lunes, 22 de agosto de 2011

En un lugar de la Mancha..,

Por el Divino Calvo

Ciudad Real, 19 de agosto de 2011

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  José Tomás ¿Quijote contra Sancho?

En un lugar de la Mancha...

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre... “ no me quiero olvidar..., Ciudad Real.

Volvía a esta tierra un “Quijote”. El “Quijote del toreo”. Para dejar claro de una vez por todas, que los molinos nunca fueron molinos, sino gigantes. Gigantes Naturales. Naturales Gigantes. Los de su primer toro. Se encontró con mucho “Sancho Panza”, que sigue esperando su “ínsula”. La “ínsula”, de la apoteosis o la tragedia. La que sutilmente, nos describía en anteriores fechas “Clarito”. Manifestando la preocupación por la actitud del público en el regreso del de Galapagar (ver entrada crónica de Huelva). Y en la espera de la “ínsula”, se perdieron la grandiosidad de la aventura.

Pero, vayamos por partes... que por respecto a Cervantes, esta crónica no merece empezar con desorden...

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El Quijote del toreo

Plaza de toros de Ciudad Real. Diecinueve de agosto

19 de agosto de 2011. Plaza de toros de Ciudad Real. 2ª de abono. Tarde de calor sofocante y sin viento. Lleno hasta la bandera, de los que no se recuerda en el lugar. Toros de Torrehandilla y Torreherberos, astifinos y más serios de cara que de remate. Correctamente presentada conforme a la categoría de la plaza. Primero precioso, bajo, enseñando las puntas, segundo y sexto más terciados.

De comportamiento desigual. Acusando mansedumbre, en mayor o menor grado. El primero se partió una pata en el segundo muletazo y tuvo que ser apuntillado. Una pena, puesto que a pesar de su tendencia a tablas, iba y venía con mucho son. Segundo, embestida irregular y bravucona, de escaso fondo. Tercero, el más bravo, que junto al sexto, con posibilidades pero con más defectos que pulir, conformaron el lote de la tarde, que se llevó César Jiménez. Cuarto, se rajó en la primera serie para no volver a salir de tablas. Quinto, un jabonero brutote, agarrado al piso, topando más que embistiendo y con nulas opciones. Ninguno desarrolló malas intenciones. En términos generales sensación de que faltó toro, para que la emoción estuviera a la altura de la expectación levantada. A la corrida apenas se le pegó en varas.

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Plaza de toros de Ciudad Real. Se repite el guión

Se repite el guión...

Parece que se ha diseñado un patrón por el que se rigen todas las actuaciones de la temporada de José Tomás hasta la fecha. Esta tarde en Ciudad Real, el guión se cumplió al milímetro. Paso a paso. Comportamiento de general las ganaderías elegidas. Coincidencia en el peor lote. Magisterio y lecciones de toreo que se pasan por alto, porque el público no encuentra lo que busca, la excepcionalidad de la apoteosis o la tragedia. Presidentes reticentes. Triunfo sin puerta grande. Compañero que abandona la plaza por ella...

 

Actitud del público.

Como ya indicaba anteriormente en la introducción, la preocupación que empezaba a mostrar “Clarito” en su crónica de Huelva, sobre el ambiente y actitud del público en tarde de actuación de JT, se confirmó y se acentuó esta tarde. Más si cabe, después de que el primer toro como antes indicábamos, se inutilizara durante la lidia a poco de comenzar a faena. Bronca injustificada al presidente, por no devolver.

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La fiera, la única fiera

Que después, más injustificadamente y de forma incomprensible, recayó en Víctor Puerto, por no entrar a matar al toro con la espada (¿?). Sinceramente, al producirse la lesión en la parte superior de la pata, el toro según se arrancaba, caía. No puedo ni siquiera imaginarme, cómo se puede entrar a matar a un toro en tal condición. Pitos al puntillero por fallar en el primer intento... En resumen mucho público “que viene a ver a...” y para contar “que estuvo en...” y pocos aficionados.

