miércoles, 28 de diciembre de 2016

Villancicos flamencos (XXIII) Verdiales navideños

Por Jose Morente

La Venta del Túnel un día de los Santos Inocentes. Allí se estuvo  celebrando la Fiesta de Verdiales desde 1962 hasta 1988, ahora trasladada al Puerto de la Torre (Fotografía Diario Sur)

El 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se celebra en Málaga todos los años la Fiesta de Verdiales. No está de más por tanto que, en este día dentro de estas fechas navideñas, traigamos a este blog un villancico por verdiales.

Canta el exquisito Bernardo de los Lobitos con la guitarra de Perico del Lunar y acompañamiento del pertinente Coro. La grabación del año 59 está incluida en el LP Cantes andaluces de Navidad que comentábamos en la entrada anterior.




Los tres reyes
(Villancico por Verdiales)

Canta: Bernardo el de los Lobitos
Guitarra: Perico el del Lunar
Cantos andaluces de Navidad
1959-PAX (Discoteca Popular Católica)

(Coro)
En el Portal
los tres están
¡Vaya riqueza
cuanta nobleza
que majestad!

(Bernardo)
Y es sabio en astrología
de Persia viene a caballo
Y es sabio en astrología
su nombre Melchor, el mago
y va a adorar al Mesías
aunque son muchos sus años

(Coro)
En el Portal
los tres están
¡Vaya riqueza
cuanta nobleza
que majestad!

(Bernardo)
Con un tropel de camellos
el Príncipe de Caldea
con un tropel de camellos
lleva el rumbo de Judea
atado a un astro de fuego.
Gaspar su testigo sea.

(Coro)
En el Portal
los tres están
¡Vaya riqueza
cuanta nobleza
que majestad!

(Bernardo)
Color de noche morena
Arabia dió a Baltasar
color de noche morena
sobre su jaca agarena
la estrella siguiendo va
señor de viento y arena.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Villancicos flamencos (XXII) De orden del César romano

Por Jose Morente

Manolo Vargas. Cádiz en estado puro.

En 1959, la recién constituida Editorial Católica PAX, utilizaba como carta de presentación un disco recopilatorio de villancicos "Cantes andaluces de Navidad". Un disco (que más tarde se reeditaría en formato CD) que proponía un curioso y significativo recorrido por el mundo del villancico andaluz o, mejor dicho, del cante andaluz

Y es que, frente al tradicional villancico por bulerías, en esta selección se podían encontrar cantes navideños por los siguientes estilos: campanilleros, farruca, tanguillos, villancico flamenco (voy copiando los títulos de la carátula), zorongo, peteneras, fandangos castellanos, seguidillas manchegas, sevillanas, malagueñas, tientos, fandangos de huelva, polos, verdiales, martinetes, serranas, romance de ciego, cachucha por bulerías, soleares, nana de Andalucía.

Una selección impresionante de palos por lo inusual y la variedad de los palos escogidos.

De entre todos esos cantes, me gustaría subir hoy -día de Nochebuena- a este blog, los alegres tanguillos de Cádiz (puro preludio de Carnaval). Unos tanguillos interpretados por el gaditanísimo Manolo Vargas con la guitarra de Perico el del Lunar y que llevan como introducción un también divertido pregón de Miguel Aguado.

¡Felices fiestas a todos (y todas)!



La jornadita (tanguillos)
Canta: Manolo Vargas
Guitarra: Perico el del Lunar
Pregón: Miguel Aguado
Cantes andaluces de Navidad (PAX, 1959)

(Pregón)
De orden del César romano
se manda a todos los judíos
que sin perder un instante 
se pongan pronto en camino
y vayan a la ciudad 
de donde fuesen vecinos
a empadronar su familia,
su hacienda y sus hijos
que apunten allí sus nombres,
sus nombres y sus apellidos,
sin mentir en cosa alguna
bajo pena de castigo
que lo manda el Rey de Roma
que en su nombre yo lo digo

(Tanguillo)
Hacia Belén caminaba
señora Virgen María
y el bueno de San José
marchaba en su compañía

Jornadita de Belén
con gusto te abrigaría
que va cayendo la nieve
y está la noche muy fría
que va cayendo la nieve
y está la noche muy fría.

Aprisa señor José,
tire de la borriquilla,
que ha de nacer en Belén
la más grande maravilla.
Y van solitos los dos
ninguno se entretenía
hablando cosas de Dios
se va la noche y el día.

Llegados son a Belén
mesón y posada no había
al pobre de San José
las lagrimas le salían.
No te apures dulce esposo
-dice la Virgen María-
Que si otra cosa no hallamos
aquel Portal bastaría
Que si otra cosa no hallamos
aquel Portal bastaría

Un pesebre han encontrado
donde dos bestias había
la Virgen como es tan buena
al carpintero le decía:
¡Acuéstate buen marido
hasta que amanezca el día
que si llegase la hora
yo misma te avisaría!

