por Francisco Gallardo
Raimundo Amador, telonero de lujo de B. B. King
Nota previa:
Continuando con la mini-serie sobre la Reaparición de José Tomás, traemos hoy a la Razón Incorpórea un sustancioso artículo de Paco Gallardo que va a levantar, sin duda, no pocas polémicas en un mundo tan convencional, conservador y aferrado a sus tradiciones como es el Planeta de los Toros, en feliz definición del periodista costumbrista Antonio Díaz-Cañabate.
La tradición de la Fiesta impone un orden de lidia que da preferencia a la antigüedad en la alternativa. Por ello, por tradición y costumbre, abre plaza el torero más antiguo, a quien le corresponde lidiar el primer toro, y la cierra el de más reciente alternativa al que le toca el último de la tarde.
Ni el primero (ya que la gente todavía no ha entrado en faena) ni el último (por las malditas prisas de la vida moderna) son buenos para la reflexión y la templanza que permite ver bien el toreo.
Vienen las figuras por tanto demandando un puesto intermedio en los carteles. Y por ello, torear el segundo y el quinto toro (¡No hay quinto malo!). Pero aunque el torero esté en condiciones de exigir cada vez le resulta más difícil -cuando empieza a tener algunos años de alternativa- encontrar quien pueda encabezar cartel con cierta dignidad y prestigio. Ese es el problema que se está encontrando estos últimos años JT.
En efecto, no hay ya muchos matadores de mayor antigüedad de alternativa y los que hay no andan (con honrosas excepciones) finos ni ilusionados. Los nombres que se barajan para abrir plaza en los carteles del diestro de Galapagar no ofrecen hoy por hoy –en general- garantías ni al público ni a los ganaderos.
La propuesta de Paco Gallardo rompe esquemas. Lo mejor, en todo caso, es que sea el mismo quien la explique.
Legiones romanas en combate
EL TELONERO por Francisco Gallardo
Reivindico la figura del telonero para el toreo, como en cualquier arte escénico que se precie. Y si usted cree que esto es lucha y entre romanos nos encontramos, pues también estos, en sus falanges, tenían por delante a los astitis, legionarios más bisoños que tenían la oportunidad de demostrar en el combate que no viste el uniforme al pecho, más bien como ya nos dirá Calderón (aquel soldado de infantería que manco y todo nos dejó inmortales escritos) que es “el pecho el que da lustro al traje”.
Vamos lo que Coco Chanel, ya muy lejos de la Galera Sol en la que se dejó la mano el de Lepanto, diría percha.
Coco Chanel
Y sin menoscabo de la dirección de la lidia, ya en estas lides, dentro de la falange romana, si los bastos pintan bastos, pues intervenían los veteranos y curtidos Triarii, que para algo está la veteranía y más a la hora de repartir sopapos.
Los veteranos. Para repartir sopapos.
Pero no nos confundamos, esto es arte. Así que si el orden de lidia se basa en Ordenanzas ya lejanas donde los señores Maestrantes de las antiguas Ordenes Militares se preparaban para la guerra con su caballo (que también daba lustro al caballero) y como servicio de armas en la terrible matanza de la guerra, que entonces nos empeñábamos en ordenar, como ahora también, pensando que era como el amor, todo armonía. Y es como el amor, a cada uno le va lo que le va, que el corazón no entiende lo que entiende la cabeza, ni la cabeza lo que entiende la cabeza. Por ello, se empeñaron en que es un honor llevar armas y como tal el orden es de antiguo a moderno. El único que es así. En todos los demás, va por delante el bisoño.
En esto de llevar armas, los samuráis tan admirados por nuestro mayor demandador de teloneros, José Tomás, lo tenían muy claro. Todo hasta que llegó la modernidad y esta nos dice que el toreo es una búsqueda de un sentimiento de belleza, de lo mejor que tengamos dentro, y que merece hasta arriesgar la vida para emocionarse y emocionar con este te diré yo que te vas a enterar. Vamos que rompernos no importa, en eso se sigue pareciendo a la guerra.
Samuráis
Esta temporada ha habido un problemilla más en el mundo taurino. Protagonista el de Galapagar, el exiliado a México, el que no quiso pagar por torear.
El problema ha sido con un Ganadero. Uno, que sus toros no valían para Sevilla (al menos en estos últimos cuatro años) y cuando va porque lo llaman, es el que levanta no solo la feria sino que escribe la historia de su plaza indultando el toro. El único, hasta ahora, en el coso del baratillo. El único toro indultado se entiende, claro está.