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Pitos al puntillero

Después del lío, la corrida empezó en el segundo.

Gran recibo capotero de Tomás al primero de su lote, astifino y terciado. Con dos verónicas por el pitón izquierdo primorosas, de enganchar, mecer, parar el reloj y soltar. Pura cadencia. Descubriéndonos territorios inexplorados por su capote en sus anteriores etapas. Rematadas con una buena media.

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Pura cadencia. Atención a la forma de coger el capote. Pareciera que va cosido a la palma de la mano.

Leve picotazo en el tercio de varas (posteriormente incidiremos sobre este asunto) y buena lidia para “cuidar” al toro. Toro que tenía poquito dentro y que por su poca fortaleza nos privó de quites. Bravuconcete, con embestidas irregulares, punteando y con escaso fondo.

Rápido nos mostró los nuevos aires que invaden su tauromaquia. Brindis al público y muleta planchada con la derecha, distancia en el cite. Geométricamente, desde el mismo lugar en el que brindó. Sin probaturas. Toreo en redondo. Sutilidad en toques y alturas, que sin apretar, afianzaron las embestidas del burel en la primera serie.

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El toreo en redondo. Precisión en toques y alturas de palillos.

Tiempo muerto, aire para el toro y distancia entre serie y serie (otra novedad ya apuntada en Valencia). Vuelta sobre mismo pitón derecho. Esta vez bajando más la mano y aumentando la rotundidad. Muleta muy adelantada y remates muy atrás. Rompió la faena.

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Sigue la lección.

Continuaba la lección. Y el “Quijote” cogió la izquierda y empezó a divisar Gigantes. Gigantes Naturales. Y dibujó Naturales Gigantes. Cumbre su segunda serie al natural. Muñeca rota. Cintura rota. Muleta al infinito. El cenit artístico de la tarde. Incluso para aquellos que sólo ven molinos, se mostraron gigantes.

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Cada vez más hondo. Cada vez más roto. Cada vez más encajado. Cada vez más largo. No hay nada más allá ¿O sí? En cualquier caso, como dijo Juan Pedro, se torea con los vuelos de la muleta.

En el epilogo desempolvó la “granadina” para finalizar con unos torerísimos ayudados por bajo.

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El ayudado por bajo de rodillas. Pura esencia torera.

Una vez perfilado, el toro escarbó, lo que aprovechó el torero para volver a colocar en suerte con dos estatuarios que sacaron hilos de la taleguilla.

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Torero, siempre

Pinchazo en todo lo alto, que le cerró la puerta grande, y estocada.

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La estocada de JT. Sin comentarios.

Si “Clarito” por primera vez, en la crónica de Huelva, le otorgaba su consideración de Maestro de la Tauromaquia. De tal consideración fue la obra a su primero.

Técnicamente PERFECTA. En planteamiento y en ejecución. Pero el público, aunque vio los gigantes, espera y desespera por su “ínsula”. Pero para llegar a la “ínsula”, hace falta el TORO. El que todavía no le ha salido en su reaparición. Y olvidaron la importancia de su aventura.

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El torero dicta magisterio. Naturales gigantes. Gigantes naturales.

Y se tornaron molinos...

Al quinto, jabonero de capa, bastito, lo recibió verónicas rodilla en tierra, homenaje al maestro de Ronda, Antonio Ordóñez. Puyazo en todo lo alto, el único rescatable de la tarde, que no consiguió corregir los defectos del burel. La tarde se quedó huérfana de quites de JT. Bruta embestida, pechugazos, agarrado al piso. Ni para jugársela servía.

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El hilo del toreo, que diría Pepe Alameda. José Tomás rememora a Antonio Ordoñez. El sábado, también Salvador Vega se acordaba en Málaga de Antonio Ordoñez y con los mismos lances. ¿O quizás de quien Salvador Vega se acordaba en Málaga era directamente de JT?