Pasada la media noche,
sintió que un niño gemía.
Despertóse el patriarca
con temblores de alegría
¿Porqué no me has avisado
esposa, esposa María?
¡Que ha nacido el Rey del mundo
mientras el mundo dormía!
¡Que ha nacido el Rey del mundo
mientras el mundo dormía!



jueves, 22 de diciembre de 2016

Villancicos flamencos (XXI) Los pastores que supieron que el Niño quería fiesta

Por Jose Morente

Perlita de Huelva (Fotografía facilitada por Luis Soler)

Llegan las navidades y como todas las navidades vamos a recordar (es lo propio de estas fiestas) algunos villancicos flamencos.

Y vamos a comenzar con la voz clara, límpia y melodiosa de Perlita de Huelva quien canta unas letrillas muy propias de estas fiestas. Los Reyes Magos ya están de camino y los campanilleros de la nochebuena tocan sus campanillas anunciando su llegada. Pero lo mejor son esos pastores que supieron que "el Niño quería fiesta" y que, lógicamente y sin perder un momento, se fueron al portal a cantarle  al Niño los pertinentes villancicos navideños. Villancicos flamencos, faltaría más.

Una letra muy sencilla pero muy de las navidades. De las navidades de antes... De antes de la globalización, claro.





Nochebuena en Belén
(Villancico por bulerías)
Canta: Perlita de Huelva
Guitarra: Paco Aguilera
1960, Columbia.

Una estrella reluciente
va de Oriente a Belén
sirve de guía a los Reyes
para ver al niño Manuel

Y le llevan los Reyes
hasta el mismo portal
oro, incienso y mirra
para al niño ofrendar

Y ha nacido el Rey
nuestro Redentor
una mula y un buey
levántalo

Ay, con que salero
que repica y suena
los campanilleros
de la Nochebuena

Ay, con que salero
que repica y suena
los campanilleros 
de la noche bien

Los pastores que supieron
que el niño quería fiesta
presurosos acudieron
con zambombas y panderetas

Le cantan al niño
allí en el portal
alegres villancicos
de la Navidad

Duérmete mi Rey
nuestro Redentor
una mula y un buey
levántalo

Ay, con que salero
que repica y suenan
los campanilleros
de la Nochebuena

Ay, con que salero
que repica y suenan
los campanilleros 
de la noche bien









martes, 20 de diciembre de 2016

Manolete. La culminación de un sueño (y XIII) Epílogo salesiano

Por Jose Morente

Panteón de Manolete en el Cementerio de la Salud (Foto de Ignacio Sánchez-Majías)

Nuestro periplo manoletista llega a su fin. Estamos ya en el Cementerio de la Salud. Una oración y una poesía por Manolete dichas por Antonio Luis Aguilera, nuestro buen amigo cordobés, cierran el acto con sentido broche de oro. 

Atrás quedan dos jornadas de intensa emoción taurina por el recuerdo del torero que todo lo daba en todas las plazas, aquel que se entregaba igual en Madrid o Bilbao que en Chinchón, Cieza o Sabiote porque, como él gustaba de decir, aquí también han pagado la entrada.

Manolete forma parte de una saga de toreros que nunca esperó a que le saliera "su" toro porque para él, para su concepto y su compromiso, todos los toros eran "su" toro. Lo mismo que pensaban y hacían, por ejemplo, el Espartero Joselito el Gallo, toreros que, de tanta entrega, acabaron entregando su vida a los toros.

La de Manolete, su muerte, fue de leyenda. Se dijo entonces que todo el mundo recordaba lo que estaba haciendo en el momento de enterarse que a Manolete le había matado un toro en Linares. La muerte de Manolete conmocionó al país entero pues, no en balde, el torero y su toreo fueron de vital importancia para que toda una  generación pudiera olvidar y superar las penurias de una posguerra que fue tan dura o más si cabe que la guerra. Una generación en deuda pues le debía al torero de Córdoba su "alegría recobrada".

Con la muerte de Manolete se cerró, por tanto, una de las páginas de la historia de España. Una página clave también de la historia del toreo pues sin Manolete no es posible comprender el toreo que luego vino. Un toreo que, sin embargo, se desarrolló y siguió su andadura ya sin él. Por eso, todos le lloraron. Hasta los mismos que, unos días antes, le imprecaban con saña en las plazas.

Tanto se le lloró que un coadjutor salesiano del colegio donde estudió de niño, Rafael Ureña, le sacó una copla. Una copla al estilo de las coplas de ciego o de aquellos romances que, en pliegos de cordel, recordaban las proezas y las muertes, sobre todo las muertes, de las diestros de hogaño. La muerte de Pepe-Hillo en Madrid al alborear el nuevo siglo por un toro castellano de Peñaranda de Bracamonte. La del llorado Curro Guillén en la plaza de Ronda ante un toro de Cabrera, porque un torero de verdad no se achanta ante un espectador con retranca y sube al tendido a partirle la cara como Lagartijo en Sevilla o se deja coger por el toro como Ignacio en México. O la muerte del propio tío abuelo de Manuel, ese Pepete a quien también mató un toro de la misma ganadería que el toro que a él le mató.

