piconera chiquita

Que esta carita de cielo

que a mí el sentío me quita

 

Y voy pintando, pintando

al laíto del brasero

Y a la vez me estoy quemando

de lo mucho que te quiero

 

¡Válgame Dios Rafael

tener el agua tan cerca

y no poderla beber!

 

Córdoba dormía-Alegrías (Columbia ECGE 71206-EP 1959)

Pepe Pinto-Guitarra: Niña Ricardo

 

Frontal

Portada de uno de los recopilatorios de Columbia (LP-1971) que incluían este cante

 

Escuchamos también la versión que –ahora por alegrías de Cádiz y de Córdoba y ya sin referencias taurinas- hace Pepe Pinto quien como era habitual en él, mezcla cante con recitados. Lo hace con la letra habitual y con una versión más asequible al público de la época. Más light.

[Recitado]

El pintor la respetaba

lo mismo que algo sagrao

y su pasión le ocultaba

porque era un hombre casao.



Ella lo camelaba con alma y vía

hechisá por la magia de su paleta

y al igual que una llama se consumía

en aquella locura negra y secreta.



[Cante]

Y cuando de noche Córdoba dormía...

y era como un llanto la fuente del Potro,

el pintor decía:

¡Ay, chiquita piconera,

mi piconera chiquita!



Esa carita de cera

a mí el sentío me quita.

Te voy pintando y pintando

al laíto der brasero

y a la par me voy quemando

de lo mucho que te quiero.



¡Várgame San Rafael,

tener el agua tan cerca

y no poderla bebé!



[Recitado]

Ella rompió aquel cariño

y le dio un cambio a su vía,

y el pintor iguá que un niño

lloró al mirarla perdía.



Y cambió hasta la línea de su pintura,

y por plazas y calles lo vió la gente

deshojando la rosa de su amargura

como si en este mundo fuera un ausente.



[Recitado]

Y cuando de noche Córdoba dormía...

y era como un llanto la fuente del Potro,

el pintor gemía:

¡Ay, chiquita piconera,

mi piconera chiquita!



[Cante]

Toa mi vía yo la diera

por contemplar tu carita.

Mira si yo a tí te quiero

que sigo y sigo esperando

ar laíto der brasero

para seguirte pintando.



¡Várgame la Soleá,

haber querío orvidarte

y no poderte orviá!
La chiquita piconera JRdeT
La chiquita piconera de Julio Romero de Torres

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