A pesar de ello, intención del “Quijote” de iniciar nueva andanza. Pero desde el tendido aparecieron los “Sanchos”. “Crúzate”. “Échale ganas”.

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Desaparece la magia. No hay lección, pero la técnica del pase se mantiene.

Desaparecieron los gigantes y se tornaron molinos. De pronto, en aquel que está por encima del bien y del mal, cayó como una losa su suerte, la que está teniendo en “su resurrección”... Pareció ansiar y saber que no iba a conseguir la esperada puerta grande. Vino el ataque de “cordura” y para aquellos que sólo ven molinos, les dio... molinos. Y lo que es peor, dejó de buscar “gigantes”. Renunció a sus ideales y traicionó su concepto. Molinetes y capeínas embarulladas, vulgar arrimón, con péndulo sin venir a cuento, para intentar saciar la sed, lo que los “sanchos cuerdos” demandan.

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Profundidad y aplomo

Cuando se dio cuenta que se había traicionado asimismo, no había vuelta atrás. Como auto- castigándose se salió de la suerte en las dos veces que entró a matar.

Y es que hay toros que no merecen la aventura. Antes renunciar a ella, que perder la esencia de ser “Quijote”. Por muchos “sanchos” que hayan ido a verte. Por eso, no me gustó José Tomás en su segundo. No fue José Tomás y cuando abrió los ojos sólo vio molino.

 

Buena tarde de Jiménez.

Si bien resulta complicado compartir terna con el de Galapagar, César Jiménez vino muy mentalizado. Asentado y con gusto en todo lo que hizo. Disfrutó de su tarde. Si bien es cierto que se llevó el lote. Su primero, el más bravo, tuvo calidad y justas sus fuerzas. Toreo con empaque con el capote, tanto en recibo como en el quite.

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Empaque

Comenzó su faena por alto al hilo de tablas, pero obligó en exceso al toro que perdió una mano, y volvió a repetir el comienzo. Se descalzó en los medios, como suele ser habitual en este torero cuando se encuentra a gusto.

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CJ, el detalle de descalzarse cuando el toro le gusta

Firme, asentado en los riñones, muy buena serie por la derecha. Y otra mejor al natural, con el único defecto de forzar exageradamente su estética, lo que le resta naturalidad e importancia a lo que debe ser más natural en la tauromaquia. El “natural”.

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El natural del torero de Fuenlabrada.

A partir de aquí, las fuerzas abandonaron el buen son de la embestida y la faena disminuyó en intensidad. Seguramente se acordó de malgastadas embestidas de inicio. Toro para reventar en cuatro series. Sin probaturas, pero perdió dos (inicio y repetición de inicio). Por tanto, mejor la faena que el planteamiento.

Estocada en el centro del ruedo, entrando a cámara lenta. La mayoría del público consideró suficiente para ganarse el derecho a salir por la puerta grande y así lo pidió. Pero el señor presidente quiso llevar la contraria en pos de “dar categoría a la plaza”.

 

Inciso sobre los presidentes, sobre la categoría de las plazas... y sobre la suerte de varas.

Se ha impuesto una moda absurda que esta causando “furor” entre los presidentes actuales. Es querer “dar categoría” a la plaza sobre todo negando la concesión de trofeos, que el respetable, el que paga, el que financia y al que se dirige el espectáculo... mayoritariamente demanda.

A costa de enfado de los primeros, “dan categoría” a la plaza. Escenario idóneo. Tarde de expectación, para que quede bien clarito a quién se lo tienen que agradecer.

No quiero entrar a valorar lo acertado o no de la decisión, pero viene al caso, porque en uno de los espectáculos más democráticos que existen, el criterio de uno no se puede imponer al de la mayoría. Aunque sea legal y el reglamento les atribuya dicha potestad.