Manuel Jiménez Bravo, que nos hizo el honor de acompañarnos y que, muy de niño, fue uno de los que llegó a ver torear al Monstruo (el otro del grupo que también vio torear a Manolete, fue nuestro también buen amigo Juan Guadalupe), nos contó en el cementerio que, en todos los colegios salesianos de España (en el de Málaga al menos), se cantaba, al compás de un puntero que iba señalando las viñetas  dibujadas al efecto. la copla que había escrito Ureña

Manuel no sólo nos lo contó sino que también tuvo el buen detalle de cantarnos esa copla que Ángel Berlanga, atento como buen periodista, grabó para la posteridad. Para la memoria histórica del toreo. Ese toreo hoy tan acosado y constreñido por un presente donde resulta impensable (los verdaderos héroes ya no están de moda) una escena como la que comentamos. La de todos los niños de un colegio cantando a la memoria de un torero muerto en los ruedos. 

Este testimonio que hoy traemos a nuestro blog es pura memoria histórica de ese toreo que hoy se nos va de las manos como la vida de Manolete se le fue de las manos al doctor Jiménez Guinea.




ROMANCE A MANOLETE

El veintiocho de agosto
del año cuarenta y siete
En la plaza de Linares
donde murió Manolete

En la plaza de Linares
ya no reina la alegría
porque ha muerto Manolete
el Rey de la torería

Al darle los cuatro pases
el toro se le cuadró
y al hincarle la estocada
al suelo caen los dos

Lo recogen del suelo
herido de gravedad
y el Señor Doctor le dice
que no lo puede curar

Si no me puede curar
con orgullo moriré
en los cuernos de un Miura
cumpliendo con mi deber

Así murieron Pepe Hillo
Joselito y Granero
en los cuernos de un toro
mueren los grandes toreros.


Nota: Toda tradición oral tiene lapsus necesarios. En este caso ese día 27 que era un 28 y, al final fue un 29.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Manolete la culminación de un sueño (XII) Paseo por la Córdoba de Manolete

Por Luis Miguel López-Rojas.



Inicio de la jornada. El grupo (mejor dicho, los madrugadores del grupo) en la Torre de la Malmuerta (Fotografía de José Luis Cuevas)
Soy uno de los afortunados que tuvo el privilegio de vivir esta doble jornada (conferencia y ruta) bajo el título “Manolete, la culminación de un sueño”.  Frase que puedo hacer propia,  porque para mí, también han supuesto la culminación de mi sueño. Mi sueño sobre Manolete. “Vivir y palpar” todas esas cosas que siempre he leído sobre el “Monstruo”. Pasear por donde él paseo, vivió, jugó y soñó con ser torero…tantas y tantas cosas. 

Esta entrada, que en un primer momento sólo aspiraba a ser un comentario de la primera entrada de la serie, era para mostrar mi agradecimiento público a Jose Morente. En primer lugar como convocante y alma de la organización de este acto. En segundo, por la grandiosa exposición en la conferencia del viernes. “Sin entender a Manolete, no se puede entender el torero moderno”. En tercero, cuarto… y todos los que se me ocurran, por su amistad. Es un regalo.

A Manolo Vázquez y su familia, por mostrarnos la esencia de Pepe Luis. En la sencillez y sentimiento de sus palabras, en el trato que nos dispensaron en la cena posterior…. “La naturalidad” que siempre pregonó su padre, también estuvo presente y más viva que nunca. San Bernardo también se dio cita  en Córdoba.

A D.  José María Portillo, la Tertulia Taurina “El Castoñero” y el Real Círculo de la Amistad de Córdoba, especialmente a su anfitriona. Por ceder ese marco incomparable y por hacernos sentir como en casa.

A D. Antonio Luis Aguilera, por su medida y precisa intervención en el acto del viernes. Brillante. Nos encandiló desde el primer momento, pero al final, aun siendo grande, no fue más que un aperitivo para lo que nos tenía preparado para el día siguiente. Verdadero hilo conductor de toda la ruta. Sus descripciones, sus explicaciones, sus relatos según íbamos haciendo el recorrido eran puro primor. Accesible en todo momento a nuestras preguntas y cuyas respuestas,  siempre saciaban nuestra curiosidad. Todo su esfuerzo para abrirnos puertas que sin él, a buen seguro que hubieran estado cerradas. Visita a Cofradías, Salesianos, tertulias… donde contemplar verdaderas reliquias de “La Estatua”. Mi agradecimiento también a todas estas personas que nos dedicaron su tiempo y su generosidad.

