Es curioso que uno de los ganaderos más famosos del planeta del mundo de los toros sea Don Luís Fernández-Salcedo (1901-1986). Y digo curioso, porque siendo Don Luís ingeniero agrónomo, escritor felicísimo y conferenciante aburridísimo (sus textos son para leídos no para oídos, como el mismo confesaba), nunca llegó a dirigir una ganadería pues la de su familia (Herederos de Don Vicente Martínez) la diezmaron en la Guerra.
Don Vicente Martínez, el fundador de la ganadería
Tengo que reconocer que a él se deben muchos de los mejores momentos que he pasado leyendo cosas de toros, sobre todo porque tuve la suerte (como me ocurrió con Corrochano o con Bollaín) de poder leerle a muy temprana edad, que es cuando uno está más abierto a todo.
Portada de Los cuentos del Viejo mayoral en la 2ª edición, la de 1972 (segunda para abreviar, decía su autor)
Los Cuentos del Viejo Mayoral, fueron publicados inicialmente en el Ruedo con dibujos de Antonio Casero e incluían no sólo historias ganaderas, sino también cosas del toro en la plaza. pero siempre, sobre el toro y alrededor del toro. Con el toro de protagonista.
Ilustraciones de Antonio Casero para los Cuentos del Viejo Mayoral
Lógicamente, gran parte de las historias que cuenta Don Luís se refieren a anécdotas y sucesos de las faenas camperas. Como ilustración inserto a continuación unas imágenes de la plaza de tientas de la ganadería familiar y dos imágenes de sendos tentaderos, uno con el picador Campillo y otro con el malogrado Manuel Granero.
El picador Campillo tienta una becerras en el Soto a la antigua usanza (Foto facilitada por José Ramón Márquez)
Manuel Granero en un tentadero en el Soto.
Leí luego –con avidez, lo confieso- “Media docena de rollos taurinos”, “Mientras abren el toril”, “Verdad y mentira de las Corridas Concurso”. A los que siguieron, “Veinte toros de Martínez”, “Trece ganaderos románticos”, “Diano”, etc., y así hasta completar todo o casi todo lo que escribió.
Portadas de libros de Fernández Salcedo
Don Luís, era un aficionado muy torista pero, por eso mismo, muy benévolo con los toreros. Lo explicaba, muy bien, en “Verdad y mentira de las Corridas Concurso”:
Y sobre todo, creo muy interesante revisar sus textos hoy día ya que precisamente, en ellos se narra todo el proceso de adaptación de la ganadería de su familia a los nuevos tiempos (los de entonces, claro) hasta el punto de eliminar toda la antigua casta jijona por absorción y cruza con toros andaluces (Andaluz de Ibarra era el semental Diano y andaluz de Parladé, el Vinagrero y el Ramito, que continuaron la obra de aquel). Criterio que si era válido a principios del siglo XX, debe seguir siendo válido a principios del XXI, creo.
Un toro “de los antiguos” (casta Jijona) de la ganadería de herederos de Don Vicente Martínez
El toro Diano, ibarreño legítimo (El semental prototipo según Hemingway)
De ese modo, los toros de los herederos de Don Vicente Martínez llegaron a ser los preferidos de las figuras de entonces. Y, en particular, los de Gallito quien los eligió para la corrida que en solitario toreó en Madrid el año 14. Claro que entonces no parecía mal que las figuras toreasen toros de garantía y de bravura acreditada en sus compromisos importantes y mucho menos si ese compromiso era en Madrid, dada la responsabilidad que ha conllevado siempre actuar en esa plaza. Lo que también debería valer ahora ¿o no?.
Joselito con los 6 toros de los Herederos de Don Vicente (Mató también el sobrero)
Una de las escasa fotografías de Joselito con el Presumido (6º de la tarde), que lidió sólo con Blanquet en el ruedo.
Sirvan estas líneas, por tanto, como recuerdo y homenaje al magnífico escritor, discreto conferenciante, buen aficionado, gallista sincero y, sobre todo, ganadero que no llegó a serlo, Don Luís Fernández Salcedo, al que conocí a través de sus románticos y encantadores Cuentos del Viejo Mayoral y gracias al cual pude vivir momentos y situaciones de otras épocas que sin él no hubiera siquiera intuido.
Tres toros con el clásico pelo de la ganadería (berrendo aparejado), el famoso “berrendo Martínez” (fruto de un cruce de vacas “antiguas” con un toro berrendo de Concha y Sierra)
Que fantástico Luis Fernández Salcedo. Siempre es bueno acordarse de él y más con tanto cariño. Completamente de acuerdo en que era muy benévolo en sus opiniones y también muy claro. Esa mezcla de sabiduría, comprensión y claridad de juicio es un ejemplo que, lamentablemente, no ha encontrado continuadores. Aún quedan artículos y conferencias suyos sin publicar (pocos) pero espero que se publiquen para renovar unos instantes de placer leyéndolos.
ResponderEliminar¡Ah, si los ganaderos "del ladrillo" leyeran, aunque fuera por encima, a Fernández Salcedo! Una vez me invitaron a un coloquio para opinar "como aficionado" sobre "como apreciar el trapío del toro". Recuerdo que me apoyé en un ensayo de don Luis, titulado "La Relatividad en el Tamaño del Toro, o del Pavo a la Mona" (creo que así es) y un torero y un ganadero me veían desorbitados cuando a partir de esos conceptos trataba de exponer al auditorio que el toro tiene "muchas vistas", según de donde se le mire y en qué condiciones se haga.
ResponderEliminarAl final, el torero y el ganadero me preguntaban de dónde había obtenido esa información y se los dije y acabaron llamándome la atención por "divulgar eso, que no debe ser conocido de todos, porque de saberse así, puede ser peligroso...".
Creo que para el aficionado, el torero y el ganadero, leer a don Luis es obligado, porque nos enseña a apreciar al toro en toda su grandeza.