Si se quiere dar categoría a la plaza de Ciudad Real, podemos empezar por empezar (valga la redundancia) en punto (no diez minutos tarde). O si existe una causa justificada para el retraso (acomodamiento del respetable o cualquier otra), sería mejor anunciarlo por megafonía.

Y si queremos seguir aumentando la categoría, podemos intentar no cambiar el tercio no ya con un simulacro de puyazo, sino con un marronazo que no llegó a romper la piel, como hizo en el primero de Puerto. Por mucho que Puerto, solicite el cambio. Al final el tercio de quites se reduce al del matador.

Y si lo queremos bordar, deberíamos impedir que aquellos espectadores que quieran abandonar la plaza antes del término del festejo (o de la actuación del que venían a ver), se abstengan de hacerlo durante la lidia del sexto.

 

Jiménez redondeó su actuación

El sexto, terciadito, tapado por la cara, también tuvo la tendencia, como la mayoría de sus hermanos, de intentar rajarse. Pero tenía fondo y posibilidades. Con la cabeza despejada, y con oficio, el de Fuenlabrada, fue puliendo los defectos, hasta encelar y apretar al toro sobre todo en una serie por la derecha, donde lo crujió. Aunque la anterior faena tuvo mayor repercusión en el público, ésta fue más importante, por las dificultades del toro. Redondeo su actuación con otra estocada desprendida, que esta vez si, el público por mayoría, obligó al presidente (que ya no tenía esta potestad) para negársela…

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Otro natural de verdad en el último.

Actuación de Víctor Puerto. Se abre el debate.

Venía Víctor Puerto de una doble cogida el pasado domingo en la feria de Málaga. 14 y 15 cm. que rompían fibras de los músculos sartorious y abductor Recibió el alta hospitalaria el día antes y en contra de los médicos y de la lógica, a las 12 de la mañana decidió torear. Lo que para el resto de los mortales parece imposible. Un gesto para unos y una falta de respecto al público, para otros, al no estar al 100%. No me inclinaré por una u otra postura, las dos muy respetables y con sus puntos de razón. Se abre el debate...

En cuanto a su actuación, mermado de facultades, buen y largo recibo con el capote en el primero. Después quedó inédito en la muleta por la desgracia antes comentada. Una pena también para el ganadero, puesto que podría haber cambiado el resultado conjunto de la corrida.

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Los lances de recibo al primero, de Víctor Puerto. El toro se partiría una pata al principio de la faena de muleta.

En el cuarto, toro cuesta arriba que le costaba humillar. Primera serie con la muleta con transmisión. En el momento en que el toro decidió irse a tablas. No porfió el torero en intentar sacarle de allí para cambiar de terrenos. Quizás por su estado físico o por pensar que, en su querencia, sacaría mayor partido. Porfió, tesonero, pero cada pase resultaba deslucido por el desentendimiento del toro. El publico se cansó y mostró su desaprobación. Estocada muy baja donde, en su ejecución, por las muestras de dolor, los puntos de la cornada seguramente se abrieran.

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Víctor ha madurado y está muy centrado. Torero lo ha sido siempre.

Cuadrillas.

No quisiera terminar esta crónica sin mencionar las buenas actuaciones de los hombres de plata. Carlos Casanova y Jesús Arruga de la cuadrilla de César Jiménez. Saludaron montera en mano tras un gran tercio de banderillas. Del mismo modo que Raúl Cervantes de la cuadrilla de Víctor Puerto, por un par antológico de mucha exposición.

 

En noche cerrada nos despedimos del lugar de la Mancha...

Puerto y Tomás a pie, César Jiménez en hombros. Unos satisfechos con la “aventura” que habíamos vivido y otros desencantados por no encontrar su “ínsula”.

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César a hombros

Aclaración.

No está en la intención del cronista ofender a ningún espectador con la denominación de “Sancho Panza”, en el sentido peyorativo del término. Sino como una forma de diferenciar, lo que unos y otros, esperan del toreo y de la vida. Para el “Quijote”, como para “Tomás”, las aventuras y su concepto del toreo, tienen más altas miras. Sólo están a la altura de sus “sueños”. Para terminar sólo una petición: que el “Quijote” nunca deje de ser “Quijote”, ni José Tomás, José Tomás.