A todos los aficionados de Córdoba que nos acompañaron (familiares directos de Manolete incluidos). Nos hicieron sumergirnos en otra época. La época de Manolete y  prácticamente tocar al “mito”. Especialmente también a D. Rafael Sánchez González. Por su comentarios impregnados de sentimiento y arte. Todos esperamos que Antonio Aguilera dijera “Vamos Rafaeee” para quedarnos ensimismados escuchando… Córdoba pura.

Gracias también a todo el grupo de personas que fuimos a estos actos, pues siendo un grupo tan diverso y venido de tan distintos lugares (Málaga, Sevilla, Valencia, Alicante, Zamora, Toledo, Valladolid, Madrid... y hasta de tierras italianas), reinó una armonía mágica, diría yo. Gracias a todos. Amigos, todos.

Para que los que no pudieron asistir puedan “vivir”, y los que allí estuvimos podamos “revivir” la ruta “manoletista” que D. Antonio Luis Alguilera y D. José Morente nos tenían preparada, daremos unas breves pincelas.

El paseo del sábado

A primera hora de la mañana, nuestro alfa en forma punto de encuentro  se situó en la Torre de la Malmuerta, en pleno barrio del Campo de la Merced. Barrio de los toreros cordobeses por antonomasia.  Antonio Aguilera rápido nos sumergió en la vida de ese barrio en los siglos XVIII y XIX. La vida alrededor del matadero.  Los toreros y la génesis de sus apodos (“Lagartijo” de su habilidad para escalar, “Machaquito” de “Machaco” (machacar de los zapateros), “Guerrita”, “el niño dios”…) no había torero cordobés que se preciara sin apodo. Cómo el barrio se quedaba vacío los días de festejos y como la vida volvía, repleta de alegría al caer la noche, si todos habían resultado ilesos… el origen de guiso de rabo de toro (lo que hoy consideramos manjar, pero que surgió de pura necesidad y esa magia de las madres, hermanas, esposas cordobesas, para convertir un despojo en alimento de primera necesidad)…

Hablando de rabo de toro este es el trapío del que nos comimos en la Taberna San Cristóbal después del recorrido (El fotógrafo gastrónomo es Ignacio Sánchez-Mejías)
Todo ello sin perder de vista la veleta manoletista, que sería hilo conductor. A nuestra espalda, la desaparecida Taberna de Paco Acedo, donde Manolete se juntaba con los amigos y primeros seguidores.
A Antonio le acompañó, en todo el recorrido, D. Rafael Sánchez González quien nos fue presentando a todos los amigos cordobeses que estaban dispuestos a acogernos y arroparnos en nuestra visita. Todos ellos leyenda viva de la Córdoba taurina y sus familias toreras. Y es que la historia del torero sin Córdoba no se puede entender.

Rafael Sánchez (segundo por la derecha)  y Antonio Luis Aguilera (tercero por la derecha) disertan. Los demás escuchamos y aprendemos (Fotografía José Luis Cuevas)
Una vez formado el grupo y como no podía ser de otra forma, primera estación,  visita a San Cayetano. Donde se veneran las imágenes de Jesús el Caído y la Soledad, de cuya hermandad, Manolete fue Hermano Mayor. Allí fuimos recibidos por varios hermanos que con verdadera pasión, nos abrieron el corazón de los tesoros que custodia su hermandad. Pudimos contemplar el primer traje de Manolete (de los tres que veríamos). Un morado y oro, con la duda en el aire de sí sería uno de los tres que prestó Manolete a Carlos Arruza para su presentación en Madrid.

En la Casa Hermandad de Jesús el Caído y la Virgen de los Dolores (Fotografía José Luis Cuevas)
El traje de luces que conserva esa Hermandad (Fotografía de Manuel Jaimez Pastelero)
Desde allí a la plaza de la Lagunilla.  Donde vivió Manolete de niño. Jugó y soñó con ser torero. Un busto suyo preside la plaza. Sólo queda el lugar de la casa donde residió. Precioso un nuevo relato de D. Antonio Aguilera, con historias de la niñez de Manolete que le han contados personas muy cercanas a él y las reliquias como esportones,  estoques y capotes del Monstruo,  que el mismo ha tocado.



Adentrándose ya en pleno barrio de Santa Marina, visita a la Hermandad del Resucitado, donde contemplamos en último traje que vistió Manolete saliendo en pie de una plaza (Santander)… antes de la próxima cita del Monstruo con “Islero” en Linares. Justo enfrente, la “Taberna la Sacristía”. Verdadero museo taurino. Sólo por ver todo lo que cuelga de sus paredes, merece la pena un viaje a Córdoba.

