Por el Divino Calvo
La amargura de la incomprensión. Es muy dura (y, a veces, injusta) la profesión de torero
Miércoles, 8 de junio de 2011. Corrida de Beneficencia. Toros de Victoriano del Río (los cinco primeros) y de Toros de Cortés (el sexto). Para Juan Mora, Morante de la Puebla y El Juli.
Si a la que dicen que es la corrida más importante del año, le unimos un cartel inmejorable ya tenemos la primera parte de la frase “corrida de expectación”. Las posibilidades de terminar la frase como todos ustedes saben, en Madrid se elevan de forma exponencial y este caso no fue la excepción.
La exponencial predisposición a la contra de la “afición” (¿?) madrileña
Vamos por partes. Corrida de toros correctamente presentada. No se encuentra entre las mejores presentadas por este ganadero en este mismo coso, pero repito, a mi entender “correctamente” presentada. Corrida vareada, no atacada de kilos, sobre todo los tres primeros. Se repite la historia. Cuando aparece la tablilla con un peso inferior a los 550 kg , en cartel de figuras, con ganadería de figuras…, se desata la caja de los truenos.
Los tres primeros: Protestar por protestar.
Esto ocurrió en el segundo y tercer toro. Muy protestados de salida, lo que puso la tarde muy cuesta arriba. Tarde dura, típica de Madrid. Curiosamente, el sexto, que quizás fue el peor presentado al ser bizco de pitones y perder seriedad en su expresión, pasó desapercibido. Desigual en su comportamiento, viniéndose arriba y con complicaciones. Ninguno rompió en bueno, excepto el tercero, un buen toro que salió descoordinado. Este problema físico, condicionó toda su lidia, dotando de una irregularidad a su embestidas (se abría, se metía, movimientos extraños con los cuartos traseros…), que enmascaró su calidad. El público, más pendiente de reprochar la presentación que del defecto que tenía.
Los toros tuvieron un punto de agresividad. Pero el torero (Juli) no se quiso dar por aludido.
Juan Mora
Pechó con un primero, que a pesar de su aparente flojedad en los primeros tercios, se quedó sin picar. Se vino arriba y desarrollo mucho sentido en la muleta por ambos pitones. Puso en serios aprietos al extremeño en las primeras series.
A Mora le vino largo el toro… Y cortó la faena.
Cuando se atemperó un poco, permitió una serie por la derecha que pareció prender la mecha, momento en el que Mora decidió poner fin a su obra con hábil estocada, a cambio de un pitonazo en la cara. La gente se quedó a medias. Ese era el momento de apostar, tragar y hubiéramos resuelto la duda con la que nos quedamos.
En el segundo de su lote, las ganas de agradar del torero se vieron difuminadas por los enganchones de las telas durante toda la lidia (en el quite a pies juntos de réplica a uno por chicuelinas de Morante, y en la muleta). Unas veces por el viento, otras por un tornillazo del toro, y otras por anteponer la estética del muletazo al tratar de resolver los problemas de la embestida. El caso es que aquello no cuajó. Mora comprobó la diferencia entre el ambiente de una tarde venteña de otoño en un cartel sin figuras, y una tarde de relumbrón. Pero que le vamos a contar a aquel que lleva veintiocho años de alternativa.
Morante de la Puebla
Si bien el lote de Morante, no fue para el cante grande que se espera de este torero. Tal y como señalaba “Clarito” en las crónicas de Sevilla y Jerez, el de la Puebla no parece atravesar un buen momento. Después de la magia derrochada en Vistalegre en la Feria de Invierno, su temporada no ha vuelto a alcanzar estas cotas.
Está bien, pero falta algo.
En ningún momento creyó, ni apostó por el triunfo. Sólo reseñable alguna verónica aislada y un quite por chicuelinas al segundo de Mora.
La chicuelina de Morante
Julián López “Juli”
Con la tarde cuesta arriba, El Juli, se convierte en el blanco perfecto para centrar las iras de cierto sector, como causante de todos los males de la tarde y… de la fiesta. Como ya hemos señalado, el tercer toro, quizás algo falto de remate, vareado pero serio. Calificado como “ratón” por los de siempre, y a Julián como “fraude de figura”. Lo único cierto de la frase es su última parte. El Juli es una verdadera figura.
El toro se frena y busca, el torero ejecutando la suerte con pureza y verdad.
Como tal, se impuso al ambiente y a la descoordinación del “Victoriano”. Faena para el toro, al que fue afianzado. Tuvo como hándicap, la estética, que no es el fuerte de este torero, y que para resolver los problemas del toro, su labor por momentos fue despegada. A mi entender buscada a propósito. Si se hubiera cruzado mucho, habría perdido largura en el muletazo, hubiera sido arrollado por el movimiento anómalos de los cuartos traseros y habría descompuesto aún más al toro.
Fue alternando series por uno y otro pitón. Una muy buena al natural. Hasta que el toro buscó tablas. Siempre a más, de forma que el resto de la plaza acalló a ese sector.
Poderío y mando a un toro muy descompasado de Victoriano del Río.
No sabemos si por el defecto del toro o por un toque muy brusco de la muleta, la estocada hizo guardia, momento que se celebró por algunos como un gol en el Bernabeu (me resulta difícil de comprender esta actitud).
Una mala estocada. La colocación del estoque no es de recibo. ¿Accidente o mala ejecución?
Se invirtieron las tornas, se calló la mayoría, se impusieron los pitos y la posterior bronca injustificada de estos. Al Juli, se le puede achacar su forma peculiar de ejecutar la suerte suprema, pero en ningún caso que se va de la suerte. Esta colocación es fruto de un accidente y no el resultado lógico de irse de ella.
En el último, del hierro de Cortes, la tarde estaba vencida.
Aunque la tarde iba vencida, salió a relucir el muy buen toreo del Juli también en este toro.
Momento aprovechado para sacar la famosa pancarta contra “…el fraude de la fiesta y el monoencaste Domecq”. Qué curioso, cuando el toro que estaba en el ruedo, aunque también propiedad de Victoriano del Río, era de encaste Atanasio (vía Bayones). No se podía dejar pasar la última oportunidad de salir en la tele, aunque no procediera el momento.
El de Cortés.
Resumen
Ni terminó de romper la corrida, ni los toreros… ni el público y como no podía ser de otra forma acabamos la crónica con
… corrida de decepción.
Crepúsculo de la tarde en la plaza de Madrid. Pero también, crepúsculo de una afición desorientada y maleducada. ¡Lástima!
Fotografías: Juan Pelegrín (Pagina web de Taurodelta). Selección de fotografías y comentarios a pie de fotos: Jose Morente
Les pierde la tv. Es lo que tiene ser aficionado mediático. Por un plano, hacen lo que sea.
ResponderEliminarLa improcendencia de sacar el cartel antiDomecq con un "atanasio" en el ruedo, es similar a la llamada "lista negra" que todos los años publican contra el monoencaste. De las 32 ganaderías malas-malísimas en 2010, 15 no son de encaste Domecq. En fin...
Un abrazo, Jose.
Yo vi la faena de Juli a su primero en la tele y me parecio un lujo poder disfrutar de esa faena a ese toro tan dificil y complicado, al que acabó pudiendo. Sin duda lo mejor de la tarde.
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