EL DIVINO CALVO, 20 de agosto de 2011.

Fotografías de Raquel Montero y Jesús Monroy

Comentarios a pie de fotos: Jose Morente

4 comentarios:

  1. Lo sucedido en el primer toro resulta uno de los atentados más alarmantes que recuerdo en una plaza. Y como bien dice usted, la gente no protestó la falta del primer tercio (algo inaudito), sino el no cambiar el toro una vez comenzado el tercero. La actitud de Puerto similar, ya que demandaba el cambio del toro, habiendo solicitado él, el cambio tercio sin haber sido picado.

    La faena al segundo no me pareció para nada estratosférica. Dos primeras tandas toreando hacia afuera, y con la suerte totalmente descargada. Una buena tanda de naturales, muy profundos y con la muleta adelantada. Con un pinchazo no se pueden dar 2 orejas nunca, ni en Madrid, ni en 'Villaarriba de los Abajos'.

    La democracia de la que habla da para muchas horas de debate.

    De los 6 toros, 4 acabaron por los suelos, dos echándose, y otro invalido. Creo que la corrida no la reseñó ni Maximino, ni Puerto, ni Jimenez, por lo que NO podemos echarle la culpa a los sorteos...

    Flaco favor le hacen este tipo de corridas al de Galapagar, menos mal que no se televisan.

    Un saludo.
    Álvaro D.

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  2. Álvaro D.

    No asistí a la corrida de Ciudad Real pero me gustaría apostillar su comentario de que con un pinchazo no se pueden dar dos orejas en ninguna plaza.

    Según Gregorio Corrochano "un buen pinchazo en hueso, es igual a una buena estocada y superior a una estocada mala"

    Este criterio me parece más afinado que el que hoy impera y que sólo prima la eficacia y la rápidez en la suerte de matar.

    Por tanto, en mi opinión y a efectos de determinar la concesión de trofeos, no creo que deban perderse por pinchar en hueso, lo que es cuestión de mera suerte, sino por el modo de ejecutar la estocada.

    Al contrario, vemos muchos matadores que saben como no pinchar en hueso, dando estocadas desprendidas de intención y de deficiente ejecución. En mi opinión, no deberían ser premiados.

    Un abrazo

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  3. Álvaro D.
    En la crónica del D.Calvo en ningún momento indica que la faena al segundo fuera estrastosférica. Únicamente señala, y en eso estoy de acuerdo con él, que no se puede estar mejor con ese toro. Y por lo que puedo entender que para llegar a la "insula" hace falta TORO, denota que faltó enemigo para llegar a esa faena sublime que el público espera.

    Respecto el toreo hacía fuera, no creo que fuera tal. En la primera serie con la derecha, trató de aliviar al toro, en toques y alturas. Con la poca raza que sacó la corrida, si lo apreta desde el principio hubiera pasado lo mismo que en el segundo de V.Puerto.
    En el fondo, creo que todos estamos de acuerdo con lo que pasó, con ligeros matices.
    Referente a que no se pueden cortar dos orejas con un pinchazo, coincido con José Morente. Prefiero un pinchazo en lo alto, ejecutando con pureza la suerte que una estocada caía o trasera buscando la efectividad.
    Un saludo y gracias por su opinión.

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  4. Por lo que se abre otro interesantísimo debate acerca de la suerte suprema.

    Cada día es más dificil ver la suerte bien ejecutada, si no que se lo pregunten al Juli, por no hacer una disertación más amplia.

    En el lado contrario, tenemos a Rafaelillo, con su pinchazo en Bilbao. Lo que supone tirarse de frente contra un Miura que te saca una cuarta.


    Un saludo, de nuevo.

    Álvaro D.

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