Traje de luces de Manolete que conserva la Hermandad del Resucitado (Fotografía de Ignacio Sánchez-Mejías)


Interior y exterior de la Taberna la Sacristía con decoración netamente taurina (Fotografías José Luis Cuevas)

Próxima parada, grupo escultórico que se hizo para homenajear a Manolete, en la Plaza Conde de Priego. Para financiar la obra, su rival y gran amigo Carlos Arruza, organizó una corrida de once toros en el coso de los Tejares, en el 1951. Rafael, siempre Rafael, nos recitó de memoria uno a uno todos los actuantes, como si el festejo hubiera sido la tarde de ayer

De testigo y frente a nosotros, la Parroquia de Santa Marina donde tanto toreros cordobeses (no Manolete) fueron bautizados.

Nuestro grupo ante el monumento a Manolete en la Plaza del Conde de Priego (Fotografía de José Luis Cuevas

Seguimos caminando por las calles cordobesas por el mismo camino que cada día recorría en niño Manuel rumbo al colegio de los Salesianos. Parada en la Taberna “el Rincón de las Beatillas”, en pleno barrio de San Agustín, donde tiene su lugar de reunión la Tertulia Taurina “Manolete” (varios de sus miembros nos acompañaban). Lugar también que el que siempre que iba a Córdoba, visitaba Federico García Lorca. Otro tesoro escondido.

El dintel de la puerta de entrada a la Tertulia Taurina de Manolete en la Taberna "Rincón de las Beatillas" (Foto de Ignacio Sánchez-Mejías)
Interior del salón donde se reune la Tertulia Manolete

Llegar al colegio de los Salesianos, pasar por su patio, era revivir los correteos del niño Manuel, el hijo de Doña Angustias y “Sagañón”. Expresamente y no con poco sacrificio, puesto que ese mismo día tuvieron que renunciar a otra cita  de Hermandad salesiana, se quedaron para atender a nuestro grupo y abrirnos las puertas del lugar donde se encuentra el último de los trajes que veríamos. Un verde y oro. Traje que quedó como suplente la trágica tarde de Linares. Donado por Doña Angustias en agradecimiento al colegio donde estudió su amado hijo. Quién sabe si a última hora, una decisión de Manolete, hizo que ese rosa palo y oro que se convirtió en traje de luto y muerte, pudiera haber sido verde y oro.

El traje de Manolete que está en el Colegio de los Salesianos de Córdoba (Fotografía de José Luis Cuevas)
A la salida, paso por la Iglesia de San Miguel, donde por motivos del reparto de  feligresía de los barrios de cordobeses, pertenecía y fue bautizado Manuel Laureano Rodríguez Sánchez.

Subiendo por la cuesta de Baílio, se sitúa el azulejo de la fachada del convento de San Jacinto donde a Manolete le gustaba rezar a la Virgen de los Dolores,  para desembocar en la plaza de los Capuchinos.  Presidida por el venerado Cristo de los Faroles. Resucitamos la foto de Manolete junto a Él. Y nuestra visita se impregnó de romanticismo y devoción


El grupo ante el azulejo de la Virgen de los Dolores y ante el Cristo de los Faroles (Fotografías de José luis Cuevas)
Reiniciamos nuestro camino hacia el cementerio pasando por la Calle Torres Cabrera. Una placa nos recuerda la casa donde un 4 de julio de 1917, vio sus primeras luces el niño Manuel. Pasamos por la Taberna San Miguel, lugar en que se fundó, un 18 de julio de 1896, el Club “Guerrita”.  De aquí a la calle Góngora donde vivió el segundo califa cordobés. Pasando por el antiguo coso de los Tejares, desaparecido y cuyo lugar ocupa hoy el Corte Inglés.

La placa que se sitúa en la fachada donde estaba la casa en la que nació Manolete. El próximo año se cumple el Centenario de su nacimiento que seguro que en Córdoba sabrán celebrar como se merece el grandioso torero (Fotografía de Ignacio Sánchez-Mejías)
Última etapa, el cementerio de la  Virgen de la Salud de Córdoba. Donde reposan los restos mortales de “Lagartijo”, “Guerrita” con esas flores blancas naturales (único color de flores que por mandato expreso de sus descendientes) que siempre luce su mausoleo. “Machaquito”, José Flores Camará, apoderado eterno… y poner colofón en el majestuoso panteón de Manolete, frente al que se rezó un emotivo Padrenuestro y de forma espontánea, Manolo Jímenez Bravo, se arrancó con esa canción que de niño le hicieron recitar y cantar los padres salesianos sobre Manolete. Hasta ese punto llegó la importancia y la influencia de este mito en su tiempo. Digno colofón a forma de media verónica para rematar esta inolvidable cita “manoletista”.

El Panteón de Manolete (Foto de Ignacio Sánchez-Mejías)
Guardaremos para siempre estas jornadas en lo más profundo de nuestro corazón.

Algo muy grande tiene que tener la Tauromaquia y Manolete para que después de 70 años de Linares hayan conseguido reunirnos este fin de semana.