Álvaro Núñez
Tiene que ser muy duro ver la belleza de la bravura, algo tan efímero como el toreo, cuando esta florece, caer en las manos inadecuadas.
Hay que considerar los esfuerzos del ganadero, que se remontan a antes del nacimiento de la res. Pues es seleccionando a sus padres cuando ya se ensueña y se crea el proyecto. Con la fe en el milagro del toro que quiere morir embistiendo con todo su ser, riñones, orejas, pezuñas y alma -porque los toros bravos tienen alma- hasta el final.
La embestida de Arrojado. Con todo su ser, riñones, orejas, pezuñas y alma. Hasta el final.
Y así es la paradoja de este arte. Capaz de posibilitar una comunicación tan intensa y apasionada que puede en un momento dado ponernos a todos de acuerdo, aunque sea un momento. Esto en la historia de España siempre ha sido tan difícil como el toreo. Me refiero a ponernos de acuerdo.
Como diría Balañá, José Tomás y dos más es el cartel para llenar la plaza. Pero hoy queremos ver a José Tomás con otros que no sean los ya sufridos. Por lo menos, con una figura. En esto, el Ganadero, como aficionado, como usted y como yo, tiene toda la razón y la fiesta bien se lo merece. Por ello, ¿porqué no un telonero por delante? Uno por méritos propios, no sólo por antigüedad de alternativa, como ha ocurrido este año con los Pet Shop Boys por delante de De Take That o Raimundo Amador rompiendo plaza a B. B. King.
José Tomás (y dos más).
Si esto ocurriera, muchos toreros (con mayúsculas) no se habrían quedado en el camino y otros tantos se vestirían hoy de torero en vez de abandonar ante lo imposible de un inmovilismo denostado donde se mantienen, en el aburrimiento y al rebufo de una fiesta inmensa décadas atrás, tantos maestros a medio gas.
Y lo que es peor; si torear, como decía Paula, es tener un misterio que decir y decirlo, las mulillas no se llevarían tantos secretos de bravura como aquellos que soñaba el Ganadero viendo arrastrar aquel primero de la tarde del día de la gloría de Arrojado. Del Arrojado que fue –quizás- un bien menor al lado del que no pudimos ver.
1º de la tarde en Sevilla. Número 185. Halcón. Colorao. 531 kilos. (Julio Aparicio). El toro que no acabamos de ver.
Francisco Gallardo
(Selección de fotos: Jose Morente)
Buenas tardes:
ResponderEliminarEl 18 de abril de 1897 se indultó un toro de Murube, llamado Playero, en la Maestranza. Luego Arrojado no fue ni el primero ni el único toro indultado en el coso del Baratillo. Por tanto, ni Cuvillo ni Manzanares hicieron historia, ya que ya la habían hecho Reverte y Playero 114 años antes.
Saludos. Luis Miguel.
Aclararle al comentarista anterior que no hay manera de equiparar los indultos de aquellos tiempos heroicos con los actuales. Eso es confundir el culo con las témporas.
ResponderEliminarEsos indultos decimonónicos se basaban en la cantidad de caballos destripados y en la ferocidad y salvajismo totales del astado, algo que a veces iba aunado al genio. Es evidente que ahora al toro se le indulta porque se deja torear de muleta y embiste con mucha nobleza. Teóricamente, en estos tiempos el cornúpeto tendría que haber probado su bravura con los montados para que se le perdonase la vida, pero...
Además, todos sabemos que esos bichos indultados en la noche de los tiempos taurinos generalmente volvían a ser lidiados; una y hasta dos veces, hasta que alguien los estoqueaba y se iban al destazadero con más pena que gloria.
A Gastón Ramírez:
ResponderEliminarLo primero, aunque fuera cierto lo que dices, sigue siendo un toro indultado 114 años antes que Arrojado. Vamos, que bien o mal indultado, Playero y Reverte fueron los que hicieron historia, y no Manzanares y Arrojado.
Segundo, el toro fue indultado por petición popular después de sólo 4 puyazos, merced a su bravura y nobleza (se dejaba tocar en los corrales). Más no puedo decir porque no estuve allí. Este toro, efectivamente, fue lidiado de nuevo para volver a ser indultado y terminar sus días en la finca.
Por último, si de justicia en los indultos hablamos, pues hay que decir que nunca debió ser indultado Arrojado ya que no fue bravo, sino que manseó en varias fases de la lidia y ni siquiera fue castigado en varas. ya tuvimos un debate sobre esto y no querría volver a entrar porque no es lo que quería, pero ya que me lo pones tan "a huevo", si alguno de los dos toros no se merecía salvar la vida, para mí, ése fue el de Cuvillo.
