sábado, 9 de diciembre de 2023

Azúcar para una despedida

 Por Enrique Guarner

12 de abril de 1925. Gaona brinda su último toro (fotografía publicada en Mundo Gráfico)

El adiós de Gaona tuvo lugar el 12 de abril de 1925. El ruedo en el que ocurrieron sus primeros éxitos, era también el teatro de la despedida. La plaza había sido engalanada como para los grandes días de fiesta.

El cartel lo formaban tres toros de Atenco y tres de San Diego de los Padres. El alternante: Rafael Rubio "Rodalito", diestro sin relieve, nacido en Badajoz. Lo nombraban el "Gaona español", por la semejanza de fisonomía que presentaba con el mexicano. Sin embrago, ya hubiera querido el que su parecido hubiera sido en la forma de torero y no en el físico.

Rodolfo estuvo aceptable en el primero, que se volvión reservón, al tercero lo banderilleó y con el quinto, que brindó al jefe del estado mayor presidencial, licenciado Alesio Robles y al cronista "Monosabio", le realizó un buen trasteo de muleta, pero falló con la espada.

No quedó satisfecho el leonés con el resultado de su actuación y recurrió al heroísmo de obsequiar un toro que era también de la gandería de San Diego de los Padres. Su nombre "Azucarero", de pinta berrendo en cárdeno y corniapretado. Fue un burel excelente, sobre todo muy suave.

Azucarero de San Diego de los Padres.

Gaona supo aprovechar el dulce. Hizo lucida lidia con el capote y un quite, con una bella larga, al picador Guadalupe Rodriguez, que había colocado un enorme puyazo. En el segundo tercio,el leonés colocó cuatro pares de banderillas, dos al cambio, uno de poder a poder y, por úlrimo, un cuarteo superior.

Brindó en los medios a todo el público y, con la muleta, se hartó de torear a "Azucarero", que se había vuelto de miel. Los pase fueron incontables, llenos de finura. La banda comenzó a tocar la vieja pieza "Las golondrinas" y la porra hacía sonar las campanas de León. Como el "gran indio" derrochara todas las suertes de su arte, el toro llegó aplomado a la muerte, lo que contribuyó a que pinchara cuatro veces y acabara con estocada.

Hubo una estruendosa ovación y Gaona saludó desde los medios. Cuando todo el mundo creía que le leonés todavía estaba en la plaza para recibir el complemento del homenaje, se había marchado sin decir adiós. No obstante, siempre respetó esta retirada y nunca más volvió a torear. Se fué además en plenitud de facultades, cuando nadie podía con él y puso punto final a una vida en la que fué el más artista y elegante.

GUARNER, Enrique. Historia del Toreo en México, editorial Diana, México D.F., 1979. Págs. 189-190


TAUROTECA. Despedida de Rodolfo Gaona con "Azucarero" de San Diego de los Padres (de la película "Yo quiero ser torero"

Aunque, de la despedida del Petronio del toreo había visto algunas escenas sueltas, lo cierto es que hasta ahora no había podido ver la faena completa de Gaona a Azucarero. Es un track de esa "joya de la historia del toreo" como la llamaba Antonio Luis Aguilera, que tendremos que ir visionando poco a poco.

La faena de Gaona a Azucarero es una verdadera delicia, desde el recibo capotero hasta la faena de muleta, pasando por los quites en varas (¡ese toro enviando al picador al callejón!) y las banderillas.

Un toro de azúcar para el toreo elegantísimo de Rodolfo Gaona, el día de su despedida ¡Vaya legado que nos dejó! ¡Gracias, maestro!


miércoles, 6 de diciembre de 2023

Tauroteca. Banderillas en silla del Papa Negro

 Por Jose Morente

1908. El Papa Negro citando a banderillas en México

Cuando el Gordito inventó el quiebro se produjo una verdadera revolución pues un tercio que era de trámite (el de banderillas) cogió peso y fuerza equilibrando la lidia. Desde entonces un maestro no es maestro si no es un buen banderillero, si no es torero largo, largo en todos los tercios, algo que hoy no se estila. 

Que solo es maestro el torero largo era algo evidente hace dácadas. Pues ser maestro exige conocimiento de las reses, de todas las reses, y de las suertes, de todas las suertes. Lo contrario son los torero cortos, a los que, despectivamente, se les llama a veces especialistas. Aquellos que hacen muy bien lo que hacen bien. Y eso no quita para que hayan sido muy grandes algunos toreros cortos, algunos especialistas. Ahí están sin ir mas lejos Belmonte o Manolete... Pero no por eso se les debería llamar maestros.

Maestros de ley fueron Guerrita, Joselito y Luis Miguel. Y maestro fue (yo diría, con cierto cariño, que maestro de escuela) Don Manuel Mejías Rapela: El Papa Negro. Torero, hijo de torero, hermano de toreros y padre de toreros, el padre de los Bienvenida. El mejor maestro de la mejor escuela.

He podido localizar hace unos días unas viejas películas taurinas de México (probablemente del invierno de 1908 al 1909), entre cuyas escenas figura un par de banderillas del Papa Negro citando en silla, documento impagable que quiero hacer público en este blog.

Ahí, en esa vieja película, está todo. Primero, la preparación de pie con la silla en la mano, toreando cual si la silla fuese una muleta con un pase cambiado y otro con la derecha. Luego, el cite sentado en la silla, a no muy larga distancia del toro; el quiebro, marcando la salida con el pie; el par en las péndolas (¡Que bonito el lenguaje taurino!) y la silla que vuela. Al final, la salida de la suerte con el toro persiguiendo al torero hasta la barrera, y, para remate, el quite del peón (¿Quizás su hermano Pepe? ¿El tío Pepe?) y el salto de la barrera. 

Fin de la historia, de un trozo de la historia. De la historia taurina. De esa historia que no cesa. Ayer el Papa Negro. Antes que el, el Gordito. Después su hijo Pepote y ya, en nuestros días, Morante de la Puebla, el gran rescatador de la arqueología taurina.

Del Gordito a Morante pasando por los Bienvenida.

TAUROTECA. En medio, de toda ese hilo taurino que va del Gordito a Morante pasando por los toreros de la dinastía Bienvenida, vamos a ver al Papa Negro en un par de banderillas en México, citando sentado en silla

Van ustedes a flipar.