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Postdata de LRI:
Sobre el Paseo por Córdoba evocando a Manolete se pueden leer también estos interesantes textos:

Paseo cordobés con Manolete: raíces, recuerdos, creencias, grandeza... por Antonio Lorca (El País)

Ruta por Córdoba en homenaje a Manolete por Ignacio Sánchez-Mejías Herrero (ABC)

Y también este otro de nuestro amigo cordobés José Luis Cuevas, que nos acompañó dejando constancia gráfica en todo el recorrido,

Charla–coloquio y ruta “manoletista” en Córdoba

Manolete con un grupo de amigos

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Manolete. La culminación de un sueño (XI) Bibliografía manoletera

Por Jose Morente


Manolete enfrascado en la lectura de un libro

Si la bibliografía belmontista es tremendamente amplía, no le va a la zaga, la dedicada al diestro de Córdoba muerto en Linares hace ya unos demasiados años.

No están aquí ni mucho menos, todos los libros que se han publicado sobre Manolete pero si los que tengo en mi biblioteca. Me parecía interesante revisar y airear estas viejas y nuevas portadas.

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Sassone, Felipe. El caso Manolete-(Y varias divagaciones taurómacas...)
Editorial Mediterráneo, 1943




Villa, Antonio de la. Manolete-Otra época del toreo
México. Editorial Leyenda, S.A., 1946



Urrutia, Julio de. La despedida de Manolete
Madrid, Editorial Radar, S.L., 1947



Martínez Gandía, Rafael (ed.). Vida, triunfo y muerte de Manolete
Madrid, Fotos Marca, 1947



García Santos, Manuel. ¡Manolete! El dolor de su vida y la tragedia de su muerte
Madrid, s.e., 1947



K-HITO. Manolete ya se ha muerto-muerto está que yo lo ví
Anaquel de Dígame, 1947



Castillo Casas, Juan. Manolete-Cumbre de la torería
México D.F., Editorial Pax-México, 1948



Puente, J.V. Arcángel-Novela del torero Manolete
Madrid, Rivadeneyra, 1960



José Luis de Córdoba. Manolete en el recuerdo
Córdoba, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1982 (3ª ed. 1987)



Mira, Filiberto. Manolete-Vida y tragedia
Valencia. Aplausos, 1984



Soto Viñolo, Juan. Manolete-Torero para olvidar una guerra
Madrid, delfos, 1986



Laguna, Paco. Tauromaquia de Manolete 
Córdoba. s.e.. 1987-1997 (Tomos I, II, III, IV y VII)



Narbona, Francisco. Manolete-50 años de alternativa
Barcelona, Espasa-Calpe, 1989 (Col. La Tauromaquia 21)



Miletich Berrocal, Juan Elías. Manolete en la plaza de toros de Lima
Lima, Rubicán editores, 1998



González Viñas, Fernando. Sol y sombra de Manolete
Barcelona. Berenice, 2002



Arco, Fernando del. Parnaso manoletista-800 poemas dedicados a Manolete
Madrid, Egartorre, 2006.



Medina, Tico. El día que mataron a Manolete.
Jaén. Almuzara. 2009



González Viñas, Fernando. Manolete-Biografía de un sinvivir
Jaén. Editorial Almuzara, 2011





lunes, 12 de diciembre de 2016

Manolete. La culminación de un sueño (X) ... Y México

Por José Francisco Coello Ugalde




Nota de LRI. Cuando se habla de Manolete, es inevitable hablar de México, de la relación de Manolete con México, de las tardes que toreó allí, de su estancia en ese país. Inevitable y necesario.

Si en España Manolete fue figura indiscutible del toreo (indiscutible pero después de ser muy discutido), en México, Manolete fue un dios, admirado por todos, empezando por sus propios compañeros.

Manolete llegó a México dispuesto a jugarse la vida y los públicos mexicanos, agradecidos, se le entregaron como no se le habían entregado algunos públicos españoles.

José Francisco Coello Ugalde, un gran aficionado e investigador quiso colaborar en la Charla Coloquio que se celebró bajo el cobijo de la Tertulia Taurina el Castoreño en el Círculo de la Amistad de Córdoba el pasado día 11 de noviembre, hace justo un mes, y nos permitió usar y difundir un fragmento del DVD de la UNAM: Los Orígenes, Cine y tauromaquia en México 1896-1945. 

Un fragmento con imágenes del Monstruo toreando en México, bajo el fondo musical de "La Feria de las Flores" (que a Manolete encantaba y que gustaba de tararear) y con comentarios del propio José Francisco que, así, pudo hacer presencia en el homenaje a Manolete representando a los aficionados mexicanos. 

Un honor para nosotros poder escuchar su voz y sus opiniones sobre el diestro de Córdoba.