En fin, a lo que iba: el primer toro (bien o mal) indultado en Sevilla no fue Arrojado, sino que fue Playero, de Murube. Vamos, que por muy decimonónico y bárbaro que fueran esos tiempos, el toro fue indultado y es lo que basta para tirar para sacar a la luz que la efeméride por la que muchos han puesto en un altar a Cuvillo y a Manzanares no deja de ser una mentira.
Y ya no hablo del novillo del Marqués de Albaserrada.
Luis Miguel.
Luis Miguel
ResponderEliminarEfectivamente, Arrojado no es el primer toro indultado en Sevilla. Sin ir más lejos el novillo de Albaserrada del 65 y el toro Playero que usted cita fueron tambien indultados en este plaza.
Sin embargo, eso no quita para que podamos considerarlo (como hace el autor del artículo Paco Gallardo) un hecho histórico por lo que representa en la evolución del conepto de bravura (nos guste o no nos guste) como ya se debatía en su momento en una entrada de este blog a la que me remito y que quizás sea oportuno revisar:
http://larazonincorporea.blogspot.com/2011/05/manzanares-hace-historia-en-sevilla-con.html
(Entrada en la que por cierto, ya en su primer párrafo se hacía referencia al indulto del novillo de Albaserrada)
No se trata de reabrir el debate como usted bien dice, pero sean 40 o 100 años parece que el tiempo transcurrido le da también carácter histórico a este acontecimiento, con independencia de su significado.
Hecho histórico, aunque NO único por tanto, el vivido la pasada feria de abril en Sevilla con el indulto de Arrojado lidiado por Manzanares.
Un abrazo
Gastón:
ResponderEliminarAunque no parece ser que sea el caso de Playero, es cierto que los indultos decimonónicos respondían al concepto de bravura que entonces se tenía, lo que parece de lo más lógico.
Quizás hay este la importancia del indulto de Arrojado. No en el hecho en sí, ni en lo poco frecuente del mismo en plazas de la categoría de la de Sevilla, sino "en el cambio de concepto de bravura" que encierra, como usted afirma.
Un abrazo
José Morente:
ResponderEliminarNo era mi intención reabrir el debate, sino dejar constancia que el hecho histórico en sí puede ser por otros motivos (entre ellos, los que vd cita), pero no por el hecho de haber indultado el primer toro de la historia en la Maestranza.
Sólo era eso.
Un saludo. Luis Miguel.
En realidad estamos, quizá por mi culpa, buscándole tres pies al gato. Luis Miguel tiene razón y Jose también. Aclaro que yo jamás estuve a favor del indulto del toro de Manzanares, de hecho, eso me costó ser vilipendiado en el tendido maestrante por propios y extraños.
ResponderEliminarTodo es cuestión del cambio que ha experimentado el toreo. A manera de ejemplo, les cuento que en aquellos buenos tiempos el público mexicano celebraba los metisacas de Ponciano y pitaba a los españoles que dejaban sepultado el estoque. Creían que era más meritorio estar segundos extra en la cara del toro para extraer el acero después de herir... Luego, Ponciano se acopló a las pautas de su padrino, el negro Frascuelo, y decepcionó a sus paisanos por abandonar la tizona en el morrillo. Así la gente antes valoraba la bravura de las reses sobre todas las cosas y ahora exige nobleza y bobaliconería. ¡O tempora, o mores!
Luis Miguel/Gastón:
ResponderEliminarAl final parece que estamos de acuerdo los tres. Histórico por lo que representa, pero no único ni menos el primero, el indulto de Arrojado.
Lo que si es significativo y tiene mayor interés es como los conceptos, los gustos y los modos evolucionan en el tiempo, a veces en contra de nuestros propios criterios.
Me decía mi amigo Luis Miguel López Rojas hace unos días que las críticas a JT podían deberse a eso, a falta de visión. Citaba los ejemplos de otros toreros denostados en su día y cuyo concepto revolucionario entonces, no acaba de ser comprendido por sus propios contemporáneos.
Muy similar a la interesante anécdota que cita Gastón sobre la estocada de Ponciono.
Algo parecido creo que es el caso de Arrojado. No era toro de indulto, pero (quizás) había que indultarlo.
En fin, siempre es complejo adivinar o intuir hacia donde va a ir el toreo y, sobre todo, reitero, no siempre esa evolución va a coincidir con nuestros gustos.
Un fuerte abrazo a ambos.