miércoles, 4 de mayo de 2011

El sueño de Esaú

por El Divino Calvo


Décimo festejo de abono. Martes de farolillos. Cartel netamente sevillano para dar la alternativa a un sevillano. Volvía el Pilar, ganadería triunfadora del año pasado. En cuanto a la presentación de la corrida, los dos primeros bajitos de trapío, el resto subieron un poco el listón. Sin perder de vista que el toro del Pilar (Domecq vía Aldeanueva-El Raboso), morfológicamente nada tiene que ver con otras ganaderías de este mismo encaste. Aunque con la selección, el ganadero salmantino ha conseguido bajar sobre todo la altura de sus antecesores, sigue siendo toros altos, cuesta arriba y no se ajustan al prototipo de toro “sevillano”.  Comportamiento exigente con los toreros en mayor o menor grado. Con muchos matices.



Esaú Fernández, que se doctoraba, destacó especialmente por su claridad de ideas, en tarde de tanta responsabilidad, y su temple.



Si bien es cierto que se llevó el lote de la tarde, estuvo muy despejado de mente lo que le permitió el triunfo. Recibió a porta gayola a sus dos toros. Tanto física como en su estéticamente, recuerda mucho a Jesulín, en las virtudes de su versión seria. A su primero, lo templo muy bien, unido a una buena estocada y al cariño del respetable, consiguió su premio. En su segundo, el mejor de la corrida, un castaño precioso que tuvo mucha calidad, realizó otra faena correcta, donde volvió a destacar el temple. Se echó en falta más ajuste, pero no es día de poner faltas. Con el cómputo total se ganó la salida por la Puerta Grande (que no la del Príncipe). He seguido la trayectoria de este torero desde que salió hace unos años, en un reportaje de C+ como maletilla en la ganadería  de Martín Lorca. Me alegra que después de tanto sacrificio y esfuerzo, con el paso de los años, ayer él fuera el protagonista. Se cumplió su sueño.



Sevilla, abril y Morante siguen sin coincidir. Si bien es cierto que su primero se pudo lastimar, cuando en el recibo capotero se clavó los pitones en el suelo y se dio una voltereta. Tuvo una pésima lidia (circunstancia ésta que no es nueva en este torero). Muchos toros “valen o no valen” en función de la dirección de lidia del matador y ejecución de su cuadrilla. Véase  El Juli o Manzanares y sus respectivas cuadrillas. Esto puede explicar el porcentaje de toros que les “sirven” a unos y a otros. Complicado en la muleta. Si lo apretaba se caía y si no lo hacía se subía a las barbas. Toro que se metía por dentro, defecto éste que también tuvieron casi todos sus hermanos. Por causas del viento, tampoco se pudo lidiar en el terreno más adecuado. Sumas todo y la cosa no cuaja.



En su segundo sólo destacó el recibo capotero. El toro no acabó de romper. Torero y público se desencantaron mutuamente. Ya vendrán más abriles.



El Cid, sin estar tan mal como el año pasado, sigue sin “estar”. El tercero tuvo como principal defecto que fue un toro muy mirón, con las dificultades y desconfianza que esto provoca en los toreros. Como virtud, que atendía a los toques. Toro para tragar y asentar las zapatillas, cosa que, hoy en día, El Cid no hace. Da la impresión de estar deseando llegar al tercer o cuarto pase de la serie para dar el pase de pecho, los mejores de su actuación, sobre todo por el pitón izquierdo. Buena estocada.



El quinto, el toro más fuerte de la corrida, un burraco con mucha plaza, tuvo muchas teclas que tocar… y el músico ahora mismo no está para sinfonías.  Toro más de público que de torero. Lo dejo crudito en el caballo. Reconocimiento por ello. Gran segundo puyazo de Manuel J. Ruíz Román (hermano de Espartaco), de los mejores de la feria. Toreando a caballo, lanzando el palo, cogiendo en toda la yema. Merecida ovación. Manuel Jesús se equivocó en el planteamiento de la faena. Otro, con el defecto de meterse por dentro, sobre todo en los primeros pases cuando no venía toreado. Toro para enganchar y llevarlo muy tapadito. De inicio, lo citó de largo en los medios cuando quizás lo que pedía era doblarse con él e intentar corregir ese defecto. La faena pareció coger vuelo en una serie de naturales, donde hubo dos o tres muy buenos, para volver a caer definitivamente. El público se decantó por el toro, que se movió mucho y no tuvo maldad. Otro para apostar.



En resumen, sin ser una tarde de petardo, tampoco fue lo que se esperaba. Eso sí. Se cumplió un sueño. El de Esaú.


 

3 comentarios:

  1. Gracias por permitir insertar tu magnífica crónica en mi blog. Esta corrida la he visto por televisión y coincido contigo al 100%, lo que no me hace pizca de gracia, ya que lo divertido de los toros es la discrepancia pasional pero educada.

    Sin ánimo de levantar polémicas me gustaría saber si consideras "más" bravo (con sus defectos incluidos) al toro capirote, botinero y salpicado del Cid, el burraco del Pilar que el ya famoso Arrojado de Cuvillo(también con sus defectos incluidos)

    Un abrazo y te reitero las gracias

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  2. Una cuestión menor:

    El tema orejas, me parece una cuestión menor. Sin embargo, el Reglamento andaluz es tajante. En plazas de 1ª sólo se puede salir por la Puerta Grande si se cortan 2 orejas de un mismo toro (art. 59 RTA). Con una y una se sale en Madrid, pero no en Málaga, Córdoba o ... Sevilla.

    ¿Que pasó ayer para incumplir de forma tan evidente el Reglamento?

    Quizás como en Sevilla lo que importa es la Puerta del Príncipe, la autoridad y público desconocen esta exigencia reglamentaria.

    Mal asunto.

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  3. Mencionar algunos detalles:

    El acierto de un torero de plata que tuvo la lucided de saber levantar a un toro surcado (el segundo, tras la voltereta) que estuvo en esa postura durante un tiempo que se hacía eterno mientras el resto de toreros no sabían qué hacer (al menos esa es la sensación que daban).

    El pitón derecho del cuarto, muy muy sospechoso.

    El Cid definitivamente no está.

    Saludos!

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