Este es su testimonio.




jueves, 8 de diciembre de 2016

Manolete. La culminación de un sueño (IX) La crítica contra el Rey de los toreros

Por Antonio Luis Aguilera


Manolete. Dios del toreo (Fotografía de la web del Ayuntamiento de Alicante)

Nota de LRI: El día antes de nuestro paseo cordobés en memoria de Manolete, nuestro amigo Antonio Luis Aguilera nos hablaba, en magistral charla, con acierto y tino sobre la importancia de Manolete en el toreo venidero y sobre la inquina que sobre su figura desataron algunos aficionados, algunos críticos y, lo que es más penoso, algunos toreros de la época..

Hoy, en la distancia, esa actitud nos parece inconcebible e injusta, como también nos lo parece el trato que otros públicos y otros críticos dieron a toreros tan incontestables como Guerrita Joselito, por poner dos ejemplos señeros. 

Espero que la  ajustada enseñanza que hoy comparte con nosotros Antonio Luis Aguilera nos sirva a nosotros para no caer de nuevo en los mismos erroresLo espero, aunque, a la visto del trato que, en ocasiones, reciben los toreros y el toreo de nuestros días, lo dudo.

El texto de Antonio Luis Aguilera, publicado antes en el Diario Córdoba el 28 de agosto de 2012, es impagable.

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Manolete, dios del toreo

El 3 de noviembre de 2005, en la magnífica sede de la Tertulia Taurina “El Castoreño” del Círculo de la Amistad de Córdoba, con el auditorio lleno hasta la bandera y actuando como notario el historiador taurino Fernando Claramunt López, el matador de toros Ángel Luis Mejías Jiménez, último representante de la célebre dinastía de los Bienvenida, una de las más toreras de la historia, respondió con el señorío, sencillez y gallardía que le caracterizaban al ser requerida su opinión sobre la campaña antimanoletista emprendida por críticos y toreros para restablecer la “verdad” del toreo, poco tiempo después de que un toro de Miura matara al torero cordobés: 
Mire usted, si el toreo ha tenido un dios y una virgen, ése ha sido Manolete. Primero fue él y luego todos los demás. Lo que ocurre es que aquí hay mucha envidia y eso no se perdona. Desgraciadamente, en España hay muchos envidiosos


Contra Manolete

En sus dos últimas temporadas Manolete sufrió el hostigamiento del público. Se metían con él y le protestaban el precio de las entradas. No era de extrañar, pues críticos de la influencia de Gregorio Corrochano (Diario ABC) le habían llamado banquero en sus crónicas al verlo de espectador en la feria de Sevilla. 

Resulta sorprendente que un crítico tan conocedor como Gregorio Corrochano participase en dos de las campañas más injustas de toda la historia del toreo: Las iniciadas contra Gallito en 1919 y contra Manolete en el 46.. Luego quiso enmendarlo en sus libros postreros ("¿Qué es torear?" y "Cuando suena el clarín") pero el daño ya estaba hecho.

Por otra parte, toreros que gozaban del fervor de una crítica ortodoxa pero de escasas miras, nunca perdonaron al espada de Córdoba que les anticipara la retirada, como fue el caso de Marcial Lalanda, quien juzgaba a Manolete de torero corto que se desenvolvía bien con los toros chicos y afeitados, cuando precisamente fue él quien protagonizó un enorme escándalo en Valencia, al aparecer afeitada en los corrales de la plaza la corrida del Conde de la Corte prevista para su despedida de la afición de aquella ciudad, hecho que originó el arresto y consiguiente rapado al cero de su representante, como entonces era habitual

Manolete era el torero que más cobraba, porque era el que más se arrimaba. Precisamente por eso ocupaba el trono del toreo y mandaba en la Fiesta. Y como no podían pararlo, los envidiosos recurrieron a quienes sin escrúpulo propagaron que en él todo era truco y fraude. Sin embargo, la historia termina poniendo a cada uno en su sitio, por mucho que se empeñen en lo contrario algunos de los que la escriben. Basta comprobar cómo se toreaba antes de Manolete, examinando fotos de los toreros más influyentes de las primeras cuatro décadas del siglo XX, para verificar que se trata de un toreo de escasa reunión, con trasteos a la defensiva, donde la muleta balbucea un toreo de mayor sosiego, pero todavía desplaza al toro lo más lejos posible del sitio que ocupa el torero. El público aceptaba esta tauromaquia y veía como algo extraordinario cuando un toro propiciaba una actuación donde adquiría protagonismo la quietud de piernas

El toreo anterior a Manolete era -en general- un toreo de poco ajuste y escasa quietud (fotografía de un natural por alto de Vicente Pastor en la primera década del siglo XX, publicada hace unos días en Toro, torero y afición)
Quietud y ajuste

Por el contrario, analizando detenidamente fotografías de Manolete podemos observar que nos hallamos ante un toreo que no ha perdido actualidad. El ligado en redondo, donde el diestro deja venir al toro por su terreno natural para obligarlo a ir hacia atrás y hacia dentro, un planteamiento, que permite la ligazón de los pases, no fue descubierto por el inolvidable torero de Córdoba. Téngase en cuenta que en su formulación y desarrollo tuvieron mucho que ver matadores como Guerrita, Joselito y Chicuelo. Ahora bien, lo que sí hizo Manolete fue aceptarlo y adoptarlo como patrón de su modelo de faena y ejecutarlo ante todos los toros. De esta forma, asumiendo el riesgo que conllevaba no esperar a que saliera “su toro”, con una firmeza y regularidad impresionantes, implantó definitivamente el toreo ligado en redondo como la base técnica donde habría de cimentarse cualquier manifestación artística. 

