Manolete visto por Daniel Vázquez Díaz (Detalle de óleo)
Enlazábamos en anterior entrada del blog, el toreo de Belmonte con el de José Tomás a través de Manolete, que es el torero que hace de puente entre ambos.
La relación, técnica y estética, de Manolete con Tomás ya la hemos analizado en el blog (ver Parecidos razonables III). Más compleja es la relación de Belmonte con estos dos diestros.
Sin embargo, hay un dato crucial. El punto de vista de los partidarios de Belmonte, de los cuales los más representativos fueron acérrimos manoletistas. Lo que resultaría contradictorio si se aplica el criterio actual que contrapone el toreo de Belmonte (Cuya clave sería cargar la suerte, se nos dice) al toreo de Manolete (cite al hilo y con la muleta retrasada) con estéticas, por demás, muy diferentes.
El pase de pecho de Juan Belmonte por Andrés Martínez de León
Sin embargo, la contradicción no es tal. Primero, porque Belmonte nunca toreó como ahora se nos dice que toreó (lo veremos en su momento) y segundo porque –para mí- lo que relaciona un torero con otro no son las concretas soluciones técnicas o estéticas que cada uno proponga para resolver el problema de enfrentarse al toro (que son variadas y diversas), sino (como hemos visto en la anterior entrada de este blog) su concepto del toreo
Que es lo que supieron ver (y muy bien) los aficionados de su época.
El pase de pecho de Manolete por Andrés Martínez de León
Manolete. Su concepto del toreo.
En su concepto del toreo, hemos dicho que Manolete sigue por tanto la senda Belmontista, ya que da preponderancia al modo de ejecutar las suertes (conocimiento de las suertes) sobre las condiciones del toro (conocimiento de las reses).
Su repertorio, por tanto, se reduce al mínimo esencial y la ejecución se depura y perfecciona hasta límites técnicos insospechados. Es el mismo planteamiento que, en nuestros días sigue, José Tomás.
En este sentido, son muy interesantes las declaraciones de Manolete sobre su concepto del toreo. Veamos lo que dice sobre sus suertes preferidas en el Prólogo que escribió para el libro “Manolete: El hombre y el torero” de Manuel Quiroga Abarca):
“Aunque he prodigado lances de capa de muy variado repertorio los he ido eliminando poco a poco para alcanzar el perfeccionamiento de los fundamentales (…) Por eso, son mis preferidos la verónica y el remate de la media, que constituyen la base y la solera del toreo de capa: Con la muleta, baso mis faenas en el natural con la izquierda. Que es pase esencial (…) Y con el estoque procuro no apartarme de los cánones clásicos (…)”
Manolete. El toreo fundamental. La verónica
Manolete. Su técnica
Por el contario, en la ejecución técnica de los lances, Manolete no sigue la estela de Belmonte. En los aspectos técnicos, la fuente de la que bebe es la de Joselito vía Chicuelo. La del toreo en redondo, el toreo de línea natural que es la línea en la que se encuadra su modo de ejecutar las suertes. Y que ya vimos en su momento.
Y ello, con los matices personales que se quiera (cite con muleta retrasada, cargando la suerte con los brazos y no con las piernas como preconizaban las viejas tauromaquias para el toreo más clásico) pero siempre en la línea del toreo natural no cambiado.
Manolete. Acuarela de Roberto Domingo
Conclusión
Técnicamente, Manolete es un torero de línea natural y, por tanto con predominio del toreo en redondo sobre el toreo cambiado. De hecho, no prodigará el pase de pecho que sustituye por un remate o un molinete en la mayor parte de las ocasiones. Dicho toreo en redondo lo aprende de Chicuelo, quien a su vez lo tomó de Joselito el Gallo.
Por el contrario, en su concepto, bebe de Juan Belmonte. Apurando la técnica en la ejecución de las suertes a costa de reducir al mínimo esencial su repertorio que se compone de la verónica, la media, el natural y la estocada a volapié y que se pretenden de perfecta ejecución cualquiera que sean las condiciones del toro que tenga enfrente.
Manolete. Su media verónica
Esta combinación será explosiva y explica el revuelo que ocasionó su aparición en los ruedos. De hecho se llegó a decir que, con Manolete, se cumplía en cierto modo la profecía de Juan Belmonte:
“Llegará un día un torero que será capaz de torear a todos los toros”
Manolete. El natural (con la izquierda) era el pase base de sus faenas de muleta.
Su toreo será, por todo ello, emocionante y hará escuela, llegando a nuestro días. No así su estética (su estilo) mucho menos presente. Pero su técnica y su concepto si que han perdurado.
Vamos a analizar en la siguiente entrada (y esperemos que última de la serie) que es lo que queda del toreo de Manolete en nuestros días.
Manolete aclamado. Acuarela de Roberto Domingo
(Continuará)
Jose:
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo contigo en que una de las cosas lo que une el toreo de Manolete al de Belmonte y al de José Tomás es la voluntad de estilo. Su estilo está por encima de las condiciones de los toros que torean y son los toros los que deben entrar en su estilo y no acoplarse ellos a las condiciones de los toros.
Cuando hay toros que no entran bien en ese molde y acaban entrando como el Alcurrucén de José Tomás del 97, se produce un momento de gran belleza, aunque la expresión estética de suavidad, lentitud y limpieza no sea tan acabada. Creo que la emoción de la belleza se da por la expresión de dominio.
El problema, la decadencia del estilo viene cuando en vez de hacer entrar a los toros en el molde del estilo que impone el artista, se buscan toros que sean muy propicios para entrar en dicho estilo. Se ve inevitablemente un amaneramiento del torero. Aunque también puede ser una desaparición de la sorpresa. Creo que ahí se produce la desilusión de muchos aficionados.
Sería interesante recordar la faena del toro Ratón, que como buen sobrero no estaba estrictamente destinado al torero, para ver si la grandeza de esa faena de Manolete se debe a la bondad del toro o a la voluntad del torero. Hace mucho que no la veo y dentro de esa tauroteca que vas colgando quizá fuera una buena pieza.
Adelante con el blog
Andrés:
ResponderEliminarLamentablemente hoy no hay polémica:
Efectivamente, si se busca un toro en exceso "toreable" sobreviene la decadencia y desparece la sorpresa, causa de desilución en los aficionados. Debemos recuperar un porcentaje razonable de fiereza, creo.
La faena del sobrero "Ratón" de Pinto Barreiros no recuerdo si la tengo. Me parece una gran idea incluirla (si la localizo) en la entrada de mañana, última de la serie de Manolete
Un fuerte abrazo
Comparto plenamente lo que manifiestas, y creo totalmente lo mejor de Joselito y lo mejor de Belmonte acercado a limites insospechados las distancias y los terrenos, para mi fue y es el compendio del toreo del siglo XX.
ResponderEliminarMagnifica la entrada un abrazo.
Juanito
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo