Iván Fandiño. El gesto del torero celebrando el triunfo tras su faena al tercero de la tarde, transmite la misma decisión y firmeza que tuvo en la cara del toro.
Sevilla, 24 de abril de 2012
Toros de Victorino Martín para Iván Fandiño y Davis Mora (mano a mano)
La corrida del día 24 de abril en Sevilla supuso muchas cosas pero la primera (para mí muy importante) la recuperación de la ganadería de Victorino Martín quien –aun sin éxito de clamor- hacía varios años que no daba en esta plaza un encierro de tanto interés.
Cierto es que, tampoco en esos años, los toros de Victorino habían encontrado a ningún torero con la disposición, firmeza y capacidad con que se condujo toda la tarde Iván Fandiño. El toro de Victorino es un toro muy exigente y exige toreros muy dispuestos, lo que no siempre es fácil para los diestros encargados de matar estas corridas.
Pero cuando se encuentran un toro y un torero, la Fiesta luce en su máximo esplendor y (aunque sin la apoteosis de otros días) el aficionado y el público sale de la plaza más que satisfecho de lo visto y vivido. Eso ocurrió el martes en Sevilla.
Bueno será, por ello, que nos detengamos en repasar tranquilamente lo que pasó en el ruedo de la Maestranza la tarde de los Victorinos, empezando como es lógico por el comportamiento de los toros para después analizar en función de estos la actuación del torero.
Pero antes de eso, lo mejor será dedicar varias entradas del blog para hablar con detalle del comportamiento en general de los toros de esta ganadería, de este encaste tan distinto a los demás, comenzando por la historia de esta ganadería que se remonta nada menos que a 1827.
El tercero de la tarde Cobratero. Número 50. Nacido en marzo de 2007. Un precioso toro cinqueño (el único de la corrida) que fue aplaudido en el arrastre.
El toro de Victorino. Un toro distinto
No sólo cada encaste sino, probablemente, cada ganadería tiene sus propias características. Y esto se refiere no sólo a sus hechuras sino, sobre todo, a su comportamiento, a la forma de actuar en el ruedo y, en especial, a su forma de embestir pues los toros, como decía (parece que con fundamento) Ignacio Sánchez Mejías, “tienen la personalidad del ganadero” o sea que sacan el carácter de su criador.
Ignacio Sánchez Mejías, sin duda uno de los toreros de más acusada personalidad opinaba que el comportamiento del toro se adecuaba a la personalidad de su ganadero (Fotografía de 1922 después de su retirada)
En el origen está Lesaca
Los toros de Victorino Martín cumplen fielmente la regla citada.
Para empezar, por su procedencia Lesaqueña (vía Saltillo-Albaserrada) que les diferencia radicalmente, según la mayoría de los estudiosos del toro bravo, del resto de ganaderías de entronque Vistahermosa que es la raíz común al 90% de la cabaña actual.
Y eso que al toro de Lesaca se le considera también de raíz Vistahermosa. Pero lo cierto es que su comportamiento es muy distinto al resto de sus supuestos hermanos genéticos.
Lo que resulta indudable es que los toros de Lesaca (los de Pedro José Picavea de Lesaca, quien fue alcalde de Sevilla) ganaron rápidamente cartel pues eran toros cárdenos y de escasa presencia, pero de desbordante casta y bravura.
La casta y bravura de la embestida de una res de origen lesaqueño ante el capote de Juan José Padilla en un tentadero en la finca de Moreno de la Cova propietario actual del hierro de Saltillo (Fotografía de Tierras Taurinas. Opus nº 2)
Aunque su nombre ha pasado a la historia, la ganadería estuvo a nombre de Picavea de Lesaca muy pocos años. Tan sólo de 1827 (cuando la compra a Salvador Varea) hasta 1830 (en que fallece) pues, en adelante, los toros se lidiaran a nombre de su viuda Isabel de Montemayor, quien la vendió al Marques de Saltillo en 1854.
Antonio Rueda y Quintanilla, primer Marqués de Saltillo
Saltillo. El mejor toro del mundo
En manos de la familia Saltillo estos toros ganaron fama imperecedera. Guerrita llegó a decir que eran los “mejores toros del mundo”
A partir del 1878, la ganadería se anuncia a nombre de la viuda marquesa de Saltillo pero todavía dejando bien claro –pese a los años transcurridos- su procedencia Lesaca (La fecha del cuadro es la de presentación de la ganadería lesaqueña en Madrid).
Y lo que son las cosas, los Saltillos fueron denostados, denigrados y choteados (tildados de chotos, vamos) por los aficionados conspicuos y por los críticos dogmáticos de la época (¡No hay nada nuevo bajo el sol!). Si en su día se hubiera hecho caso de estos intransigentes y se hubiera enviado la ganadería al matadero (como pidieron muchas veces), hoy no podríamos disfrutar de las magníficas embestidas de los toros de Victorino, del son del toro mexicano o del intríngulis de los del encaste Santacoloma.
Guerrita remata un quite a un toro de Saltillo en Valladolid. Es el 19 de septiembre de 1899 y el Guerra, a muy pocos días de su retirada del toreo, está muy confiado ante un toro de su ganadería predilecta.
Uno de los que mejor ha contado toda esta historia y la evolución de las ganaderías ha sido Domingo Delgado de la Cámara. Su libro Avatares históricos del toro de lidia es imprescindible en la biblioteca de cualquier aficionado ya que es la primera vez que se nos ha sabido explicar la historia de las ganaderías en clave evolutiva, en función de la adaptación de las reses al tipo de lidia propuesto por los toreros en cada momento de la historia del toreo.
Toros de Saltillo en los corrales de Nimes, lidiados por Guerrita y Lagartijillo el 24 de septiembre de 1899. Como se ve en la fotografía, los toros –aunque con pitones- lucen unas hechuras nada aparatosas. Como curiosidad, el toro situado más a la izquierda (lidiado en quinto lugar) era de pelo berrendo en cárdeno, una pinta nada habitual en esa ganadería.
Los conceptos relativos al toro (trapío, bravura, etc.) son conceptos nada estáticos sino –pese a quien pese- en continua evolución. Los ganaderos han ido adaptando el toro en cada momento a lo que demandaban los públicos y los toreros. Ese proceso dialéctico le ha dado a la historia del toreo un interés que no tendría en caso contrario. Ha sido Domingo Delgado de la Cámara quien, con su entusiasmo habitual, mejor ha sabido contárnoslo.
Avatares históricos del toro de lidia de Domingo Delgado de la Cámara (Alianza Editorial, 1ª edición, Madrid, 2003) el mejor estudio hasta la fecha sobre la evolución del toro de lidia en función del toreo de cada época.
Según Domingo Delgado la historia oficial en lo que se refiere a la supuesta procedencia Vistahermosa del toro de Lesaca-Saltillo no es creíble pues el comportamiento de esas reses (las de Saltillo y las de Vistahermosa) es tan diferenciado que su origen debe ser distinto.
Para Domingo, los toros de Saltillo son diferentes del resto de Vistahermosa no solo en hechuras (menor esqueleto, flacucho, sin papada y con poco morrillo, de pelo cárdeno y astas breves tirando a veletas) sino también –lo que es más importante- en comportamiento (mucho más agresivo que la nobleza de que hace gala el resto de la familia Vistahermosa) pues su embestida lo es al paso y humillando mucho (no galopando).
La embestida humillada y agresiva de un toro de Piedras Negras (Un saltillo mexicano) a la muleta del Pana quien lo lleva muy toreado y embebido en sus vuelos (Fotografía de la revista Tierras Taurina. Opus nº 2)
Las diferencias están claras. Lo que no está nada claro es el origen de las mismas
Una hipótesis supone origen navarro al toro de Saltillo-Lesaca (Lesaka es apellido vasco). Podría ser aunque no es seguro. Desde luego, la comparativa entre el encierro navarro de Espoz y Mina (foto superior, ya publicada en este blog) y los toros mexicanos de Atenco (foto de abajo publicada –junto con la anterior- en el magnífico blog Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas de Jose F. Coello Ugalde) es cuando menos sorprendente. Sin embargo, el toro navarro era o es colorado mientras que el Saltillo es mayoritariamente cárdeno.
El toro de Albaserrada-Victorino
Saltillo ha llegado a nuestros días de dos formas. Una, por vía directa (la de los saltillos de la familia Félix Moreno Ardanuy y los saltillos mexicanos) y otra, por vía indirecta, mediante la mezcla (explosiva) que hizo el Conde de Santacoloma con el toro de Ibarra y que, por ese exceso de chispa que no le gustó, transmitió y cedió inmediatamente a su hermano, el Marqués de Albaserrada.
De Albaserrada pasó la ganadería posteriormente y, tras varias vicisitudes (José Bueno-Escudero Calvo), a Victorino Martín.
Espectacular estampa de un toro de Santacoloma resultante del cruce de Ibarra con Saltillo (Esta fotografía y la anterior son de la revista Tierras Taurinas. Opus nº 3 de André Viard). Según la opinión mayoritaria, los toros de ese cruce (que fueron los que cedió el Conde Santacoloma a su hermano, el Marqués de Albaserrada) conformarían la base de la actual ganadería de Victorino Martín.
Hay quien discute la tesis de la mezcla de Ibarra con Saltillo en manos de Santacoloma. Según Domingo Delgado de la Cámara, el Conde (de Santacoloma) le endosó a su hermano el Marqués (de Albaserrada) las reses de Saltillo y se quedó mayoritariamente con las de Ibarra. Las reses cruzadas serían, en realidad, muy pocas.
El Conde de Santacoloma (sentado, con barba) acompañado por sus tres hermanos (el de su izquierda es el Marqués de Albaserrada, a quien cedería parte de su ganadería).Con independencia de las distintas teorías sobre el porcentaje Saltillo en Santacoloma, lo innegable es el carácter asaltillado del toro de Albaserrada.
¿El Saltillo es más bravo?
Sea el toro de Victorino (Albaserrada) Saltillo puro o Saltillo cruzado con Ibarra, lo innegable es la importante proporción de sangre saltillo (y por tanto, lesaqueña) que corre en sus venas.
Llegados a este punto y comparados el comportamiento del toro de Saltillo con el de la línea Ibarra-Murube-Parladé, surge la duda de cual de los dos es realmente más bravo. No más listo o fiero o más noble, sino más bravo. ¿El toro de Saltillo que pervive en algunas –pocas- ganaderías? ¿O el toro de Vistahermosa que hoy se impone como encaste predominante?
Andrés Vázquez con Baratero. Un Victorino -ya mítico- de impresionante bravura y nobleza (Madrid, 1969).
Damos, otra vez, la palabra (polémica en este caso) a Domingo Delgado quien se decanta (¡sorpresa!) por el toro de Ibarra-Murube-Parladé al que considera más noble (lo que es indiscutible) pero también más bravo (lo que tiene mucho que discutir). Estos son sus argumentos:
“Se bien que afirmar que los toros de Murube-Ybarra-Parladé son los más bravos puede sonar a herejía en los oídos del aficionado bien pensante del torismo-militante. Pero por una vez, y sin que sirva de precedente, hagamos el esfuerzo de mirar las cosas sin prejuicios.
Se valora mucho el picante y la listeza de los Saltillo-Santacolomas. Desde luego es emocionante, pero ¿no es una forma de mansedumbre solapada? El toro que se queda por debajo y busca las zapatillas del torero hace mucho menos esfuerzo que el que embiste hasta el final. Igualmente se hace menos esfuerzo cuando se embiste andando que cuando se embiste galopando.
Además, la bravura es ingenua. El toro inteligente pronto llega a la conclusión de que no le van a engañar más. Entonces llegan las embestidas tobilleras buscando el bulto. El toro inteligente se reserva, y la bravura no debe tener reservas. La bravura es la entrega hasta la muerte. Y yo, cuando veo esos Santacolomas de media arrancada, me parecen listos, pero no bravos.
Por tanto, el toro que ha predominado es el más bravo, el que embiste sin reservas y sigue la muleta hasta el final […] aquel que conserva la capacidad de embestir hasta el final, y que con su nobleza ha permitido que el toreo sea una de las bellas artes.
No hay bravura sin nobleza”.
Hasta aquí, Domingo Delgado. Sea cierto o no lo que afirma, lo importante, y lo que me interesa, es que el comportamiento del toro de Lesaca-Saltillo-Albaserrada-Victorino es muy diferente al de Murube-Ibarra-Parladé, que es el encaste que hoy predomina.
Y el corolario obligado es que, si su comportamiento es distinto, también deberá ser distinta la forma de torearlo.
¿Cuál es esa forma? Lo veremos en la siguiente entrega.
Noviembre de 1971. El salmantino Juan José triunfa en Madrid con Cigarrero, magnífico toro de Victorino Martín. ¿Como se debe torear al toro de Victorino?
(Continuará…)