Antes de él se hablaba de “parar, templar y mandar”, pero fue necesario su reinado para hallar el gozne que permitiera la implantación y desarrollo de esta célebre fórmula, atribuida a Belmonte, a la que le faltaban los verbos: “aguantar y ligar”. Manuel Rodríguez asume cada tarde el riesgo que supone, mientras los demás murmuran que está llegando muy lejos, porque a todos los toros no se les puede torear por naturales y, por supuesto, porque ninguno es capaz de aguantarle el pulso. 

Comentaba el matador de toros Rafael Jiménez Castro “Chicuelo”, hijo del gran maestro sevillano que otorgara la alternativa a Manuel
“Mi padre decía que Manolete fue el único torero al que había visto pararse con los toros gazapones”.
Manolete fue el primer torero de la historia que se paró de verdad con los toros que entraban en la muleta gazapeando. Sólo los aficionados saben el mérito y la verdad que eso supone. 

Unidad de estilo. Un sistema de torear novedoso

Sobran comentarios, pues cualquier aficionado sabe lo que eso significa. Sin embargo, no podemos pasar por alto que esta valiosísima opinión confirma que el toreo de Manolete tenía unidad de sistema porque lo aplicaba a todo tipo de toros.

El tiempo acabó desarmando a quienes interesadamente etiquetaron al espada cordobés de “torero corto”, como Marcial Lalanda, que fue “el más grande” en la letra de su pasodoble. A un torero de la solemne majestuosidad y hombría de Manolete no se le puede juzgar por el austero catálogo de suertes que practicaba. El torero cordobés no realizaba, ni falta que le hacía, quites como el de la mariposa, donde se le tocan las orejas al toro, ni necesitaba torear de rodillas para que el público vibrara. Sin embargo, ejecutó con singular pureza las suertes fundamentales de la tauromaquia, como la verónica  -reina del toreo a capote-, el natural -rey del toreo de muleta- y la estocada -reina de todas las suertes, llamada suprema porque en ella se pierde de vista la cara del toro cuando se entra a matar derecho y atacando arriba-. Sin concesiones a lo accesorio, Manolete ejecutó las suertes fundamentales en sus actuaciones. ¿Torero corto?

También Domingo Ortega, aprovechando que soplaban vientos a favor cuando Manolete ya no podía replicarle, conferenció sobre la “verdad” del toreo censurando al diestro que no adelanta la pierna contraria cuando se arranca el toro, porque no carga la suerte. Era una clara referencia al toreo de perfil del espada cordobés. Pero si la verdad del toreo se resumiera en esa acción de avance de la pierna de salida, todos los toreros, desde Manolete hasta nuestros días, habrían sido unos farsantes. Y no fue así. Conviene precisar que Manuel Rodríguez cargaba la suerte siempre que volcaba el peso de su cuerpo sobre la pierna de salida, que es la máxima expresión de entrega y dominio sobre el toro, sin que en ello tenga mucho o poco que ver que el compás permanezca abierto o cerrado. 

No tuvo discípulos Domingo Ortega, que basaba su faena en un intercambio de pases y pasos, en un toreo sobre las piernas, de avance con el toro, armonioso para quienes aceptaban esta forma de dominio y de menor valor para los que veían en su sistema una forma más o menos elegante de irse al rabo

Por el contrario, todos los toreros adoptaron para expresar su arte el sistema de toreo ligado en redondo consolidado por el torero cordobés, donde el lidiador, con el compás abierto o incluso retrasando ligeramente la pierna de salida, deja venir al toro por su camino natural para, sin quebrar su viaje hacia afuera, llevarlo hacia atrás y hacia adentro, y con un giro de talones resolver la colocación para ofrecer nuevamente la muleta y ligar los muletazos. 

Ninguna campaña pudo evitar que la sombra de Manolete siguiera agigantándose en la historia de la Fiesta, porque como escribió “Clarito”: 
“El toreo está tan lleno de Manolete como los cielos y la tierra de la voluntad de Dios”.
Frente a la inquina de algunos aficionados, algunos críticos y algunos toreros, los públicos reconocieron mayoritariamente en España y, sobre todo, en México la categoría y grandeza de este dios del toreo (Manolete en Alicante. Fotografía publicada en la web del Ayuntamiento)