Comentaba en la entrada anterior, el problema que presenta, para el torero, que el toro tome querencia, bien porque se salga de las suertes buscando la misma o porque empuje hacia ella atropellando, en el mejor de los casos, al diestro.
La importancia de las querencias. Por la escena y las almohadillas en la plaza parece que se trata de un toro devuelto al corral por transcurso del tiempo reglamentario y que ha tenido que ser apuntillado en el ruedo, al negarse a abandonar la querencia de un caballo muerto.
Vamos a ver cuales son las reglas que establecían las antiguas Tauromaquias para estos caso. Reglas que siguen siendo perfectamente válidas aún hoy día, como vamos a comprobar.
Son sólo dos y muy sencillas. Las explica con mucha claridad Francisco Montes ‘Paquiro’en su Tauromaquia:
“Procurará el lidiador apartarles de ellas [de las querencias] para todas [las suertes], cuidando además en lo posible dejarles libre la huida a estos sitios”
Por tanto, la primera regla establece que lo ideal será alejar al toro de la querencia, lógicamente siempre que se pueda. Mientras más lejos de la querencia, menos pesan los toros.
El comportamiento del toro con la querencia es parecido al de los cuerpos con los campos gravitatorios, mientras más cerca del centro más se manifiestan y viceversa.
La segunda regla, la conocía ya también ‘Pepe-Hillo’ quien, en su Tauromaquia, advierte que a los toros con querencias acusadas y para torearlos en ellas:
“aunque se eche el cuerpo a la plaza se procurará siempre dexarles libres [las querencias] en los remates”
La Tauromaquia de Pepe-Hillo. Portada de la edición de 1946. Copia literal de la 1ª (1796) con la biografía del diestro por “Recortes”
Esta es la segunda regla: Es importante en los remates, que el lidiador de la salida al toro hacia su querencia.
Frascuelo muletea en toriles dando salida al toro hacia su querencia a la puerta de toriles (1887)
Lagartijo iguala un toro en tablas (La Lidia 12-08-1895). Va a ejecutar la suerte contraria y, por tanto, dando salida al toro a favor de querencia.
Hay que lamentar el número de veces que se convierte en una tarea imposible colocar un toro ante el caballo del picador simplemente por olvidar esta regla y empeñarse el torero en darle al toro la salida contraria al sitio donde tiene la querencia.
Luís Francisco Esplá coloca al toro en suerte con pasmosa facilidad. Simplemente porque le da al toro salida hacia su querencia.
También es frecuente que se frustre la suerte de matar por pinchar reiteradamente, simplemente por no dar al toro la salida correcta.
El torero (Antonio Márquez) entra a matar con el toro en la querencia de tablas. Pero saliendo por los terrenos de afuera (suerte contraria), lo que es más seguro en este caso, como afirman las viejas tauromaquias. Obsérvese la postura a la defensiva del toro muy sesgado hacia dentro. (Foto Vaquero. Archivo Ragel)
Como curiosidad, voy a recordar un recurso que admitían las viejas tauromaquias para que el toro abandonase su querencia y que era el de molestarlo con capotes o pinchándole con banderillas en la barriga o la culata. Como última solución se permitía utilizar las banderillas de fuego. Hoy todo esto resultaría inadmisible para el público actual. Quede pues constancia de ello, simplemente a modo de inventario.
Conclusión: Lo lógico en una buena lidia es alejar al toro de su querencia y, en todo caso, aprovecharla haciendo las suertes a favor de la misma.
Cuestión distinta, dado que toda regla tiene su excepción, sería entrar en la querencia sabiendo donde se entra y como se entra. Para lo que hay que ser muy gran torero. Pero esto lo veremos en la siguiente entrega, última de la serie.
(Continuará…)
Las fotos y los dibujos han sido muy ilustrativos. A mi personalmente me gusta cuando sale un toro con querencia y complica la lidia para ver los recursos de los toreros.
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